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Los activos no cotizados llegan a las carteras

Vehículos de capital riesgo o fondos de fondos son las dos mejores opciones para el inversor particular

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Las palabras activos alternativos suenan cada vez más en las carteras de los inversores, conscientes de que las reglas tradicionales de la inversión están cambiando y hay que buscar estrategias que permitan diversificar, no depender de los vaivenes del mercado y, en definitiva, lograr rentabilidad.

Pero hay más cambios. Si bien hasta ahora eran los institucionales los que monopolizaban estas apuestas en activos no cotizados, el inversor individual ha empezado a mostrar interés. Y eso pese a que implica unas inversiones iniciales elevadas (normalmente a partir de los 100.000 euros) y, además, son de naturaleza bastante ilíquida, ya que las apuestas suelen ser de largo plazo, de entre 7 y 10 años.

Su principal atractivo es que no dependen de los mercados tradicionales, aunque requieren un patrimonio considerable

“El actual escenario económico de tipos está provocando cambios en todos los ámbitos. El inversor tradicional está moviéndose hacia oportunidades de inversiones en parcelas que hasta hace poco estaban, casi exclusivamente, reservadas a grandes patrimonios. Hoy el rango se ha ampliado y son muchos más los inversores que pueden tener exposición a estos mercados a través de fondos y sociedades de capital riesgo”, dice Marta García Prieto, responsable del área de inversión alternativa de Renta 4 Gestora.

Tradicionalmente se entendía que una cartera financiera debía tener posiciones en Bolsa y en renta fija y no se contemplaba la posibilidad de incluir otro tipo de activos, pero en los últimos años “cada vez es más habitual que los inversores particulares incluyan fondos de inversión que se dedican a invertir en el sector inmobiliario o en capital riesgo. Los asesores financieros han ampliado su campo de asesoramiento y ya no solo tratan con sus clientes la evolución de la Bolsa o la renta fija, sino que gran parte de su labor incluye el asesoramiento sobre inversiones en economía real”, observa Rafael Soldevilla, director de productos y servicios de A&G Banca Privada.

Descorrelación

La principal ventaja de la inversión alternativa es la descorrelación con los dos principales activos de inversión que son la renta fija y las acciones, por lo tanto, “pueden ofrecer una diversificación útil en un entorno de bajos tipos de interés y crecimiento anémico”, describe Javier Hombría, profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB.

También Almudena Mendaza, directora de ventas de Natixis IM para Iberia, cree que en un entorno en el que no se esperan grandes retornos en las clases de activos tradicionales, estas “proporcionan la ventaja de completar la cartera de los inversores, aportando diversificación, descorrelación y protección de la rentabilidad frente a los vaivenes del corto plazo”.

La diversificación que aportan mejora el perfil rentabilidad-riesgo de la cartera

“Las compañías en que los fondos de private equity invierten no son ajenas al ciclo económico, pero la flexibilidad dada al gestor y las palancas sobre las que se empieza a actuar desde la adquisición han permitido rentabilidades históricas medias superiores a las de la renta variable tradicional y descorrelación frente a todos los productos de inversión tradicionales”, asegura la experta de Renta 4, que resalta que este tipo de inversión está orientada siempre al largo plazo.

De hecho, el gestor suele contar con un mandato de inversión de entre 7 y 10 años y “sabe que no se verá obligado a malvender activos en el peor momento y puede, por tanto, gestionar el negocio para optimizar la venta en tiempo y forma”.

A su favor también juega, según Paloma Ybarra, responsable del área de relación con inversores en Altamar Capital Partners, que tienden a ser inversiones presentes en los sectores más innovadores y con mayores tasas de crecimiento.

Las inversiones son siempre a largo plazo y exigen como mínimo unos 100.000 euros

“Adicionalmente, la gestión activa que implementan estas empresas y activos, junto con un alto nivel de alineamiento de intereses a largo plazo entre el equipo directivo de las compañías y los inversores, han probado ser las mejores herramientas a la hora de generar rentabilidades superiores respecto a otras clases de activos, incluso en los entornos más desfavorables”, remarca. En definitiva, estas estrategias aportan un elemento de diversificación que mejora el perfil rentabilidad-riesgo de la cartera.

Desde el área de productos de Banca March creen que el empeño de los bancos centrales en evitar la recesión “ha llevado a la renta fija a ofrecer una rentabilidad inexistente, por lo que este activo, que tradicionalmente estaba presente en las carteras de los clientes para preservar el capital y descorrelacionar, ha dejado un espacio que las estrategias alternativas están llamadas a ocupar”.

La opción europea

ELTIF. Para responder a esta creciente demanda, las firmas han desarrollado opciones que permiten a los inversores minoristas acceder a este tipo de inversiones. Por ejemplo, tal y como menciona Manuel Gutiérrez-Mellado, responsable del negocio institucional de BlackRock para España, los vehículos ELTIF, siglas de European Long Term Investment Fund (Fondo de Inversión a Largo Plazo Europeo), que “acercan a los inversores minoristas la posibilidad de invertir en activos europeos ilíquidos a largo plazo”. Se trata de un vehículo con una fecha de vencimiento predefinida, desarrollado por la UE a través del Plan Juncker, y que busca canalizar capital hacia las empresas europeas de pequeño y mediano tamaño.

¿Cómo hacerlo? La entidad, que recientemente ha reforzado su oferta en este tipo de gestión con una alianza con la entidad suiza Banque Syz, ha desarrollado dos soluciones que invierten en distintas estrategias y con diferentes gestores “con el objetivo de generar una rentabilidad en línea con la que obteníamos antaño de la renta fija y asumiendo un riesgo similar”.

En concreto, apuestan por fondos y fondos de fondos en el marco regulatorio UCIT “que, por un lado, restringen el tipo de inversiones y el grado de apalancamiento que pueden tener los fondos, pero por otro da mucha transparencia y un marco regulatorio estable”.

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Fórmulas para iniciarse en estas estrategias

Dentro de la inversión alternativa, generalmente centrada en activos no cotizados, se incluyen fondos de inversión inmobiliaria, de infraestructuras, entre los que destacan las de energías renovables; de capital riesgo tradicional, de venture capital, que invierten en startups normalmente ligadas a nuevas tecnologías; biotecnológicos, etc., resume Rafael Soldevilla, director de productos y servicios de A&G Banca Privada.

“Al inversor español siempre le ha gustado invertir en el ladrillo y va a seguir comprando inmuebles, sin embargo, para llevar a cabo inversiones que aparentemente son sencillas también se están aportando soluciones sofisticadas a través de vehículos profesionalizados”, indica Soldevilla. Por ejemplo, si quisiese tener exposición al mercado inmobiliario europeo “le va a resultar mucho más eficiente hacerlo a través de un fondo de inversión que mediante la compra directa de un activo”.

Para otro tipo de inversiones, los fondos de capital riesgo pueden ser la única solución, según este experto. Por ejemplo, “es muy complicado para un inversor tradicional invertir en energías renovables o en compañías de Silicon Valley que no cotizan en mercados organizados.

“En Altamar somos partidarios de siempre buscar una diversificación suficiente de fondos y gestores para minimizar el nivel de riesgo asumido para un mismo objetivo de rentabilidad”, apunta la responsable del área de relación con inversores, Paloma Ybarra. Dada la complejidad del análisis y el difícil acceso a los mejores gestores, “nuestra recomendación es que los inversores accedan al activo o los activos que mejor se adapten a sus necesidades a través de la figura del fondo de fondos y de la mano del gestor más adecuado”.

Pero ¿qué es más apropiado para el inversor particular, normalmente de perfil algo conservador? La responsable de inversión alternativa de Renta 4 Gestora, Marta García Prieto, hace tres recomendaciones: fondos de infraestructuras –“invierten en activos fáciles de entender y con flujos de caja estables”–, los fondos que invierten en otros fondos –“ofrecen una enorme diversificación final en los activos subyacentes, por lo que puede ser un producto adecuado para un inversor prudente”– y fondos directos de private equity (empresas privadas) en determinados segmentos.

En este último caso, según García Prieto, la clave es identificar aquellos nichos de mercado donde la competencia sea menor. “En este sentido, creemos que los fondos que invierten en compañías pequeñas o medianas son más interesantes que los megafondos”.

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