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Cumbre del Clima
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Cumbre del Clima

La regulación del mercado de carbono se aplaza a 2020

La Cumbre del Clima recoge la ambición climática, los mecanismos de pérdidas y daños y la financiación

Carolina Schmidt, ministra chilena de Medio Ambiente y presidenta de la Cumbre del Clima número 25 (COP25), el domingo 15 de diciembre en Madrid en la conclusión del evento.
Carolina Schmidt, ministra chilena de Medio Ambiente y presidenta de la Cumbre del Clima número 25 (COP25), el domingo 15 de diciembre en Madrid en la conclusión del evento.Reuters

La futura regulación de los mercados de carbono se ha pospuesto para la próxima Conferencia, aunque en la cumbre de Madrid se han conseguido importantes "avances" sobre el sistema que debe ordenar el comercio de derechos de emisión en todo el mundo.

La regulación de esos mercados (el Artículo 6 del Acuerdo de París) ha sido desde el comienzo de la cumbre uno de los principales escollos para lograr un acuerdo, según Efe.

Durante toda la conferencia han persistido dos grandes escollos relacionados con los mercados de carbono: uno, el referido a la doble contabilidad que algunos países quieren evitar; y, otro, el relativo a la transición de los remanentes de derechos de emisiones que algunos Estados conservan del Protocolo de Kioto y que pretenden mantener en la transición al Acuerdo de París.

La Presidencia chilena de la cumbre y Brasil han mantenido durante los últimos días un pulso respecto a la regulación de esos mercados en el artículo 6 del Acuerdo de París.

La Unión Europea aceptó abrir un plazo de transición para reconocer los bonos antiguos hasta el año 2023, pero Brasil ha insistido en que se alargue ese periodo transitorio al menos hasta el año 2025, según han informado a Efe fuentes de la delegación chilena, que han destacado el "esfuerzo y la flexibilidad" que ha realizado la Presidencia para tratar de buscar consensos en este asunto.

Los textos que se han avanzado durante la cumbre de Madrid se consideran, por parte de la Presidencia chilena, "buenos avances" desde el punto de vista técnico.

Sin embargo, se requieren todavía algunos ajustes entre las diferentes visiones de las partes, en concreto sobre lo que se refiere al apoyo financiero obligatorio para los países más vulnerables, para evitar la doble contabilidad y para determinar ese proceso de transición de Kioto a París.

Como las diferencias no se han limado por completo, la presidencia chilena ha pospuesto una posible solución hasta la próxima Conferencia (COP26), que se celebrará en Glasgow, han informado las mismas fuentes de la presidencia chilena.

Los textos en lo que se ha avanzado no se han sometido a votación, ya que si se votaban y no se aprobaban decaían por completo, y la Presidencia chilena considera que son una buena base de partida para avanzar en las próximas citas.

También se ha referido a ese trabajo en la regulación de los mercados de carbono la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

"Se trabajó intensamente para asegurar unos mercados de carbono globales que aseguren una contabilidad robusta respetuosa de la integridad ambiental. Algunos no se sintieron cómodos, así que queda pendiente para el año que viene", ha señalado Ribera en su cuenta de la red social Twitter.

Próximo año

Por lo tanto, los estados deberán presentar a lo largo del año próximo sus nuevos compromisos nacionales de reducción de emisiones. Durante el plenario que ha comenzado cerca de las 10.00 (hora española), Brasil estuvo a punto de echar por tierra el acuerdo por su oposición a incluir dos artículos, el 30 y el 31, relativos al papel de los océanos y de los suelos, según Europa Press

Tras un intenso debate, en el que todos los países que intervinieron subrayaron la importancia de estos dos artículos y la moderación y equilibrio de su redacción, así como el esfuerzo que ha supuesto en las dos semanas de negociaciones, Brasil aceptó mantener lo relativo a suelos pero no océanos y, finalmente, en una nueva ronda de debate en la que incluso se opuso a su postura su vecino Argentina, el país presidido por Jair Bolsonaro aceptó mantener el texto final "en consideración" de Tuvalu e Indonesia.

El texto expresa la "urgente necesidad" de aumentar la ambición de los compromisos nacionales de reducción de emisiones para luchar contra el cambio climático en 2020, de acuerdo con el calendario que en 2015 fijó el Acuerdo de París y expresa que esos nuevos compromisos deben superar la actual brecha que existe con los actuales, con los que la temperatura global podría superar los 3ºC de incremento.

En ese sentido, reivindica la coherencia de la ambición de los países con lo que pide la ciencia y lo que la población mundial exige en las calles y reconoce también la acción climática del resto de actores no gubernamentales a las que anima a incrementar y generalizar estrategias compatibles con el clima.

También, el documento compromete a los países a trabajar y a profundizar en las respuestas contra los daños "irreversibles" que provoca el cambio climático en los países más vulnerables en el marco del Mecanismo de Varsovia de Pérdidas y Daños e incluye un nuevo plan en materia de género que permitirá en el futuro dar respuesta a los efectos del cambio climático que son desiguales para las mujeres y niñas.

En la madrugada la presidenta chilena de la COP25, Carolina Schmidt, pidió la facilitación de la ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, para desbloquear esta cuestión, así como el Mecanismo de Varsovia para compensar las pérdidas y daños y la financiación.

El papel de la ministra española

Teresa Ribera ha destacado que el mandato "es claro" y los países deberán presentar sus contribuciones nacionales más ambiciosas que la actuales en el año próximo. "Es importante responder a las demandas de la gente y de la Ciencia, y comprometernos a hacer más y más rápido", ha insistido. En el resultado final queda expresado que todos los actores deben hacer más y hacerlo más rápido contra la emergencia climática y según ha manifestado la ministra española, este documento es "la base" que permite actuar "ya".

"El tiempo de la acción es ahora", ha sentenciado al tiempo que considera que las Cumbres del Clima ya no son solamente un foro para establecer las reglas, sino que en Madrid se ha iniciado una nueva etapa que "requiere de más acción y de más actores". Por ello, celebra que el resultado de la cumbre "refleja" lo que se pretendió con el Acuerdo de París.

"Está ocurriendo: los diferentes sectores están pasando a la acción. Buena parte de ellos han venido a mostrar por qué quieren asociarse al proceso de descarbonización, formar parte de él y lograr que vaya más rápido", ha destacado la ministra. Por otro lado, fruto de esta COP es la Red de Santiago, que permitirá "catalizar" la asistencia técnica de organizaciones y expertos a estos países vulnerables, con el fin de mejorar su capacidad para responder a los efectos del cambio climático.

Precisamente esta era una de las reclamaciones de los pequeños estados. En cuanto al plan de acción de género, otra de las cuestiones controvertidas de estas dos semanas, el texto señala que se desarrollarán medidas para respuestas al efecto desigual del cambio climático en mujeres y niñas, y a promover su papel como agentes del cambio. El plan se revisará en 2025.

El documento final aprobado reivindica el papel del conocimiento científico como eje principal que ha de orientar las decisiones en materia de cambio climático y para aumentar la ambición de los países y el resto de actores, al tiempo que agradece la aportación del Panel de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC) así como sus informes especiales publicados en el último año, sobre suelo y océanos.

"Aún en contextos globales complejos, la COP25 no ha dejado caer la agenda climática en un momento fundamental para la implementación del Acuerdo de París. Al contrario, ha hecho exhibición de un multilateralismo activista", ha agregado. Otro de los compromisos alcanzados, en respuesta a los informes especiales del IPCC, es que en el mes de junio de 2020 se celebrará un diálogo de océanos y otro de suelos. El texto reconoce también el papel de las soluciones basadas en la naturaleza para intentar cumplir el objetivo de 1,5ºC.

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