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JUBILACIÓN

¿Cómo puedo ahorrar para vivir la jubilación que siempre he deseado?

Desde los planes de pensiones, pasando por los seguros de ahorro, hasta las rentas vitalicias. ¿Cuál es el mejor producto para la jubilación? Dependerá de nuestras circunstancias y objetivos

Pensar en la jubilación no es una tarea fácil. Todos, en algún momento, nos hemos imaginado cómo podría ser nuestra vida cuando ya no trabajemos. Quizás nos hemos visto viajando por el mundo, con una segunda residencia cerca del mar, emprendiendo un nuevo negocio o volviendo a estudiar. Puede que todo esto solo sean ideas y que no nos hayamos parado a pensar de verdad qué nos gustaría hacer y si vamos a tener suficientes recursos económicos para hacerlo.

La realidad es que a la gran mayoría de nosotros nos preocupa no poder mantener, al menos, el mismo nivel de vida que tenemos en la actualidad cuando estemos jubilados. Nos preocupamos, pero no nos ocupamos tanto. Según la encuesta de jubilación y longevidad que realizamos en Abante el año pasado, el 56% de los ahorradores españoles considera que no está haciendo lo suficiente para mantener el nivel de vida durante la jubilación.

La importancia de planificar con tiempo

Cuando tenemos un horizonte temporal tan largo por delante nos suele costar ahorrar e invertir. Por eso, el primer paso para tomar las riendas de nuestra jubilación es trazar un plan hoy para evitar preocuparnos en el futuro.

En el actual escenario en el que nos encontramos, con vidas más largas y unas pensiones públicas que pueden ser más menguantes con el paso de los años, elegir un producto financiero que nos dé la rentabilidad que necesitamos resulta fundamental para poder cumplir nuestros objetivos.

Por ello, antes de decantarnos por un determinado vehículo de inversión, debemos pensar para qué queremos invertir, cuándo vamos a necesitar ese dinero, cuál es nuestro punto de partida y cuánto podemos ir ahorrando. Respondiendo a todas esas preguntas cuantificaremos nuestro objetivo y sabremos cuál es nuestro déficit y, en consecuencia, la rentabilidad final que le tendremos que pedir a los mercados financieros.

¿Qué producto me conviene? De los planes de pensiones a las rentas vitalicias

El producto más conocido para ahorrar para la jubilación es, sin lugar a duda, el plan de pensiones, pero ¿sabemos realmente cuáles son sus características? Lo primero que debemos tener en cuenta es que se trata de un producto de previsión social que está diseñado, exclusivamente, para ahorrar para cuando nos retiremos del mundo laboral y que puede ser individual, de asociados -lo promueve una asociación o un colegio profesional- o de empleo -lo promueve una empresa para sus empleados-.

Su principal ventaja es que goza de una fiscalidad muy ventajosa en el momento de la aportación. Los contribuyentes, cada año, podemos aportar un máximo de 8.000 euros -es el límite financiero- pero nos podemos deducir la menor de estas dos cantidades: 8.000 euros o el 30% de los rendimientos del trabajo, por lo que, si nuestro límite fiscal es inferior a esos 8.000 euros no nos interesaría aportar por encima, porque no nos podríamos deducir la cantidad extra y, sin embargo, luego en el rescate tributaríamos por el total como renta del trabajo.

¿Qué supone esta ventaja fiscal? Diferimos el pago del impuesto hasta el momento del rescate, cuando, por lo general, tenemos un tipo impositivo más bajo al estar jubilados por lo que pagamos menos impuestos. Además, al diferir el pago del impuesto podemos invertir en otro producto financiero la cantidad que cada año nos devuelve Hacienda, generando así más intereses y logrando, al final, un capital mucho mayor. Otro factor a tener en cuenta respecto a la fiscalidad es que los partícipes de los planes de pensiones podemos cambiar de plan sin tener que pagar impuestos, solo rendimos cuenta con el fisco cuando rescatamos.

Una de las mayores críticas de los planes de pensiones es que son productos ilíquidos y lo son, precisamente, porque están pensados para que tengamos un dinero extra que complemente nuestra pensión cuando estemos jubilados y no antes. Con todo, además de las contingencias de jubilación, fallecimiento, dependencia o incapacidad, hay una serie de supuestos excepcionales de liquidez por los que podremos retirar nuestras aportaciones antes de tiempo: enfermedad grave, paro de largo duración y a partir del 1 de enero de 2025, cuando las aportaciones tengan una antigüedad mínima de 10 años.

¿Y cómo podemos rescatar nuestro dinero? El rescate lo podemos hacer en forma de renta, de capital o de forma mixta, por lo que siempre tendremos que evaluar qué estrategia -fiscalmente hablando- es la que más nos conviene. Aquí hay que recordar que si rescatamos el dinero en forma de capital podemos aplicarnos -bajo unos límites temporales- una deducción del 40% en las aportaciones realizadas antes de 2007. Por ejemplo, los que se jubilaron en 2011 y en 2017 tienen hasta el 31 de diciembre de este año para rescatar su plan y aplicarse esa deducción.

Aunque el plan de pensiones es el producto más popular para planificar la jubilación, la realidad es que no es el único y hay otros productos que comparten algunas de sus ventajas. Es el caso del plan de previsión asegurado (PPA), que es un tipo de seguro de vida ahorro que tributa igual que el plan de pensiones -con los mismos beneficios fiscales-, y que se puede rescatar por las mismas contingencias y supuestos excepcionales de liquidez. Se diferencian en que el PPA, por ley, tiene que ofrecer una rentabilidad mínima garantizada en el momento del vencimiento.

Vehículos que están ganando peso

Los PIAS y los planes de ahorro 5 eran, hasta hace unos años, dos de los grandes desconocidos de la inversión para la jubilación.

El primero, el plan de ahorro sistemático (PIAS) está ganando cada vez más espacio en las inversiones de los españoles. Su propósito es construir un capital para la jubilación -en un plazo mínimo de cinco años- y, además, la rentabilidad acumulada hasta el momento del rescate estará exenta de tributación, siempre, eso sí, que el rescate se realice en forma de renta vitalicia. Los PIAS son líquidos a partir del quinto año de vida y tienen un límite de 8.000 euros en las aportaciones anuales y de 240.000 euros durante toda la vida del producto. Respecto a la rentabilidad que ofrecen, hay que tener en cuenta que hay PIAS sin rentabilidad garantizada -tipo United Linked-, y otros que están pensados para inversores con más aversión al riesgo, ya que sí ofrecen una rentabilidad mínima garantizada.

Por su parte, el plan de ahorro 5 (PA5), se remonta a la reforma fiscal de 2014. Puede adoptar la forma de cuenta de ahorro (CIALP) o de seguro (SIALP) y garantiza el 85% del capital, por lo que está únicamente pensado para los inversores más conservadores que esperan una rentabilidad cercana a la inflación. ¿Más características? Solo se pueden aportar 5.000 euros como máximo cada año y, al igual que en el PIAS, no podemos retirar nuestro dinero antes del quinto año. Después, cuando hacemos el rescate, no tributaremos por los rendimientos obtenidos.

La oferta de productos para la jubilación concluye con las rentas vitalicias, que incluyen el capital aportado más el pago de un interés. Son una modalidad de seguro de vida ahorro en la que la aseguradora, a cambio de una prima única, nos garantiza una renta periódica de forma inmediata o diferida. Además de su fiscalidad ventajosa, una de sus ventajas es que nos ayuda a dosificar nuestro ahorro: recibimos una menor cantidad de dinero, pero lo hacemos de forma periódica y de por vida.

Con toda la información en nuestra mano, lo que debemos tener en cuenta siempre es que no hay una receta única. El mejor producto para planificar nuestra jubilación siempre será el que se adapte a nuestras necesidades y nos permita cumplir nuestros objetivos y financiar nuestro nivel de vida durante esa etapa.

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