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Aernnova embarca en los aviones de nueva generación

El grupo participa en aeronaves impulsadas por motores eléctricos y por placas solares

Aernnova está especializada en la producción de estructuras aeronáuticas.
Aernnova está especializada en la producción de estructuras aeronáuticas.

Aernnova no pierde el embarque en los aviones de nueva generación, centrados en un mayor uso de la electrificación y en el recurso a las energías renovables para surcar los cielos, que además recuperarán los vuelos supersónicos.

Como manifestó Iñaki López Gandásegui, presidente del grupo de Vitoria, en una conferencia que impartió en la Cámara de Comercio de Bilbao, “hay que estar en estos proyectos, que son punta de lanza del sector”.

La corporación alavesa aprovecha su relación comercial con Airbus para participar en estas iniciativas. Por ejemplo, en el programa E-fan 1.0, con el que el consorcio europeo abrió la era del avión impulsado por motores eléctricos.

En su primer vuelo de demostración, en 2014 y en el Salón Aeronáutico de Farnborough (Reino Unido), el prototipo de este modelo cruzó el Canal de la Mancha a 340 kilómetros por hora. Aernnova aporta ingeniería a esta aeronave, de pequeño tamaño y diseñada para cubrir por el aire las rutas de transporte en las grandes ciudades.

La industria aeronáutica recuperará los vuelos supersónicos con el programa AS2 de Aerion

La corporación vasca tiene una plantilla de 4.500 empleados. De ellos, 1.500 trabajan en Euskadi.

Otro proyecto en este ámbito es el del avión comercial eléctrico E-Fan X. Airbus dirige un equipo tecnológico integrado por Rolls-Royce y Siemens y en el que Aernnova trabaja en la ingeniería de estructuras. Con cuatro motores eléctricos híbridos, la futura aeronave está en fase de pruebas.

El reto, según Iñaki López Gandásegui, es el de lograr más potencia en las fases claves del vuelo, el despegue y el aterrizaje. Es cuando los motores, por la propulsión, están más exigidos. Con pasillo único, el primer vuelo del E-Fan X está previsto para 2020.

La industria aeronáutica también se está esforzando por mitigar su impacto ambiental, más acusado porque incide directamente en la atmósfera. La Comisión Europea ha marcado para este sector que en 2050 debe reducir sus emisiones de CO2 y de NO2 en un 75 % y en un 90 %, respectivamente. La contaminación sonora también deberá conseguir otro recorte drástico, en este caso del 65 %. La industria trabaja para lograr esas metas y, de paso, aligerar también sus costes de producción.

Algunos analistas han comparado la nueva generación de aviones con la transformación que sufrieron los trenes. En un inicio, como grandes consumidores de carbón, para dar paso a las locomotoras impulsadas por diésel, hasta las actuales unidades, más veloces y silenciosas gracias a la electricidad. El automóvil también está asumiendo sus propios cambios, con la mirada puesta en las unidades impulsadas por baterías.

Las previsiones hablan en 2050 del uso cotidiano en entornos urbanos de drones y aeronaves. López Gandásegui se mostró cauto sobre estos posibles cambios en su conferencia en la Cámara de Comercio de Bilbao, aunque señaló que “algo veremos, no sé si yo o mis nietas”.

Otro proyecto innovador en el que participa Aernnova es el de Zunum Aero. Apoyado por Boeing y JetBlue y con sede en la localidad de Kirkland, en Washington (Estados Unidos), sus promotores buscan financiación para construir un avión con motores 100 % eléctricos. Para rutas regionales y con capacidad para 50 pasajeros, desde Zunum Aero confían en realizar el primer vuelo en 2022, pero Iñaki López Gandásegui cree que el despegue de inauguración llegará más tarde.

La industria de Euskadi está bien preparada para el aterrizaje de una mayor electrificación en el sector aeronáutico, a juicio del presidente de Aernnova, quien destaca su nivel de conocimientos en este ámbito. De acuerdo con otros expertos, el empresario vasco coincide que triunfarán las compañías que logren avances tecnológicos en el área del almacenamiento de energía, donde las baterías serán claves.

En relación con los vuelos supersónicos, el sucesor del Concorde ya está en el laboratorio. El grupo Aerion trabaja en el avión AS2 y también busca financiación. Tendrá 55 asientos de pasajeros y solo para vuelos transoceánicos (ahora hay medio millar de rutas diarias de larga distancia). Parece que el precio del billete será caro, pero podrá conectar Londres y Nueva York en poco más de tres horas, por lo que será el avión más rápido del mundo.

Ya hay aerolíneas interesadas, como Virgin. Aernnova también participa en el AS2, que estará destinado a los clientes que viajan por negocios y miran un poco menos las tarifas. En el programa se han implicado además Airbus y Lockheed Martin. El aire recuperaría los vuelos supersónicos con este modelo, después del último servicio del Concorde, que acabó en tragedia. Abanderado por Air France, despegó en verano de 2000 del aeropuerto Charles de Gaulle de París y se estrelló poco después. Fallecieron sus 100 pasajeros, además de nueve miembros de la tripulación y cuatro personas en tierra. Puso fin a 30 años de servicio sin incidentes. López Gandásegui recuerda que el Concorde se lanzó al mercado hace 50 años. “Fue un adelantado a su época” y el citado siniestro supuso “su defunción”.

Los aviones también podrán volar gracias a placas fotovoltaicas. El modelo Sky, diseñado por ingenieros suizos, logró dar la vuelta al mundo con el recurso de la energía solar. Aernnova colabora con los impulsores de esta aeronave, que no necesita aterrizar y con aplicaciones en vigilancia y comunicaciones.

El grupo de Vitoria, especializado en la producción de estructuras como alas, fuselajes y empenajes, factura 740 millones con 4.500 empleados. De ellos, 1.500 trabajan en Euskadi (y la tercera parte de este colectivo en la división de ingeniería). Y otro medio millar en la planta de Berantevilla, que produce en composites el Central Wing Box, el equipo instalado entre las alas. Entre centros de diseño y fábricas, cuenta con 14 instalaciones.

Es un proveedor de primer nivel en estructuras y trabaja para casi todos los grandes fabricantes de aviones, como Airbus, Boeing y su filial Embraer, Bombardier y el productor de helicópteros Sikorsky. Parte del capital está en manos del equipo directivo que lidera López Gandásegui (24,01 % de las acciones) y otro 37,55 % pertenece al fondo Toverbrook de Estados Unidos (EE. UU.). ANV controla por su parte un 13,6 % y Torreal, el fondo de la familia Abelló, tiene un 10,18 %. Por último, un 14,66 % está en manos del fondo Península, participado por Borja Prado y Javier de la Rica, entre otros inversores.

Entre los principales activos de Aernnova están su dominio de los componentes fabricados con composites, que sustituyen al aluminio y otros materiales, y su alto nivel tecnológico en ingeniería. Esta división cuenta con un millar de empleados y está abierta a proyectos de otras empresas. Ha trabajado para Airbus, en los aviones A350 y A380 y en la unidad Beluga, especializada en vuelos de logística interna del consorcio europeo.

A esta unidad, Aernnova le dedicó 300.000 horas de ingeniería. Una de sus asignaturas pendientes es la de lograr una mayor relación comercial con Boeing. Por este motivo, en apenas dos años ha comprado dos empresas en EE. UU. La segunda hace un mes. Su nueva filial es la ingeniería SIE de California. Con el constructor estadounidense consiguió un nuevo contrato hace dos años, a cuenta del modelo B787 de doble pasillo que es competidor del A350. El proyecto “nos abrió las puertas de Boeing”, según López Gandásegui, porque el cliente quedó “satisfecho”.

La primera participada en EE. UU., adquirida en 2017, fue Brek, asimismo con sede en California. Tiene una buena presencia en el sector del espacio, ya que tiene la patente del Space X, un sistema de lanzamiento de cohetes. Sobre la decisión de Airbus de dejar de fabricar el A380, en el que participa Aernnova, Lopez Gandásegui comentó en la Cámara de Comercio de Bilbao que era una decisión que se veía venir porque el consorcio había reducido su producción a solo seis unidades al año.

Y de los problemas del B737 de Boeing, con dos recientes accidentes con muertos, el directivo vasco confía en que el grupo estadounidense resuelva sus problemas técnicos “con rapidez”.

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