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Una fusión LVMH-Pernod Ricard daría para un cóctel flojo

La estrategia de Pernod de tener bebidas para cada ocasión no encaja bien con los objetivos de la empresa de Arnault

Botellas vacías de Absolut Vodka, marca de Pernod-Ricard.
Botellas vacías de Absolut Vodka, marca de Pernod-Ricard.REUTERS

Desde que el arrogante inversor Elliott Advisors apareciera en Pernod Ricard a finales de 2018, París está inundada de rumores de que LVMH se esconde tras las cortinas, a la espera de abalanzarse sobre el grupo, valorado en 41.000 millones. Los rumores alcanzaron su punto álgido hace dos semanas, cuando Berenberg publicó un informe sobre los beneficios potenciales de tal acuerdo.

La verdad es que mezclar LVMH y Pernod daría para un cóctel flojo. Aunque el grupo de Bernard Arnault, con un valor de 153.000 millones, podía permitirse comprar Pernod, incorporar marcas más mainstream como Absolut y Chivas Regal a una cartera de vestidos, bolsos y hoteles de gama superalta diluiría LVMH. La negativa púbica de Arnault a que se produzca es creíble, pero eso no ha acabado con las especulaciones.

La exigencia de Elliott de que Pernod mejore su rentabilidad ha puesto bajo presión al jefe, Alexandre Ricard. Una venta, en teoría, es una forma de quitarse las esposas de Elliott. Y LVMH podría estirar la deuda a cerca de 3,5 veces el ebitda proyectado, de unos 14.000 millones en 2020, y absorber Pernod. O podría llevar a cabo un asalto combinado con Diageo, que tiene un 34% de la rama de bebidas de LVMH.

Pernod produce bebidas de lujo asequible, como el whisky Glenlivet y el champán Mumm. Pero su estrategia de tener bebidas para cada ocasión no encaja bien con los objetivos de LVMH. Y aunque media docena de marcas de Pernod tienen márgenes operativos que coinciden con los de las bebidas de LVMH, muchas son menos rentables, dice Berenberg. En su último ejercicio, Pernod generó 26 céntimos de beneficio de explotación por cada euro de ventas. La división de LVMH tuvo un margen operativo del 31,7% en 2018.

Hay más motivos para creer a Arnault. Su fracasada persecución hace unos años de Hermes, usando tácticas audaces y derivados, dejó una imagen alejada de la de empresa familiar que quiere dar LVMH. Si el hombre más rico de Francia espera atraer activos tan preciados como Patek Philippe o Chanel a su redil, no puede dedicarse a jugar con activistas desaliñados en el bar.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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