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Ciudades sostenibles

España acelera para ser una potencia en ‘smart cities’

Múltiples actuaciones con apoyo del sector público y privado están ayudando a crear una industria nacional que puede exportar a otros países el modelo español de ciudad inteligente

De izquierda a derecha, Enrique Martínez (Segittur), Jesús García Zamora (Ayuntamiento de Segovia), Alberto Bernal (Minsait) y David Cierco (Red.es), durante el encuentro celebrado en la redacción de CincoDías.
De izquierda a derecha, Enrique Martínez (Segittur), Jesús García Zamora (Ayuntamiento de Segovia), Alberto Bernal (Minsait) y David Cierco (Red.es), durante el encuentro celebrado en la redacción de CincoDías. Pablo Monge
Marimar Jiménez

España busca ser un referente internacional en smart cities, creando una industria potente en este campo que sea exportable, y con ese propósito, sector público y privado se han puesto a trabajar de la mano para crear un ecosistema en el que todos ganen. Desde el Gobierno, Red.es gestiona una parte del Plan Nacional de Ciudades Inteligentes que está movilizando más de 200 millones de inversión en territorios inteligentes, cofinanciados con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder). De ese dinero, 108 millones corresponden a proyectos de ciudades e islas inteligentes, 73,9 a destinos turísticos inteligentes y otros 30 para objetos internos de ciudad, como intercambiadores, estadios y otros edificios.

En total, 53 ciudades están trabajando en proyectos de modernización o transformación digital en España de la mano de esta entidad pública, aunque hay más iniciativas en marcha que se han quedado fuera de las convocatorias del plan, según explica David Cierco Jiménez de Parga, director general de Red.es, en un desayuno organizado por Cinco­Días en colaboración con Minsait, compañía de Indra, sobre El futuro de las ciudades inteligentes en España.

“No se trata de que la Administración del Estado sustituya a la iniciativa de cada uno de los ayuntamientos ni a la iniciativa privada, lo que buscamos es acelerar un proceso de modernización de las Administraciones públicas, y eso lo estamos consiguiendo”, señala Cierco, para quien todas esas cifras, y las actuaciones que las respaldan, están produciendo un “efecto tractor del sector y están creando una industria nacional en torno a las ciudades inteligentes que debe ser exportable a otros países para lograr la internacionalización de nuestro modelo” de ciudad inteligente.

Enrique Martínez, presidente de Segittur, coincide con Cierco en que en España se están poniendo los mimbres adecuados para que ese objetivo se cumpla. “Tenemos liderazgo en políticas públicas, en metodologías y normalización, que son elementos clave para el desarrollo de las smart cities. Y somos también líderes en algunas soluciones tecnológicas, lo que permitirá a las empresas españolas llegar con referencias y un modelo exportable a otros países, especialmente de Iberoamérica, donde tenemos un mercado muy importante”.

Martínez resalta especialmente cómo la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) ha elegido la norma española UNE 178104 para la interoperabilidad de las plataformas de servicios de las ciudades inteligentes, “lo que nos da ese liderazgo en el marco de normalización en las smart cities. Y es que lo que se busca en esencia es que dichas plataformas sean abiertas y normalizadas, con independencia de los proveedores, para que puedan interoperar con sistemas externos cumpliendo condiciones de seguridad. Ello permitirá una gran reutilización de aplicaciones desarrolladas y que se repliquen soluciones de éxito entre ciudades, lo que redundará en mejores servicios y menores costes.

El presidente de Segittur también destaca en cuanto al liderazgo de España la certificación de Benidorm como primer destino turístico inteligente del mundo, una vez superada una auditoría conforme a la norma UNE 178501, que fija los requisitos que debe cumplir cualquier destino que quiera ser inteligente y que pivotan sobre cinco ejes estratégicos: gobernanza, innovación, tecnología, sostenibilidad y accesibilidad.

Martínez defiende que para facilitar la implantación de infraestructuras tecnológicas que permitan desarrollar un nuevo modelo de gestión de servicios urbanos basado en la eficiencia y la sostenibilidad es imprescindible identificar primero qué problemas quieres resolver, convertirlos en políticas públicas, dotarlas de presupuesto, poner un equipo que lo gestione y “meter entonces, y solo entonces, la tecnología que haga falta”. “Si se desarrollan normas que contribuyen a poner orden en la conformación de los modelos de ciudad y todo el mundo compra tecnología con arreglo a un estándar, el mercado va mucho más rápido”, dice.

El objetivo último, coincidieron todos los participantes, es impulsar territorios inteligentes que ofrezcan servicios diferenciales y competitivos que garanticen, a su vez, un desarrollo sostenible, accesible para todos, que mejoren la experiencia del visitante y la calidad de vida del residente. Y para ello es necesario la sensorización de las ciudades, la gestión inteligente, la integración de todas las fuentes de información a través de plataformas, entre otras iniciativas.

Para Jesús García Zamora, concejal de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Segovia, hablar de ciudades inteligentes para una ciudad como la suya “es hablar de oportunidades; de encontrar vías para diversificar su economía”. Segovia, explica, es una ciudad Patrimonio de la Humanidad y su economía se basa fundamentalmente en el turismo cultural, de ocio, gastronómico, “y tiene sectores tradicionales como la hostelería, el comercio o la construcción, que debemos tratar de poner a la vanguardia. Debemos aprovechar las nuevas oportunidades de negocio y de empleo que trae la digitalización, para evitar problemas como la despoblación y hacer frente al cambio en el perfil demográfico derivado de una población envejecida”.

Segovia ha puesto en marcha un plan estratégico y de innovación para los próximos cinco años con el que pretenden seguir salvaguardando lo que les ha hecho ser una ciudad de éxito, pero logrando ser una ciudad “más amable y agradable, y que atraiga talento”. Según aclara García Zamora, uno de los puntos clave es la transparencia en la gobernanza. “Queremos hacer una ciudad más abierta al ciudadano, donde todo se haga contando con las personas y pensando en ellas. Y que, a través de las tecnologías, podamos plantearles cuestiones a los ciudadanos y que ellos nos los planteen a nosotros, como el presupuesto participativo”.

García Zamora reclama, no obstante, que se drenen recursos de las Administraciones hacia las ciudades pequeñas, pues en su opinión es fundamental no solo que haya una primera aportación importante de recursos económicos y de transferencia de conocimientos, sino que esa línea continúe porque “no sabemos qué va a ocurrir dentro de 6 o 10 años, pero tenemos la intuición de que las cosas que ahora son muy novedosas se quedarán obsoletas pronto, y esto es una carrera en la que no se puede perder el paso”.

Todos los participantes coincidieron en que para impulsar las smart cities es fundamental que haya una participación activa de todos los actores: Gobierno central, Administraciones locales, sociedad civil, universidad y empresas. “Todos deben participar, buscar sinergias y poner planteamientos en común para ganar el futuro”, subraya el concejal.

Para Alberto Bernal, director de Smart Cities de Minsait, el aprendizaje es muy importante en este campo, y en España, en los últimos 10 años, “hemos estado inmersos en ese proceso de aprendizaje con múltiples proyectos de laboratorios urbanos, y eso nos ha permitido llegar a nuestra situación actual de liderazgo”. Pese a ello, advierte que hay que seguir mejorando: desplegando nuevas redes y medios de conectividad, y avanzando sobre todo en la gestión de los datos. “Al final es lo más relevante, pues ahora tenemos mucha más capacidad para saber qué está pasando en la ciudad y a las personas en tiempo real gracias al internet de las cosas, que nos va a permitir mejorar los servicios y su gestión”.

Bernal también hace autocrítica y admite que es preciso alinear las velocidades de las ciudades y las empresas, “quienes quizá hayamos estado yendo demasiado rápido”. Y apunta como fundamental la adopción por parte de los ciudadanos de las nuevas capacidades digitales. “En estos proyectos es clave la participación de las personas, algo a lo que ayudarán las nuevas interfaces de voz”. Igualmente, y para acelerar la adopción del modelo de ciudad inteligente, el directivo de Minsait ve clave demostrar a todos los actores los beneficios que aportan los proyectos que ya están en marcha. “Ya tenemos datos para demostrar que con iniciativas de smart cities reduces la criminalidad de las ciudades, acortas los tiempos que se tarda en ir de un sitio a otro y elevas el número de turistas que vienen y repiten y su gasto en destino”.

Bernal defiende el modelo de ecosistema de colaboración público-privada por el que se ha apostado en España para impulsar las ciudades inteligentes. “Es un modelo democrático, donde se permite que muchas empresas participen a través de ese ecosistema que genera una plataforma de oferta y demanda. Y es un modelo fácilmente replicable fuera de España”, señala el directivo de Minsait, que defiende la necesidad de empezar a integrar en ese modelo de gestión inteligente de ciudad a otras entidades con muchos datos e impacto sobre las ciudades, como Aena, autoridades portuarias, Renfe, promotores inmobiliarios, empresas de servicios urbanos, de finanzas, operadoras y servicios de salud.

Cierco sostiene que para crear ese ecosistema de relación entre todos los actores interesados hace falta liderazgo político y presupuestario, y asegura que el Gobierno español lo tiene “clarísimo”, y está sacando adelante todas estas iniciativas de forma “muy colaborativa”. Pero advierte de que el verdadero desafío es un tema de poder ligado a los datos. “Si queremos construir un modelo sostenible de ciudad inteligente, que son mucho más dinámicas que las de hace 10, 20, 30, 50 años, tanto empresas como Administraciones tendrán que ceder poder a la ciudadanía, porque el problema ya no va a ser quién tiene mis datos, sino qué hacen con ellos. Y eso se tiene que traducir en empoderamiento de las personas, a las que hay que capacitar con conocimientos tecnológicos y habilitar para que puedan ejercer sus derechos y sean ellas quienes decidan qué pasa con sus datos.

Sobre esto, Martínez cree que hay que ser muy prudentes con el mundo de los datos y cuando se diseñen los servicios hay que incluir de origen un código ético sabiendo que todos los datos que se recopilen tienen que ser solo para el propósito que son.

Sin brechas y manejando la diversidad

Lenguaje natural. Para el concejal de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Segovia, Jesús García, uno de los retos de cualquier proyecto de ciudad inteligente debe ser no generar brechas dentro de la propia ciudad. “No queremos generar bolsas de personas que por no tener habilidades tecnológicas vivan una realidad diferente, por eso estamos impulsando todo el tema del lenguaje natural, para facilitar esa relación”.

Procedimientos pluriadministrativos. Algo clave para el presidente de Segittur, Enrique Martínez, es que la Administración adopte tecnología y le permita coordinarse mejor, de manera que evite al ciudadano tener que pasar por múltiples Administraciones para resolver un asunto. “Deben montar un ecosistema interno, transparente, y con procedimientos pluriadministrativos”. También resalta que en las ciudades quienes más presión ejercen sobre los servicios son los turistas. "La administración tiene que ser consciente de que sirve a dos comunidades, la que vive establemente en la ciudad y la que viene de fuera, que es un ciudadano mío a tiempo parcial. Y aquí la tecnología puede ayudarnos mucho, siempre que tengamos el modelo: nos permitirá segmentar al turista, saber por dónde está en las ciudades, poderles sugerir cosas... y convertirles en prescriptores". 

Barreras por resolver. Para el directivo de Minsait hay temas que deben abordarse si se quiere avanzar más rápido en ciudades inteligentes. “Hacen faltan más ciudades que por voluntad propia decidan embarcarse en proyectos de estas características poniendo sus propios fondos; hay que acortar los plazos en la contratación de los servicios inteligentes para no frenar su adopción; mejorar la regulación, y contar con buenos equipos gestores porque son proyectos complejos”.

Manejar la diversidad. Cierco resalta que estamos en un cambio de era, similar a la que provocaron en el pasado otras revoluciones tecnológicas, que llevaron a cambios de calado desde el punto de vista económico, social, político y personal. "Esto da un poquito de vértigo, pues tenemos por delante un reto apasionante, pero también muy exigente, tanto para el sector público como privado, como para la propia ciudadanía". En este contexto, asegura que son los ayuntamientos de ciudades medianas los que están poniendo más pasión en la adopción de las ciudades inteligentes, “porque ahí el vecino tiene una interacción más cercana al poder”. El director general de Red.es precisa que todos los proyectos que hace Red.es son cofinanciados con las ciudades (en un 30%, 40% o 50%), “lo que indica el alto compromiso de estas para algo que genera incertidumbre, pues no hay que olvidar que igual abrir una guardería da más rédito político en el corto plazo”. Cierco también destaca la importancia de manejar la diversidad (de edad, género, de origen…) en estos proyectos: “Será clave sumar distintas sensibilidades, pues la diversidad es la propia riqueza de las ciudades”.

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Sobre la firma

Marimar Jiménez
Redactora senior en la sección de Empresas de CINCODIAS. Sigue la actualidad del sector de tecnologías de la información y del ecosistema emprendedor español. Antes de incorporse al diario en 2000 trabajó en Actualidad Económica y los suplementos Futuro y Negocio en EL PAIS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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