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Año nuevo tropical en isla Mauricio

Perdida en la inmensidad del Índico, transmite calma y sosiego

Vista aérea de la península de Le Morne, con la barrera de coral en primer término.
Vista aérea de la península de Le Morne, con la barrera de coral en primer término.

En medio del océano Índico, a unos 900 kilómetros de Madagascar, isla Mauricio es famosa por su sol y sus interminables playas y es la elegida por muchas parejas para su luna de miel. Pero es también un lugar muy especial para decir adiós al año que nos deja y dar la bienvenida al que llega.

Más de 160 kilómetros de playas de aguas tranquilas y cristalinas y una barrera de coral que la protege de tiburones y otros peligros marinos trazan el contorno de este pequeño paraíso tropical de gente amable y sonrisa fácil. Parte de la magia de la también conocida como Isla Playa es la hospitalidad de sus habitantes.

Las aguas claras de la costa oeste es un hábitat natural para los delfines

En Mauricio se respira calma y sosiego, aunque su historia, que habla de conquistadores y navegantes, refleja épocas menos amables de esclavitud, trabajos forzados y opresión. Esta isla volcánica, que se elevó por encima de las olas hace millones de años, perdida en la inmensidad del Índico, fue frecuentada esporádicamente por árabes y malayos, hasta que fue descubierta por portugueses y holandeses que, aparentemente, no mostraron gran interés por ella.

Fueron franceses, primero, e ingleses, después, los que la ocuparon y poblaron con mano de obra llegada –o acarreada por la fuerza– de África, Asia e India para cultivar las plantaciones de caña y especias. Todos dejaron su huella. El resultado fue el mestizaje: hindúes –más del 50% de la población–, europeos, africanos, criollos, chinos... Fue colonia británica hasta 1968.

Atardecer en la playa con la montaña Le Morne al fondo.
Atardecer en la playa con la montaña Le Morne al fondo.

El dodo, el ave nacional, una criatura mítica para algunos, endémica de Mauricio, que se extinguió en 1644 por la acción del hombre, y que alcanzó fama por su mención en Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, la novela de Lewis Carrol, simboliza el paraíso perdido, el impacto de los colonizadores europeos en la isla, que, con el tiempo, se ha convertido en el crisol de culturas que es hoy.

La isla de la fortuna, como la definió Joseph Conrad en uno de sus relatos, tras una visita en 1888, no es solo un destino de playas idílicas para solaz del estresado turista occidental, es también lugar para la aventura.

Una barrera de coral la protege de tiburones y otros peligros marinos y traza el contorno de este pequeño paraíso

Casela, una reserva natural en el oeste de la isla, muy visitada por los locales, que se extiende 250 hectáreas a los pies del monte Rempart, ofrece diversas posibilidades: safari en bus, quad o segway, interacción con los animales, toboganes y tirolinas sobre árboles y barrancos, recorridos por el paisaje montañoso de la reserva a caballo… El parque, inaugurado en 1979, mantiene su compromiso de protección de especies amenazadas y su entorno.

Las aguas claras y cristalinas de la costa oeste de Mauricio es uno de los sitios favoritos de los delfines. Estar cerca de estos fascinantes mamíferos acuáticos y nadar con ellos en su hábitat natural puede ser una experiencia inolvidable que la agencia local Mautourco, entre otras, organiza todos los días a bordo de pequeñas embarcaciones. 

Tortuga gigante en la reserva natural Casela.
Tortuga gigante en la reserva natural Casela.M.R.

Al sur se localiza el Parque Nacional de las Gargantas del Río Negro, una mancha de bosque primario, muestra de la cubierta vegetal que una vez tapizó la isla. Cuenta con más de 60 kilómetros de senderos para los amantes de las caminatas, aunque conviene contratar un guía para adentrarse en ellos.

La mayoría de visitantes se limita a hacerse una foto en el mirador que cruza el parque. Sin embargo, es un lugar ideal para descubrir el encanto natural de la isla. En el interior del parque se levanta la montaña más alta de Mauricio, el Pitón de la Riviere Noire, con más de 800 metros de altura. ¿Listos para recibir el nuevo año en el paraíso?

Instalaciones del spa del hotel Dinarobin.
Instalaciones del spa del hotel Dinarobin. M.R.

Exclusividad

Alojamiento. A los pies de Le Morne, una enorme formación basáltica rodeada de un halo de magia y misterio, se alza el hotel Dinarobin Beachcomber Golf Resort & Spa, perteneciente a la cadena mauriciana Beachcomber, quien en su día escogió los mejores emplazamientos de la isla para ofrecer los hoteles más exclusivos. Este cinco estrellas gran lujo ha programado para las fiestas navideñas numerosas actividades (conciertos, fuegos artificiales en la playa, visita de Papá Noel...), que culminan con un menú de gala para la cena de Nochevieja. Las fiestas coinciden con el verano en la isla, un momento ideal para unas vacaciones de sol, playa y aventura.

Las parejas que busquen una atmósfera romántica, el Trou aux Biches Beachcomber Golf Resort & Spa es el ideal. Está rodeado por una laguna azul turquesa y un jardín tropical de 35 hectáreas, con lujosas suites y villas privadas ocultas entre la vegetación, con vistas a la playa, y algunas con piscina privada. Es el primer resort ecológico de Mauricio.

 

 

Cómo llegar. La aerolínea Alitalia vuela a Mauricio desde Madrid, con una cómoda escala en Roma. Tres frecuencias semanales hasta el 30 de marzo de 2019. Desde 588 euros.

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