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Noticia patrocinada

Verdades de inversión incuestionables

Estos son los argumentos económicos y las fuerzas disruptivas que darán forma al panorama de la inversión en los próximos años

No hay duda. El escenario de inversión al que estamos acostumbrados desde hace muchos años es muy diferente al que nos encontraremos en la próxima década. Hay que hacerse a la idea y asumir los cambios que tendremos que afrontar como consecuencia de nuevas circunstancias económicas y del impacto de distintas fuerzas disruptivas. Se trata de factores demográficos, políticos, ambientales y tecnológicos, que crearán amenazas y oportunidades para los inversores en los próximos 10 años. Son lo que en Schroders denominan verdades ineludibles de inversión que pueden guiar a los inversores en un momento de cambios sin precedentes.

Según el análisis realizado por Charles Prideaux y Keith Wade, responsable global de producto y soluciones y estratega y economista jefe de economía de Schroders, respectivamente, una confluencia de elementos prepara el escenario para una desaceleración de la economía mundial en la próxima década. Estos son los principales factores económicos:

  • Ralentización del crecimiento de la fuerza laboral en las principales economías y regiones: en la zona Euro, Japón y China, habrá una caída en el número de trabajadores como consecuencia de la baja tasa de natalidad.
  • Escaso aumento de la productividad: el crecimiento global se desvanece a medida que el sistema financiero se normaliza y, en todo caso, serán los mercados emergentes los que ganen en productividad, en contraste con los desarrollados.
  • Envejecimiento de la población: la mayor esperanza de vida ejercerá presión sobre las finanzas locales y agravará el efecto del lento aumento de la población activa.
  • Mayor protagonismo de China: preocupa su excesivo endeudamiento y la amenaza competitiva que suponen sus planes para dominar el mercado global de nuevas tecnologías.
  • Baja inflación: debido a una demanda en general cada vez más débil. Además, el incremento de la competencia internacional sobre precios y salarios y el impacto de la disrupción tecnológica también tendrán un efecto deflacionista.
  • Tipos de interés bajos: aunque más altos que los vistos últimamente, anormalmente bajos, probablemente no se recuperen los niveles anteriores a la crisis. 

Si nos fijamos bien, este escenario es similar al que hemos vivido a partir de la crisis financiera mundial, con la Bolsa y los mercados de bonos exhibiendo una buena evolución a pesar del bajo crecimiento y de la inflación. “Sin embargo, la gran diferencia en los próximos años es que ya no tendremos de viento de cola la política monetaria ultra flexible que ha ayudado a que las tasas de interés se mantuvieran muy por debajo de la inflación”, observan los mencionados expertos.

Ante ese panorama, y a medida que las tasas de interés se normalicen y cese la flexibilización cuantitativa (QE) de los bancos centrales, es posible que el foco vuelva a los resultados empresariales, con independencia de la volatilidad de los mercados. En resumen, el hecho de que el crecimiento del PIB sea menor no significa necesariamente que el crecimiento de los beneficios de las empresas tenga que ser menor.

Otra gran novedad se refiere al peor comportamiento de los principales índices del mercado. Schroders prevé que todas las grandes regiones, salvo los mercados emergentes, proporcionarán en los próximos diez años menores rendimientos que en la década pasada. Se trata de un escenario que choca con las expectativas, en general poco realistas, de los inversores. Y para ilustrarlo un ejemplo: según el último Estudio Global de Inversión de Schroders los inversores españoles esperan obtener retornos del 9.1% en los próximos cinco años, cuando la realidad es que en los últimos cinco ejercicios solo han obtenido un 3,8%. Es decir, cada vez será más necesario contar con profesionales expertos y capaces de desarrollar una buena gestión activa para lograr batir al mercado en el futuro. 

Fuerzas disruptivas

Los cambios llegarán desde distintos ángulos y afectarán a diferentes cuestiones.

Mercados

Si nos centramos en las transformaciones que pueden sufrir los mercados, hay que destacar los previsibles cambios en los patrones de financiación, disminuyendo el papel hasta ahora ejercido por los bancos para dar paso a la irrupción de nuevas formas de financiación, desde la expansión del mercado de bonos corporativos, a alternativas como los préstamos peer-to-peer y el crowdfunding.

Además hay que tener en cuenta que el fin del QE y la consiguiente venta de activos por parte de los bancos centrales, devolverá al mercado gran cantidad de bonos estatales y corporativos que “deberían ser bienvenidos dada la escasez actual de activos supuestamente seguros y con cada vez más ahorradores jubilados que buscan inversiones que puedan ofrecer una mayor seguridad financiera”.

Tecnologías

Otra fuerza disruptiva tiene que ver con el poder de las tecnologías para, por un lado, transformar los modelos de negocio ya existentes y, al mismo tiempo, desplazar los tipos de empleo tradicionales para dejar paso a aquellos puestos de trabajo relacionados con la robótica y la inteligencia artificial.

La tecnología puede traer una mayor eficiencia en la producción, pero también puede aumentar el desplazamiento en el mercado laboral a medida que los empleos tradicionales se vuelven obsoletos. El mayor uso de la robótica y la inteligencia artificial afectará a una amplia gama de profesiones. Esto puede empeorar los problemas de desigualdad y potencialmente traer un trastorno político aún mayor.

Medio ambiente

También hay que destacar la importancia de la disrupción ambiental, con las crecientes tensiones entre la economía real y el medio ambiente, y el cambio climático en particular, acechando. El desafío ahora es tomar medidas correctoras rápidamente para evitar que los daños ambientales no controlados tengan graves consecuencias económicas y sociales. Sin embargo no es fácil, y si bien la inacción implica riesgos significativos a largo plazo, los pasos a dar no van a estar exentos de repercusiones negativas.

Gobiernos y política

Las consecuencias políticas no van a ser desdeñables. Se prevé que el panorama económico descrito socave las finanzas públicas, dado que el envejecimiento de la población hará aumentar el gasto en pensiones y la demanda de atención médica. La capacidad de los distintos gobiernos para satisfacer las expectativas de los votantes, será un desafío cada vez más complicado, y puede alimentar más disturbios populistas.

Precisamente esa mayor presión a las arcas públicas conllevará que los ciudadanos tendrán que asumir una mayor responsabilidad individual para financiar sus años de retiro y la atención médica que requieran.

Al mismo tiempo, cabe esperar un auge del populismo y de políticas que busquen atenuar el impacto de la globalización a través de restricciones al comercio, la inmigración y los flujos de capital.

El nuevo escenario

En definitiva, después de casi una década de fuertes retornos, llega un nuevo escenario lleno de desafíos y en el que la selección activa de valores y la gestión del riesgo serán fundamentales para cumplir los objetivos de los inversores en la próxima década.

A medida que entramos en la siguiente fase de la era posterior a la crisis financiera mundial, estas verdades ineludibles pueden ayudar a guiar a los inversores en un momento de interrupción sin precedentes.

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