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Multiservicios renovables en manos de la vieja guardia

Las petroleras y las eléctricas buscan energías limpias. Paneles solares, molinos de viento y todo lo que lleve a la descarbonización

Imagen del Centro de Control de Energías Renovables 
 de Acciona en Navarra.
Imagen del Centro de Control de Energías Renovables de Acciona en Navarra.Javier Hernández Juantegui

Las empresas del sector energético saben que toca reconversión. El objetivo de descarbonizar las economías desarrolladas implica un cambio de modelo que afecta al corazón de su negocio. Algo que irá a más. Su apuesta por otras fuentes de energía no es una opción. Todas van en busca del rayo verde. Y como si del fenómeno meteorológico se tratara, también a base de destellos; al menos de momento.

“Es una tendencia firme, pero que aún debe afianzarse e ir cogiendo ritmo. No puede ser de otra forma cuando hemos calculado que en 2030 las energías renovables supondrán más del 60% de la demanda española de electricidad para poder cumplir con los objetivos globales”, comenta Héc­tor Perea, director de estrategia de Cepsa, con los datos en la mano del informe Energy Outlook 2030, recientemente presentado por la compañía.

“La energía eólica y la solar tendrán que representar el 50%, frente al casi 30% actual. En plantas de cogeneración y ciclo combinado es muy probable que la capacidad se mantenga constante, igual que en energía de origen hidráulico, mientras que esperamos ligera reducción en la nuclear, a la par que carbón y petróleo también perderán terreno, aunque en este último caso lo que más variará será su aplicación. La demanda de crudo irá encaminada a la producción de productos químicos”, prosigue.

En los últimos tiempos, Cepsa ha ido anunciando movimientos acordes a los mensajes y predicciones de dicho estudio: ampliación de su planta de Algeciras, acuerdo para nuevas concesiones en Abu Dabi con ­ADNOC, alianza con Ionity para instalación de puntos de recarga ultrarrápida en sus estaciones de servicio y anuncio de inauguración en Jerez, en 2019, de su primer proyecto en renovables, eólico. Asimismo, Endesa estrenaba 2018 con la compra de cinco parques también eólicos a Gestinver. Más de 132 megavatios (MW) por 178 millones de euros en su primera gran inversión de activos verdes.

Las fuentes no contaminantes tenderán a representar al menos la mitad de todo lo que generen las compañías del sector

Y aunque la carrera es de fondo, los hay que han corrido más. Iberdrola “lleva años preparándose para este cambio, con una inversión de 90.000 millones de euros en los últimos 15 años en energías limpias y redes, y seguirá en esa línea, con un plan inversor por otros 25.000 millones de euros hasta 2020. Estas inversiones nos van a dar oportunidades enormes”, aseguraba Ignacio Sánchez Galán, su presidente, a principios de año.

Las eléctricas parecen ir en cabeza de la transición que vive el sector, puesto que han copado gran parte de las emisiones de bonos verdes corporativos. Pero que no se despisten. La capacidad de las utilities sigue siendo superior; sin embargo, las petroleras —normalmente empresas más grandes— ya no se acercan con timidez al negocio sostenible.

A diversificar

Los movimientos afectan a todos y se dan en todas direcciones. Gas Natural, que reafirma su apuesta en renovables y que cambia hasta de nombre, ahora Naturgy. Repsol, que también pulsa el interruptor para hacerse más eléctrica y compra los negocios de generación de bajas emisiones de Viesgo y su comercializadora de gas y electricidad.

“Queremos convertirnos en una empresa multienergética. Para ello hemos previsto inversiones de 2.500 millones de euros entre 2018 y 2020, con el objetivo de alcanzar 2,5 millones de clientes minoristas de gas y electricidad en España hasta 2025, con una cuota de mercado superior al 5% y una capacidad de generación baja en emisiones de alrededor de 4.500 MW. A lo que se suman las iniciativas que lideramos desde hace años en soluciones encaminadas a contribuir en el mix de las nuevas soluciones de energía para el transporte y la movilidad”, explica Alejandro Oliva, director de estrategia y planificación de Repsol.

Para el directivo, “lo que está ocurriendo no es nuevo, este sector ha vivido continuas transiciones. Ahora la gran diferencia está en los patrones de consumo. Como clientes, tenemos más poder y nos interesa profundizar en temas como la eficiencia y el medio ambiente”.

Desde la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético (P×1NME) se anima precisamente al consumidor a utilizar la vía económica como herramienta de transformación social, y en este tema concreto, a contratar a aquellos claramente posicionados en pro de la electricidad 100% renovable.

Mario Sánchez-Herrero, uno de sus miembros, considera que “lógicamente las empresas, sobre todo las grandes, son la punta de lanza para que las cosas cambien, una vez que han asumido la evidencia de que las renovables, viento y principalmente sol, aparte de ser viables económicamente, reducen a la mitad el coste respecto a los combustibles fósiles. Pero en realidad es el ciudadano, el par­ticular, el que puede dar la vuelta a todo, y además sin tardar mucho más que una década. Es absolutamente posible”.

Por eso, ante tal empuje, los empresarios tratan de tomar posiciones en el nuevo tablero. Ya no hay debate, sino otro escenario, y con unos cuantos problemas que resolver. Este mismo mes, el recibo del gas se sumaba al alza del eléctrico. Estrenaremos octubre con un coste de la bombona de butano un 4,9% superior.

Las ‘cleantech’, la gran apuesta

Las empresas energéticas han triplicado sus inversiones en startups en solo seis años, algo más propio hasta ahora del capital riesgo. Y las propuestas de emprendimiento relacionadas con electricidad, biotecnología, biomateriales, agua y movilidad sostenible —­denominadas cleantech— son las que más le gustan al inversor. Ambas conclusiones se recogen en Energy Trends, último estudio de la ­consultora Everis.

“Se ha convertido en una práctica clave para acometer la innovación abierta, en la que Iberdrola se ha desmarcado como pionera, puesto que la digitalización da la oportunidad de redefinir el modelo energético. No se trata de operaciones financieras. Se busca aprovechar las ventajas competitivas de la startup, desde la eficiencia hasta lo más disruptivo, pasar del hardware al software, de la infraestructura al interés por la gestión”, indica Nacho Madrid, director de Everis Energía.

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