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La UE mantiene su petición de ajustes presupuestarios a España

Calviño no informó al Eurogrupo del cambio de objetivos de déficit Los ministros de Economía aprecian un riesgo de "desviación significativa" en 2019

La ministra de Economía, Nadia Calviñó, saluda al ministro de Finanzas austríaco, Hartwig Loeger, durante la reunión del Ecofin celebrada en Bruselas este viernes. EFE/ Stephanie Lecocq
La ministra de Economía, Nadia Calviñó, saluda al ministro de Finanzas austríaco, Hartwig Loeger, durante la reunión del Ecofin celebrada en Bruselas este viernes. EFE/ Stephanie Lecocq

El Consejo de Ministros de Economía de la UE (Ecofin) ha aprobado este viernes las recomendaciones macroeconómicas para España, en las que se pide, entre otras cosas, "garantizar el cumplimiento" de la Decisión que fijó la senda presupuestaria para 2016-2018, así como "garantizar que la tasa máxima de crecimiento del gasto público primario neto no exceda del 0,6% en 2019, lo que se corresponde a un ajuste estructural anual del 0,65% del PIB".

La Recomendación se convirtió en papel mojado aun antes de recibir el sello oficial porque en las últimas 24 horas el Gobierno de Pedro Sánchez ha modificado por completo los objetivos de déficit público de cuatro años (2018-2021) sin apenas dar explicaciones a Bruselas.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, transmitió el jueves la modificación al comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, a quien adelantó que el Gobierno aspira a cerrar este año con un déficit del 2,7%, cinco décimas más de lo estipulado en la Decisión. Y que el ajuste estructural en 2019 se limitará al 0,4%, lo que permitiría aumentar el gasto público sensiblemente por encima del límite fijado este viernes por el Ecofin.

Calviño ha evitado comunicar los cambios a los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo), con quienes estuvo reunida el jueves en Bruselas, según confirman fuentes comunitarias. En el Eurogrupo se sientan halcones fiscales como los ministros procedentes de Alemania, Holanda, Austria o Eslovaquia, y Calviño se exponía a que el anuncio de un derrape presupuestario tras un cambio de Gobierno provocara reacciones en contra.

El silencio de Calviño ha causado cierta sorpresa en los pasillos del Consejo, aunque se reconoce que la estrategia de convencer primero a la Comisión puede darle resultado a España. El Gobierno necesita el visto bueno de la Comisión al futuro proyecto de Presupuestos Generales para 2019, en el que, según la ministra de Economía, se incluirá un objetivo de déficit del 1,8%, cinco décimas más de lo previsto por el Gobierno de Mariano Rajoy en su último Programa de Estabilidad.

La Comisión tiene competencia exclusiva sobre la revisión del proyecto presupuestario, por lo que la aquiescencia de Moscovici es una primera baza para salir indemne del envite. El Gobierno español confía en que el respaldo de Bruselas abra paso a unas cuentas "cuyo objetivo es llevar a cabo la agenda social a la que nos hemos comprometido", según ha detallado Calviño.

La apuesta del Gobierno pasa también por esquivar la mano dura del Eurogrupo gracias a la rebaja del déficit prevista para este año que, aunque menor de lo esperada, situará los números rojos por debajo del límite del 3%. Si se logra esa meta, Bruselas cerraría el procedimiento de déficit excesivo contra España, lo que relajaría la vigilancia europea sobre las cuentas públicas.

Fuentes comunitarias reconocen que el principal objetivo político de la CE, en estos momentos, es dar carpetazo al expediente contra España, porque es el último país por encima del 3%. Bruselas quiere poner a cero el contador del Pacto de Estabilidad tras una crisis en la que hasta 16 países de la zona euro llegaron a estar en 2009 con un déficit por encima del límite permitido.

Bruselas confía en que la buena evolución económica y presupuestaria de la UE en los últimos meses se mantenga al menos hasta las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2019, lo que podría ser un antídoto a la deriva euroescéptica de la opinión pública en algunos países.

Pero en el Eurogrupo también surgen voces que alertan sobre el riesgo de desaprovechar el período de bonanza para llenar la hucha, sobre todo, en los países con deuda muy elevada como España. El anuncio de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de que la relajación fiscal también se mantendrá en 2020 (1,1% de déficit en lugar del 0,5% previsto) y en 2021 (cuatro décimas de déficit frente al 0,1% de superávit anunciado) podría levantar suspicacias entre los ministros de Economía de la zona euro. Y algunas fuentes advierten que el bocinazo del Eurogrupo puede producirse aunque la Comisión sea toda sonrisas.

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