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Sabadell espera obtener más de 4.500 millones por la venta de sus carteras problemáticas

Cerberus, Blackstone, Lone Star, Deutsche, Bain, Oaktree y CPPIB, han presentado ofertas vinculantes Prevé cerrar la enajenación de la mayor cartera antes de final de julio; para el resto debe esperar un acuerdo con el FGD

Sede operativa de Sabadell
Sede operativa de SabadellEFE

El plazo para que los fondos finalistas interesados en la compra de las cuatro carteras de Banco Sabadell formadas por activos problemáticos, y cuyo valor conjunto asciende a casi 11.000 millones de euros, finalizó ayer. Como era de esperar, han sido varios los fondos que han presentado ofertas. Así, para la mayor cartera, compuesta por activos adjudicados del propio Banco Sabadell por 5.000 millones, denominada Challenger, y para la cartera Coliseum, también de activos adjudicados, pero procedentes de CAM por 2.500 millones, se han presentado tres ofertas. Cerberus, Blackstone y Lone Star han sido los que han decidido pujar hasta el final.

Para las carteras Makalu y Galerna, valoradas en unos 2.500 millones y 900 millones de euros, respectivamente, y compuestas por créditos de colateral inmobiliario (NPL), se han presentado otras cuatro ofertas vinculantes. Por estas carteras, que cuentan con esquema de protección de activos (epa) como la denominada Coliseum al ser de la antigua caja alicantina CAM, han ofertado Deutsche Bank, Bain Capital, Oaktree y el canadiense CPPIB.

Ahora es Sabadell quien tiene que decidir el adjudicatario. Su decisión se espera para las próximas semanas, antes de que se presenten los resultados del primer semestre a finales de julio.

Fuentes financieras calculan entre 4.500 millones de euros a 5.000 millones lo que espera obtener Sabadell por la venta de estas carteras, con las que daría por cerrado casi el lastre del ladrillo en su balance. Aunque ahora solo podría desconsolidar la cartera Challenger de 5.000 millones de euros, ya que es la única compuesta por activos problemáticos del propio Sabadell.

Para el resto debe esperar a que el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) cierre un acuerdo definitivo con el Gobierno y la banca, y sea aprobado por Bruselas, para que las pérdidas que genere estas operaciones no computen como déficit público, al contar con ayudas en forma de epa.

La solución barajada es que el Gobierno fraccione en tres o cuatro años estas pérdidas para que la banca y el propio FGD puedan hacer frente a la factura que genera estas ventas sin necesidad de una derrama extra. Esta vía evitaría el cómputo en el déficit. La solución del FGD también afecta a la venta de los activos tóxicos de BBVA a Cerberus. 

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