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La Garrotxa, un paseo por la comarca de los volcanes

La lava y el basalto se han encargado de esculpir un paraje espectacular Descubra lo que se esconde entre sus cráteres y bosques de cuento

Castellfollit de la Roca, sobre el risco basáltico.
Castellfollit de la Roca, sobre el risco basáltico.Javier Martínez Mansilla (Cinco Días)

Hace 600.000 años terremotos y volcanes se aliaron para modelar a su gusto uno de los parajes más sorprendes de Cataluña. La Garrotxa, la comarca de los cráteres, se extiende por los dominios del río Fluviá, entre la Costa Brava y los Pirineos, y nos presenta su más preciado tesoro: el Parque Natural de la Zona Volcánica (120 kilómetros cuadrados).

Olot (Girona), la capital comarcal, es también el epicentro y nuestra base de operaciones en este entorno protegido, en el que antiguos volcanes dormidos se han tapizado de bosques tan espesos que apenas se cuela la luz y en donde coladas de lava sostienen relucientes villas medievales. Demos un paseo por la joya basáltica de la Península.

La capital del basalto

En medio de esta selva de hayas, encinas y robles, que ocupa tres cuartas partes de la reserva, aparece Olot, una ciudad de 34.000 habitantes encajonada entre cuatro volcanes.

El Croscat tiene el mayor cráter de la Península, con 160 metros de altura. Los gredales permiten apreciar su estructura interna multicolor

El Montsacopa se yergue impetuoso sobre el centro de la villa, invitando al viajero a subir a su cráter de 100 metros de alto y 120 de diámetro. La ermita de Sant Francesc domina este cono colmado de pastos y árboles, donde los locales salen a correr, los perros se lo pasan en grande y los enamorados disfrutan de uno de los mejores miradores de la comarca.

Nuestro itinerario por Olot cobra un aire ­modernista al pasar frente a las casas Gaietà Vila, Solà-Morales o ­Gassiot, además de desvelarnos el interesante catálogo cultural de la ciudad. En el Museu de la Garrotxa (3 euros), hacemos un recorrido pictórico por la famosa Escuela Paisajística de Olot; en el de los Santos (3 euros), indagamos sobre su inmensa tradición en imaginería, y en el de los Volcanes (3 euros), preparamos nuestra ruta por el parque natural tras una clase magistral en seísmos y erupciones.

Entre hayedos y cráteres

Desde Olot tomamos la ­GI-524 para introducirnos en el corazón volcánico del parque.Empezaremos por perdernos en la frondosidad del hayedo de Jordà. Este legendario bosque se asienta sobre la colada de lava del volcán del Croscat y cautiva al excursionista con su halo de misterio, sus tonos cambiantes y total silencio, solo alterado por el canto de los pájaros o el traqueteo de los carros de caballos que recorren sus caminos. 

Una hora andando es lo que tardamos en llegar a las inmediaciones del Croscat, el mayor volcán de la Península. Las constantes explotaciones mineras lo han convertido en un gigantesco pastel al que le han arrancado un trozo de 160 metros de altura, dejando al descubierto su interior polícromo.

Tras una alegre subida de 30 minutos conquistamos el volcán de Santa Margarita. Desde este anfiteatro de 400 metros de diámetro, copado de encinas, contemplamos el imponente cráter donde descansa una ermita románica sobre una apacible pradera.

Los gredales del volcán de Croscat.
Los gredales del volcán de Croscat.

Medievo sobre lava

La villa medieval de Santa Pau nos recibe ataviada de dorado entre campos de colza con la primavera. El Castillo de la Baronía (siglo XIII) se impone sobre este conjunto histórico-artístico, asentado sobre una pequeña colina aislada por un frágil riachuelo. Subimos las escaleras que nos conducen a los entresijos de esta antigua ciudadela articulada sobre la Firal dels Bous, una de las plazas medievales mejor conservadas.

Nuestro viaje volcánico toca su fin en Castellfollit de la Roca. Pasee por este pintoresco pueblo suspendido sobre una colada de lava de 40 metros de alto y contemple el desafío del hombre a la geología.

Vista de la Casa Escubós.
Vista de la Casa Escubós.

Guía para el viajero

Cocina volcánica. Es una propuesta gastronómica de algunos restaurantes para promocionar los productos cultivados, criados y elaborados artesanalmente en la comarca. Alubias de Santa Pau, licor de ratafía, queso serrat de oveja, piumoc o bull negro (embutidos)… Busque en el mercado de Olot y en los comercios cercanos esta materia prima garrochina; acuda en junio a la Ruta de las Tapas en la ciudad o reserve su plaza para las Cenas en el Volcán Montsacopa (45 euros) en julio y agosto.

Paseo modernista. La corriente artística catalana dejó una importante impronta en la comarca. Casa Pujador y Escubós se suman a la ruta modernista por Olot con la escultura de la Lectura y la puerta lateral de la iglesia de Sant Esteve.

Explore. Los caminos que surcan la Fageda d’en Jordà forman parte de una de las rutas que propone la aplicación Itinerànnia; o hágalo en carro de caballos (9 euros). El vuelo en globo permite disfrutar a vista de pájaro de la comarca de los volcanes.

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