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El PSOE se gana al PNV manteniendo los Presupuestos y pone fin a la presidencia de Rajoy

El PSOE logra el apoyo mayoritario de la Cámara para hacer presidente a su líder El presidente podría mantenerse en un Gobierno en funciones si dimite antes de la votación

Mariano Rajoy, en el Congreso.
Mariano Rajoy, en el Congreso.AFP
Juande Portillo

La presidencia del Gobierno de Mariano Rajoy tiene las horas contadas. La decisión que tomó este jueves el PNV de apoyar la moción de censura promovida por el PSOE da a Pedro Sánchez los votos suficientes para vencer en la votación de este viernes y convertirse en el nuevo inquilino de La Moncloa. Solo una semana después de la sentencia del caso Gürtel, que motivó la moción, la única alternativa que le queda a Rajoy también acabaría suponiendo su desalojo del palacio sin que acabe la legislatura: es la de presentar su dimisión antes de la votación, lo que le daría opción a quedarse al frente del Gobierno en funciones hasta la investidura de un nuevo presidente. El PP negaba este jueves esta posibilidad.

La sentencia de Gürtel, que condena al PP como partícipe a título lucrativo de una red de corrupción y no da credibilidad a Rajoy cuando niega la caja B del partido, “da la certeza de que Gürtel era el PP, y el PP era Gürtel”, denunció al presentar la moción el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, conminando al resto de partidos a “no ser cómplices” del PP.

Paradójicamente, el compromiso de Sánchez de que si vence mantendrá vigente el último legado político de Rajoy, los Presupuestos Generales de 2018, fue la gran baza de los socialistas para ganarse el voto de los nacionalistas vascos. Mantener los 540 millones de euros públicos para el País Vasco que incluyen estas cuentas, pendientes de su aprobación por el Senado, eran una de las principales preocupaciones de un PNV que, de otra parte, se veía presionado por unas bases muy críticas con el Gobierno por su gestión del pulso secesionista catalán.

“Hemos tenido en cuenta dos perspectivas: la ética política y la responsabilidad que nos atañe”, explicó el portavoz del PNV, Aitor Esteban, asegurando que la decisión no fue fácil. Bajo su punto de vista, sin embargo, “la sentencia de Gürtel supuso un antes y un después ante la sociedad” puesto que su gravedad “trasciende el debate jurídico”. “Quién no entienda esto así, no entiende la situación”, expuso, criticando la postura del PP.

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A partir de ahí, la reflexión del PNV fue que un voto en contra de la moción “no traería más estabilidad al país”, pues a esta le seguirían otras similares o la petición de elecciones. Pidiendo a Sánchez que “no abuse” de la prerrogativa que se le da, Esteban avanzó que los cinco diputados del PNV apoyarán la moción, lo que permitía al PSOE superar la barrera de los 176 votos necesarios contando con sus 84, los 67 de Podemos, los 9 de ERC, los 8 del PDeCAT, los 4 de Compromìs, el de Nueva Canarias y el posible apoyo de los dos de EH Bildu.

Para entonces, a media tarde de este jueves, Rajoy había abandonado ya el hemiciclo. De hecho, se marchó para no volver antes de que culminara la sesión de la mañana, nada más concluir su combate dialéctico con Sánchez. Hábil e irónico en las réplicas, como acostumbra, Rajoy pareció flaquear al responder a las acusaciones de corrupción lanzando otras a su vez (como los ERE andaluces), obviando explicaciones o disculpas y preguntando quién está libre de pecado.

Salvando estos ataques, el presidente se centró en reivindicar su legado económico con mensajes a su propia bancada y pareció renunciar a convencer al resto de diputados salvo para advertirles de su irresponsabilidad si consentían un Gobierno débil y dirigido por Sánchez, incapaz, dijo, de acceder al poder por las urnas.

Con menos retranca, y sus propias evasivas sobre su programa, Sánchez optó por un tono presidenciable, continuas llamadas a la “responsabilidad” del resto de los diputados para limpiar las instituciones, y duros ataques a Rajoy. El líder socialista salió airoso de un debate al que está desacostumbrado, teniendo en cuenta que dejó su escaño en octubre de 2016 cuando dimitió de la secretaría general del partido por las pugnas internas. Pocos podían esperar entonces que Sánchez volviera a ser elegido para liderar a los socialistas y, solo un año después, roce la presidencia del país.

“Su sola permanencia en el cargo debilita a toda la Democracia”, increpó Sánchez a Rajoy, preguntándole “qué más tiene que pasar” para que asuma responsabilidades políticas después de que se haya demostrado que el PP “acudió dopado a las elecciones generales”, de que más de 900 cargos del partido, 12 exministros del Gobierno de Aznar, o tres de los del propio Rajoy estén investigados o condenados, enumeró.

“¿Va a dimitir señor Rajoy, o va a seguir aferrándose al cargo?”, le espetó en lo más duro del debate. “Dimita señor Rajoy y esta moción de censura habrá acabado este viernes aquí y ahora”, dijo. Ante su silencio, pidió al resto de la Cámara una respuesta al “hastío” ciudadano frente a la corrupción.

“Cuando ustedes abren la boca se dispara la prima de riesgo”, aseveró Rajoy, criticando que su único plan sea mantener los Presupuestos que tanto rechazó. Su programa, sostuvo, es “un ejercicio de pirotecnia, humo que se habrá convertido en nada antes de que concluya esta sesión”. “Su tarea es fabricar un buen dragón para poder presentarse como un San Jorge”, adujo.

“Usted lo que plantea es, o yo, o el caos”, le afeó Sánchez, apostillando: “Usted, señor Rajoy, es el caos”. El líder del PSOE avanzó que propone un “programa de estabilidad, moderado, realista y de consenso”, que pasa por respetar las cuentas aprobadas, impulsar la “dignificación salarial” y la lucha contra la desigualdad. Su Gobierno, avanzó, será “socialista, paritario, europeísta, garante de la estabilidad presupuestaria” y convocará elecciones antes del fin de la legislatura, pero no concretó cuándo.

Sánchez acabó de ganarse el apoyo de los partidos catalanes prometiendo diálogo “con todas las fuerzas parlamentarias y todos los Gobiernos autonómicos”, incluyendo al Govern, para encarar el cisma territorial abierto. Si no hay novedades antes, la votación se celebrará a mediodía de este viernes.

Una legislatura liquidada

Podemos. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, pidió al PSOE más compromiso social pero le dio su apoyo y celebró ver cumplido uno de los principales objetivos de su grupo: echar del poder a Mariano Rajoy. “Nos vamos a comer con patatas sus Presupuestos”, admitió, parafraseando la crítica que le había hecho horas antes el presidente del Gobierno, “pero en esa comida no habrá ni un solo corrupto”, concluyó.

 

Ciudadanos. “La corrupción ha liquidado la legislatura”, sentenció este jueves el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para confirmar, sin embargo, que votará en contra de la moción de censura porque lo que ve necesario son elecciones. Criticando su ausencia de la Cámara, Rivera ofreció “una salida” a Rajoy, ofreciéndose a pactar la celebración de unos comicios si dimite.

 

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