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Los bocetos de Rubens conquistan el Prado

La pinacoteca inaugura el martes una exposición sobre el artista flamenco Prefería pintar una nueva obra que desprenderse de uno de sus proyectos

Detalle de 'La pesca milagrosa' de Rubens (1610)
Detalle de 'La pesca milagrosa' de Rubens (1610)

Pedro Pablo Rubens (1577-1640) fue el pintor de bocetos más relevante en la historia del arte europeo. Esta técnica se inició en el siglo XVI en Italia como parte del proceso para la elaboración de un cuadro y fue muy utilizada por artistas como Tintoretto, Polidoro da Caravaggio o Beccafumi.

Sin embargo, mientras que ellos utilizaban los bocetos exclusivamente como preparación para sus obras, Rubens fue un paso más allá y desarrolló esta técnica incluyendo sistemáticamente imágenes pintadas al óleo y en soportes más duraderos que el papel. “Fue el inventor de la pintura de bocetos, ya que antes que él hay muy pocos artistas que hagan bocetos como obra”, justificó el jefe de conservación de pintura flamenca y escuelas del norte del Museo del Prado, Alejandro Vergara, quien ha comisariado la exposición Rubens. Pintor de bocetos, que se inaugura en la mencionada institución el próximo martes 10 de abril.

Los bocetos del pintor flamenco incluyen casi siempre color, lo que genera la ilusión de la piel y el músculo. Son creaciones muy acabadas, pero diferenciadas del resto de su producción porque están menos pulidas, cuentan con menos detalles y se suele ver la imprimación. “Cuando se piensa en un boceto, se visualiza algo prácticamente a medias, pero cuando se ve la exposición se toma consciencia de toda la variedad que existe”, continuó Vergara. Rubens utilizaba estos esbozos para plasmar sus ideas sobre nuevas composiciones, mostrárselos a sus clientes o como guía para los ayudantes que debían pintar los grandes cartones que se usarían como modelo para tejer los tapices.

La exposición que presenta el Museo del Prado, en colaboración con el Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam (Países Bajos) y el Gobierno de Flandes, Rubens. Pintor de bocetos, busca reflexionar sobre el trabajo del artista flamenco como bocetista. La muestra reúne 73 de los cerca de 500 esbozos que pintó Rubens a lo largo de su carrera artística y que le legitiman como uno de los pintores de bocetos más reseñables. Además, la serie se acompaña de otros 20 dibujos, estampas y pinturas del propio Rubens que ayudan a contextualizar mejor la colección.

Por primera vez, se mostrará al público una copia del conocido como Manuscrito Bordes, un cuaderno perdido de Rubens que incluye textos y dibujos. Se conservan cuatro copias del citado documento, no obstante, la del Prado es la más interesante, ya que además de tratarse de una reproducción directa del original, incluye dos dibujos originales del maestro. El manuscrito pertenece al museo desde 2015 gracias a la donación del escultor e historiador de arte Juan Bordes.

Más allá de las obras provenientes de las dos pinacotecas colaboradoras, se han logrado reunir también pinturas de instituciones como el Louvre de París (Francia), el Hermitage de San Petersburgo (Rusia), la National Gallery de Londres (Reino Unido) o el Metropolitan de Nueva York (Estados Unidos). La colección se podrá visitar en el museo madrileño hasta el próximo 5 de agosto, fecha tras la cual se trasladará al Boijmans Van Beuningen Museum.

El propio Rubens era consciente del valor de sus bocetos, a los que apreciaba de igual manera que al resto de su obra. En 1620, los jesuitas le encargaron 39 obras para su iglesia de Amberes, que irían colocados en los techos y se verían desde abajo. Al finalizar, los religiosos le pidieron también los esbozos preparatorios, sin embargo, el maestro prefirió entregarles otra pintura, además de la encargada, en vez de confiarles sus esbozos, según compartió Vergara durante la presentación de la exposición.

Pese a tratarse de bocetos, los esquemas de Rubens invitan a disfrutar de la esencia de su arte: la pincelada vigorosa, y a la vez ligera, y la sensación de energía comprimida. Rasgos que transmiten seriedad en su propósito y gusto por la vida. Las escenas que representa contagian la impresión de que en ellas se resuelven cuestiones de gran trascendencia y provocan que el espectador se involucre con las emociones que en ellas se expresan. En palabras del otro comisario de la exposición y conservador de pintura antigua del Boijmans Van Beuningen Museum, Friso Lammertse, “Rubens, más que un pintor, es un maestro de vida”. Una muestra de ello es el retrato que sirve como epílogo a la exposición, una imagen de su propia hija, del que “llama la atención lo abocetado de la estética y que aun así nos ofrezca tal proximidad”, comentó Vergara, “va más allá de lo visible, lo que pinta es el amor por su hija”.

Rubens. Pintor de bocetos servirá de antesala para la apertura, a finales de junio, de las nuevas salas dedicadas a la pintura flamenca en el Museo del Prado, según reconoció el director de la institución, Miguel Falomir. Aunque los nuevos espacios y la citada exposición coincidirán un par de meses, tras la finalización de la misma, parte de las obras propiedad de la pinacoteca madrileña pasarán a ocupar las nuevas habitaciones en vez de su lugar original.

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