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Los cinco magníficos de las antiguas cajas de ahorros

LA BANCA MEDIANA ha sido sustituida tras la crisis por cinco excajas que han conseguido sobrevivir: Unicaja, Ibercaja, Kutxabank, Abanca y Liberbank Estas entidades han logrado que la competencia no se limite solo a los grandes bancos

Sede de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA)
Sede de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA)

Si ha habido en los últimos 40 años de la historia económica española un sector que ha experimentado una drástica transformación, ese ha sido el de las cajas de ahorros. Estas entidades financieras tienen su origen en España en el siglo XVII como pósitos y montes de piedad, instituciones benéficas que otorgaban préstamos con garantías prendatarias en condiciones favorables.

La precursora de las cajas de ahorros que sobrevivió durante más de 300 años fue el Monte de Piedad de Madrid (Caja Madrid), creada en 1702, aunque desapareció como caja con la crisis financiera, lo mismo que el resto del sector. Entre finales de 2010 y comienzos de 2011, ya entrada la crisis financiera, el Gobierno impulsó la transformación de las cajas de ahorros en bancos.

Era el final de un sector que había sobrevivido más de 300 años y que, tras permitir en 1977 que ofrecieran los mismos servicios que los bancos y lograran en 1980 iniciar su expansión fuera de su región de origen, llegó a superar a los bancos en cuota de mercado, en depósitos, créditos y oficinas. Murieron de éxito, como presagió un informe de BBVA dos décadas antes de su fin.

En 1970 existían en España 87 cajas, con 19.578.456 números de cuentas de recursos ajenos. Entonces, la primera era la de Pensiones para la Vejez de Ahorros (origen del grupo La Caixa); la segunda, Caja de Madrid (hoy Bankia), y la tercera, la Caja de Zaragoza, Aragón y Rioja (hoy Ibercaja). En tanto, la séptima era la Municipal de Bilbao, seguida de la Vizcaína (ambas origen de Kutxa­bank), y en décimo lugar estaba Ronda (hoy Unicaja).

En 1985, las fusiones habían reducido el número de cajas a 77, pero habían comenzado a arañar cuota de mercado a los bancos y ya contaban con 44 millones de cuentas; todas se habían convertido en líderes en sus zonas de origen.

Alguna rural, como Cajamar, originaría de Almería, había decidido también ganar la batalla a los bancos y a las cajas. Pero llegó la crisis financiera en 2008 y un gran número de cajas fueron desapareciendo poco a poco engullidas por otras de mayor tamaño o por los bancos tras ser subastadas.

Solo resistieron las más fuertes, con excepción de Bankia (que, por su tamaño sistémico, se optó por su independencia) o Novacaixagalicia, que, tras ser nacionalizada, fue subastada y adquirida por un banquero venezolano, aunque de origen español, quien cambió la marca por Abanca. Las más fuertes sobrevivieron, pero debieron convertirse en bancos. Unicaja, Ibercaja, Kutxabank o Liberbank han pasado a ocupar el puesto de la banca mediana. La entidad vasca, fruto de la fusión de BBK, Kutxa y Vital, de hecho, se ha convertido en la entidad más solvente de España. Ibercaja, creada en 1863 y convertida en banco en julio de 2011, absorbió a Caja3 y sigue como líder en Aragón. Su reto ahora es salir a Bolsa y seguir independiente.

Unicaja también ha absorbido a otra en plena crisis, en este caso a Caja España-Duero. Además, ­decidió debutar en Bolsa en un momento complicado, el 30 de junio de 2017, días después de la resolución y venta de Banco Popular. Pero el mercado acogió bien sus títulos desde el primer día.

No ha ocurrido lo mismo con Liberbank, también fruto de varias fusiones (fue la primera en quedarse con una caja intervenida, CCM), que pese a todo acaba de realizar una exitosa ampliación de capital por 500 millones de euros, que refuerza su solvencia.

Abanca ha logrado quitarse el estigma de entidad rescatada y ahora su dueño, Juan Carlos Escotet, busca otras firmas para comprarlas y unirlas al banco gallego.

Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar
Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar

Cajamar, la rural que se hizo grande

Es una entidad atípica en su sector, las cooperativas de crédito, en las que también se incluyen las cajas rurales. Su origen es almeriense, aunque ha pasado por varias fusiones. Es la primera caja rural y cooperativa de crédito española con 1,4 millones de socios y 4 millones de clientes. De hecho, es la única de su sector que, debido a su tamaño, es supervisada por el Banco Central Europeo.

Desde hace más de dos décadas apostó por crecer con la apertura de oficinas y ya cuenta con unas 1.300 entre las suyas y las adheridas por las fusiones. Su cuota de mercado suma más del 50% de todo el sector de las cooperativas de crédito.

Su denominación es Grupo Cooperativo Cajamar. Un grupo consolidado de entidades de crédito que en diciembre de 2009 fue calificado como sistema institucional de protección (SIP). En enero de 2014, las 19 cajas rurales del Grupo Cooperativo Cajamar y otras 13 cajas rurales españolas crearon el Banco de Crédito Cooperativo.

Amado Francos, presidente de la Fundación Bancaria de Ibercaja
Amado Francos, presidente de la Fundación Bancaria de Ibercaja

El protagonismo de las fundaciones bancarias

Las antiguas cajas de ahorros tuvieron que transformarse con la crisis en bancos (con la excepción de Caixa Pollença y Caixa Ontinyent), aunque su obra social y sus accionistas de referencia se mantuvieron en una nueva figura creada tras su mutación: las fundaciones bancarias.

Estas fundaciones son, en gran parte, el núcleo del capital de estas entidades, aunque no pueden sobrepasar el 40% si no quieren ser penalizadas; además, no pueden compartir consejeros. En ellas se han sentado los presidentes más veteranos del sector, que han optado por dejar el banco y marcharse a estas instituciones, como Braulio Medel, que preside la Fundación Unicaja, o Amado Franco, presidente de la Fundación Bancaria Ibercaja.

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