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Pablo Samaranch: "Nuestros competidores son el táper y el bar Manolo"

Pablo Samaranch es el cofundador de una startup que surte de comida a las oficinas Los alimentos que sobran se donan a comedores sociales para gente sin hogar

Manuel Casamayón

Cinco de cada ocho interacciones con la comida se hacen en la jornada laboral. Con esta idea en mente, Pablo Samaranch (Barcelona, 1986) y su socio Eduardo Liviano lanzaron ApetEat en septiembre de 2016. Un servicio, especialmente orientado a empresas, para pedir comida a diario y recibirla en la oficina. Se dirigen a un 46% de los trabajadores, los que habitualmente pagan por comer en su jornada laboral. “Nuestros principales competidores son el táper y el bar Manolo del menú a 10 euros”, reconoce Samaranch.

El cambio en los hábitos alimenticios es otro de los motores de esta startup, que se rige por la comida sana: “Cada vez nos cuidamos más y somos más conscientes de lo que comemos”, señala Samaranch, quien se inspiró en una empresa que tenía su primo en Barcelona para crear ApetEat. La cocina, que está externalizada, ofrece 60 platos diferentes y corre a cargo de un chef profesional que ha trabajado en varios restaurantes con estrella Michelin, apunta su cofundador. Elaboran unos 4.500 pedidos mensuales, además de contar con corners propios en algunas empresas. Samaranch no duda en señalar su plato estrella: el nido de arroz basmati con pechuga de pollo.

En ApetEat no se tira nada, los excedentes de comida se donan a la fundación Rais, que trabaja con varios centros para personas sin hogar. Por otro lado, la mayoría de los envases que utilizan son biodegradables, compostables o reciclados. “De 32, solo uno es de plástico porque es necesario para conservar las propiedades de los alimentos”, explica Samaranch. Además, también trabajan con la fundación Salto para proporcionar empleo en su centro logístico a personas que han sufrido alguna enfermedad mental grave y están en proceso de reinserción.

Actualmente, los 10 trabajadores de ApetEat se dividen entre el centro de logística y un coworking en la zona financiera de Cuzco (Madrid). Además, la empresa se completa con 15 repartidores propios que hacen posible que ni se obligue a un pedido mínimo ni haya que pagar gastos de envío. “Como establecemos rutas y vamos dirigidos a centros de trabajo, en cada punto de entrega tenemos muchos pedidos, por eso no pasa nada si alguien pide solo un refresco”, explica el cofundador, quien recuerda un día de nieve como una de sus mejores anécdotas: “Batimos récord de pedidos, pero como la calle estaba fatal, los repartidores no se atrevían a salir con las motos, así que acabamos distribuyendo el director de tecnología y yo con el coche”. Samaranch lleva siempre consigo un amuleto, una piedra con la palabra strength (fuerza) que le trajo su madre de un viaje a Canadá. “Me suele costar mucho emocionarme, pero cuando la vi, pensé ‘fuerza, eso es justo lo que necesito ahora’, porque estaba a punto de lanzarme al vacío y lanzar ApetEat”.

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