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Mujeres directivas y consejos de administración

Este año es distinto. O eso percibo. Las reclamaciones de las mujeres se escuchan con más fuerza, porque han conseguido romper la dinámica de la protesta política y se ha convertido en un acto social y transversal. Las redes sociales han amplificado la protesta y los medios convencionales se han hecho eco de la demanda en el discurso dominante. La acción colectiva de naturaleza reivindicativa ha sido original en la producción material de la protesta y ha fusionado el activismo con la acción mediática en tres usos en la comunicación pública: la movilización, la apertura de nuevos espacios de comunicación y la creación de fuentes informativas alternativas. En este contexto, una de las palancas de transformación del poder es la empresa. Según su tamaño y estructura, se adaptan a los cambios de forma irregular. Las mujeres directivas son el primer paso para que se cambien dichas estructuras en la medida en que se aporta otra visión del entorno. Es la revolución de la diversidad en la empresa, que será uno de los cambios sustanciales de las organizaciones industriales en el siglo XXI.

En los órganos de dirección, “la apuesta por la diversidad en la empresa incrementa la competitividad y debemos ser capaces de reconocerlo. Porque la diversidad es contar los números y la inclusión, hacer que los números cuenten”, según explicó Stella Mally, socia de Women’s Economy Europe, en la jornada “Diversidad en Consejos y Comités de Dirección”, organizada en ESADE Business School. La transformación de la empresa es una decisión estratégica, que afecta a la organización de la empresa, la selección de personal directivo y de talento emprendedor, la gestión de los recursos, los procesos de administración y la promoción de nuevos valores. Un consejo de administración homogéneo es contrario a los principios de la globalización, la diversidad o la transformación digital. Por este motivo, se recomiendan algunas medidas para el incremento de la diversidad. Cada empresa, ha de elegir qué instrumento le conviene para un crecimiento inteligente.

  1. Una nueva cultura corporativa. El primer paso es la estructuración de la empresa en torno a valores concretos. No se trata de entregar un cheque guardería, sino de organizar la jornada laboral y el plan de carrera para que sea compatible con la vida personal. Esto significa abandonar las reuniones a las 19h o crear estructuras rígidas de desempeño. El éxito de la compañía no se correlaciona con el presentismo, ese mal endémico.
  1. La diversidad en el capital social. Éste es el pegamento de las instituciones y su principal mecanismo de cohesión. En el plano interno, porque las redes sociales y las iniciativas digitales representan una oportunidad para la creación de un nuevo capital social, no sostenido únicamente en la experiencia previa. Las mujeres emprendedoras recuerdan una y otra vez la necesidad de contar con un capital social propio. En el ámbito externo, las políticas públicas se orientan hacia este cambio cuando se tiene claro el objetivo. La intención emprendedora entre las mujeresse estimula mediante el apoyo a las redes, la creación de capital socialy capital relacional, la promoción de la formación ejecutiva de alto nivel, el estímulo de la competencia de liderazgo, entre otras acciones.
  1. Capacitación en tecnología. El sector de tecnologías de la información cuenta con menor presencia femenina en números globales. Si la creación de nuevos puestos directivos va esa dirección, se incrementará la brecha. La mujer directiva tiene que afianzarse en las áreas del blockchain, las redes sociales, el marketing digital o la investigación. Hay que salir de recursos humanos o el departamento jurídico para ocupar nuevas áreas de dirección.
  1. Un consejo de administración homogéneo. La alta dirección necesita un cambio profundo en su organización interna, porque a menudo los consejeros que se marchan son sustituidos por personas con un perfil muy parecido. Apenas hay espacio para la renovación y se perpetúa un estilo de dirección y control de las decisiones. Cada nuevo consejero es una oportunidad para el cambio. En mi opinión, el cumplimiento normativo puede acelerar la ruptura de la homogeneidad porque serán necesarios nuevos perfiles.

Estas cuatro ideas apuntan un abanico de cambios que son necesarios para que las mujeres se incorporen a los consejos de administración y a los órganos de dirección. Hay más ideas y más propuestas. El cambio está en marcha.

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