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Sin necesidad de dinero, la actividad bajo mínimos en renta fija

Caídas en cédulas hipotecarias y bonos de titulización Llegan las emisiones sénior ‘non-preferred’, que se usarán mucho en 2018

La renta fija de un vistazo
Carlos Cortinas / Cinco Días

Si por algo se ha caracterizado este ejercicio ha sido por la importante disminución de la actividad en el mercado secundario. En concreto, en el AIAF las emisiones de pagarés han continuado cayendo por quinto año consecutivo y este ejercicio se constata una menor actividad en bonos de titulización y cédulas.

“La compra de deuda por parte del BCE ha servido a las entidades financieras para financiar la expansión del crédito a las empresas, por lo que ha decrecido el recurso al mercado. No obstante, los bonos y obligaciones simples crecieron un 36,1%”, apunta Julio Alcántara, director general de BME Renta Fija.

La caída anual registrada en la deuda privada admitida a negociación en el AIAF fue del 6,6%, al pasar de 130.138 a 121.535 millones

La gran liquidez de la que disponen las entidades financieras en España tras el programa aplicado por el BCE explica en buena parte la pequeña actividad en distintos instrumentos. De hecho, en ING opinan que “los grandes emisores de cédulas españoles están emitiendo lo justo para mantenerse activos en este mercado y para que los inversores mantengan su interés y líneas disponibles para ellos de cara al futuro”.

En cuanto al análisis de BBVA, concluye que en 2017 las entidades “han refinanciado sus vencimientos de instrumentos de financiación pura (cédulas hipotecarias) por instrumentos para cumplir con los requisitos de capital regulatorio: sénior non-preferred, Tier 2 y Additional Tier 1”.

El descenso interanual sufrido por el volumen de emisiones de bonos y obligaciones fue del 36,1%, tras bajar de 43.161 a 31.720 millones

Para Álvaro Canosa Castillo, director de renta fija de Bankia, a lo largo de 2017 el instrumento más frecuente ha sido la nueva deuda sénior non-preferred, “al ser la más barata de las incluidas dentro del abanico de instrumentos con capacidad de absorción de pérdidas en el caso de un evento de crédito de la entidad”.

Lo cierto es que muchas de las entidades financieras de mayor tamaño “han empezado a construir los distintos colchones de la denominada deuda anticrisis, emitiendo distintos instrumentos a través de sus respectivas estructuras (AT1, T2 y sénior non-preferred). Creemos que esta tendencia continuará no solo en España, sino también en Europa, y esperamos que a lo largo de 2018 más de una entidad emita su primer bono en este tipo de activos”, augura Antonio García Méndez, responsable de financiación de deuda global Iberia Bonos de Santander.

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También Javier Guzmán y Fernando García, codirectores de mercados de capitales de Société Générale, destacan que 2017 ha sido el primer año de la deuda sénior non-preferred, con Santander, BBVA y CaixaBank saliendo al mercado. “Para 2018, una vez los bancos españoles reciban el importe final del MREL (iniciales en inglés de mínimo requerido de pasivos elegibles), esperamos un incremento de este tipo de deuda”, indican.

Es de la misma opinión Jorge de Sedano, responsable de banca corporativa de Commerzbank, quien asegura que a medida que se vayan clarificando los requerimientos del MREL, los bancos europeos aumentarán sus emisiones de sénior non-preferred, “a costa de la deuda sénior tradicional y/o de las emisiones de cédulas hipotecarias y titulizaciones”.

Nuevas reglas y financiación alternativas

Normativa. Este ha sido un ejercicio de adaptación a nuevas regulaciones. Hace unas semanas entraba en vigor la directiva Mifid 2 y su reglamento Mifir, “que regula múltiples aspectos de los centros de negociación y de los agentes que en ellos operan”, resalta Julio Alcántara, director general de BME Renta Fija, quien recuerda que, además, el pasado mes de septiembre España se integró en el sistema Target 2 Securities para la liquidación de operaciones de valores.

MARF. En el año 2017, un total de 29 compañías han utilizado el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) para cubrir necesidades de financiación. De ellas, 10 lo hacían por primera vez y las 19 restantes ya lo habían hecho con anterioridad. Un mercado que, según Gonzalo Gómez Retuerto, su director gerente, “cerró el año pasado con un saldo vivo de emisiones de deuda corporativa de 2.191 millones de euros, distribuidos en algo más de 1.297,1 millones de euros en bonos y el resto, en programas de pagarés. Frente al cierre del año anterior, el saldo vivo aumentó un 36%. Entre las nuevas sociedades incorporadas al MARF este año se encuentran “representantes de sectores como la ingeniería civil, de la mano de Sacyr; hostelería, con el grupo Batle, o de la industria pesada metálica, con la cooperativa Ulma”.

Si hablamos del mercado europeo, desde Barclays resaltan que el volumen de cédulas hipotecarias y de covered bonds se situó significativamente por debajo de las expectativas, “por una combinación de factores, entre los que destacan las alternativas más baratas de financiación del BCE o la espera del nuevo marco de covered bonds armonizado”.

Por su parte, Federico Silva, director de renta fija de Beka Finance, prevé para este año un crecimiento de la actividad de financiación en el mercado de project bonds.

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