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La empresa confía en los robots para explotar el talento de la plantilla

La automatización de las tareas repetitivasdará lugar a la creación de nuevos puestos de trabajo También a nuevos roles en el seno de las compañías

Aunque la idea de la robotización de una empresa trae a la mente un robot de forma humanoide sentado en un despacho realizando las tareas propias de un empleado de la plantilla, lo cierto es que este proceso se inició en el siglo XX, con la incorporación de las máquinas a las fábricas. Hoy en día, sin embargo, está adquiriendo popularidad en las empresas por su llegada a actividades de rutina masiva, aunque sea en forma de software que facilite las tareas diarias.

Esto ha provocado el retorno de un añejo miedo que ya estuvo presente en la revolución industrial: el temor a que los robots sustituyan a las personas y destruyan miles de puestos de trabajo en todas las actividades empresariales. De hecho, según un estudio reciente, la robótica y la inteligencia artificial amenazan la mitad de las actividades que realizan 1,1 millones de empleados y que podrían ser automatizadas para 2055.

Sin embargo, las compañías aseguran que este temor se va a conjurar y que hay que relativizar cifras como las de tal estudio, según concluyen la mayoría de los expertos convocados por CincoDías a un debate sobre La robot-lución ante un nuevo ecosistema, organizado en colaboración con Deloitte. "Hasta ahora ha habido una visión demonizante de los robots, pero comienza a surgir una imagen positiva de que van a permitir una descarga operativa de las tareas más ingratas y posibilitarán que las personas se concentren en aquellas que tienen más valor", según explicó Ignacio Siso, socio de Deloitte, durante el debate.

No cabe ninguna duda de que la introducción cada vez mayor de la tecnología en las compañías llevará consigo la destrucción de ciertos empleos, al convertir a la máquina en responsable de realizar ciertas tareas que hasta hora eran exclusivas a la mano del hombre.

Pero ¿hasta qué punto sustituirá el papel de las personas? "Los robots se encargarán de los trabajos más arduos y mecánicos, pero nunca podrán ocuparse de la toma de decisiones, la gestión de las personas, el trato con el cliente y, sobre todo, reemplazar a los seres humanos en las áreas en las que haya diseño y creatividad", afirma Jorge Ogayar Luque, director de Centro de Servicios Financieros SBGM.

Por tanto, la llegada de los autómatas a las empresas únicamente supone la automatización de las tareas de bajo valor, por el momento. De esta manera, los empleados que hasta ahora dedicaban largas jornadas a analizar datos complejos podrán poner en práctica sus conocimientos y ser más activos en la propia compañía. "Al quitar el trabajo manual y las tareas de poco valor, los empleados se centran en otras mucho más acordes para dar un servicio de mayor calidad a los clientes", alega Alejandro Velasco, service & performance manager en Daimler Group Services Madrid.

Es decir, se eliminarán muchos empleos, pero al mismo tiempo se crearán otros tantos y también surgirán nuevos roles en el seno de las compañías. Como subraya Joan Pere Salom, socio director de human capital en Deloitte, "todas las revoluciones industriales han generado más ocupación y de mejor calidad", es lo que se denomina creación destructiva. De hecho, Salom hace referencia a algunos estudios que ya demuestran que las ocupaciones que se crean con la automatización de puestos de trabajo tienen un "nivel retributivo más grande".

Para que esta evolución sea posible, no es necesario únicamente implantar la tecnología, sino preparar a las plantillas. Por una parte, es imprescindible explicar de forma adecuada el cambio que se va a producir. Es más, para Javier Castellanos, robot factory manager RPA en Orange España, "una de las áreas que tiene que liderar esta transformación es la de recursos humanos, para que los empleados comprendan que la robotización va a facilitar su día a día".

Como experto en este ámbito, Salom asegura que cuanto más se invierte en tecnología, "más importantes son las personas en las organizaciones y más relevancia tienen los departamentos de recursos humanos". En este sentido, Castellanos hizo referencia a un dato: casi el 50% de las empresas que implantan robotics fracasan y "la principal causa es la falta de implicación de la organización, porque no hay una comunicación de lo que se quiere lograr", destaca.

Por otra parte, los empleados necesitarán una preparación para las nuevas tareas que van a asumir así como para la comprensión del nuevo entorno de trabajo. En Orange, por ejemplo, han puesto en marcha un plan de formación interno que combinan con otro de retención de talento: "No estamos encontrando gente formada, invertimos mucho para prepararlos y no queremos perderlos", reconoce Castellanos.

Salom está de acuerdo en que uno de los mayores retos será dirigir la transformación de esos empleados que verán cómo algunas de sus tareas son automatizadas, aunque también tendrán que lidiar con otros dos colectivos y los retos que estos enfrentan. Por un lado, los expertos que se incorporen a las compañías para ocupar los nuevos puestos de trabajo, a quienes habrá que formar de manera rápida y evitar su fuga a otras organizaciones.

Por otro, los puestos que desaparezcan y supongan el despido o el reciclaje de una parte de la plantilla. En este sentido, Castellanos no ve "descabellado" que se genere un "ecosistema fiscal para que las compañías tributen por esas tareas que han sido automatizadas y ello permita la creación de una renta básica".

Las empresas también deben tener en cuenta que la adaptación de las personas no sigue el mismo ritmo que la de las máquinas. "La velocidad a la que están sucediendo todos los cambios tecnológicos es exponencial, mientras que el cambio humano es más lineal", aclara Salom. Por tanto, las organizaciones deben desarrollar estrategias para que los empleados sean más innovadores y evolucionen más rápido.

Sin olvidar la gestión del talento, hay otra cuestión de la que las empresas están empezando a ser conscientes: la implementación de la robótica no es sencilla. "Nos hemos acostumbrado a que tener tecnología debería ser fácil, rápido y sencillo. Pero cuando llega a una empresa, hay determinados elementos organizativos que tienes que alinear antes", subraya Luis González Gugel, socio responsable de robotics de Deloitte.

Para que todos estos cambios sean posibles, Salvador Bonacasa, director del Centro de Servicios de Cepsa, ve fundamental que haya "un modelo de gobierno interno en la propia empresa que sea capaz de conjugar los intereses que puedan tener los distintos actores dentro de la compañía". Tendrán que estar involucrados, por tanto, los departamentos de recursos humanos, pero también los responsables de cuestiones legales o las áreas de sistemas de información.

Las compañías no olvidan tampoco la seguridad de sus sistemas, sobre todo después de los ataques informáticos sucedidos a nivel global en el último año. Son conscientes de que cuanto mayor sea la automatización del negocio, mayor será también el riesgo de que alguna de las partes sea atacada y deje de funcionar. Sin embargo, todos los participantes en el encuentro recalcaron que el uso de robots otorga mayor transparencia a las tareas y permite la trazabilidad de todo el proceso y de cada uno de los movimientos.

No obstante, la pregunta que se hacen los gestores empresariales y las plantillas es cuándo se producirá esta gran revolución y hasta dónde llegará. Los participantes en el encuentro estuvieron de acuerdo en que ahora mismo el proceso de robotización está en sus etapas iniciales, en una "fase de infancia evolucionada", según Ignacio Siso. "Falta estructurar en un plan más ambicioso y ordenado todos los proyectos que se están poniendo en marcha" y ver aquellos en los que la robótica será eficaz, continúa.

Lo mismo ocurre con la inteligencia artificial (IA), de la que aún se está muy lejos pese a los avances que se dan a conocer diariamente. "Los que nos dedicamos a esto sabemos que no tienen un aplicación práctica hoy en día", afirma Gugel. De hecho, la robótica sería, para Ogayar Luque, el paso previo a la inteligencia artificial: "primero se automatizarán las reglas sobre el comportamiento (robótica) y, posteriormente, llegará la toma de decisiones en base a toda la información acumulada (IA)".

Pese a que la idea general es que en un periodo corto de tiempo no tendrán lugar grandes cambios, sí habrá algunas áreas en las que se percibirán antes. En las próximas dos décadas, buena parte de las actividades que hoy realiza la fuerza laboral podría ser ya ejecutada por robots. Entre los más amenazados parecen encontrarse los conductores de taxi o autobuses, pues Tesla ya ha realizado grandes avances en el desarrollo del vehículo autónomo.

Por tanto, el reto de las personas que conforman las compañías será seguir aportando un valor que no pueda ser sustituido por una máquina, diseñada hasta ahora para asumir tareas repetitivas y seguir reglas muy claras. Una cuestión que se vuelve fundamental en las áreas de atención al cliente, en las cuales ya se está sustituyendo en algunos casos al equipo humano por robots.

Las empresas llevan ya un siglo utilizando las tecnologías para ser más eficientes, pero con la llegada de innovaciones como el big data, la robótica o la inteligencia artificial se han dado cuenta de que las implicaciones de la innovación son mayores y cambiarán de arriba a abajo las compañías. "Empezamos pensando que era un tema de automatizar tareas de bajo valor y terminamos dándonos cuenta de que era transformar la forma en que las organizaciones van a convivir con las nuevas tecnologías", concluye Gugel.

Las pymes aún están lejos de la robótica

 

 

En el mundo, solo el 10% de las empresas tiene ya implantados de manera efectiva elementos de robótica, recuerda Salvador Bonacasa. Los directivos de las compañías están de acuerdo en que la llegada de las nuevas tecnologías no es una tarea sencilla, pero las grandes empresas, ya sea por sus capacidades presupuestarias o sus necesidades, ya han empezado a instaurar la robótica, el big data y la inteligencia artificial. Debido al tamaño del negocio, “ven cómo aplicar estos avances así como el retorno económico”, afirma Javier Castellanos.

 

 

Las pymes conforman el tejido empresarial de España. A estas compañías de menor tamaño no ha llegado todavía la robótica. Es más, en este momento, aún están implantando el cloud del que las grandes empresas hablaban hace un lustro. Esta evolución tardía dará, no obstante, algunas ventajas a las pymes, pues podrán aprender de todas las experiencias vividas por las grandes organizaciones.

 

 

Aunque la idea generalizada es que la llegada de las tecnologías supone el desembolso de una gran inversión, con la robótica no ocurre lo mismo. Crear robots no es caro y, por tanto, según Bonacasa, en los próximos años “va a haber una democratización de todas estas mejoras a todo el tejido industrial que va a ser revolucionaria”.

 

 

Muchas organizaciones experimentan una gran aversión hacia las grandes innovaciones por los cambios que suponen. Sin embargo, lo bueno de la robótica es que son pequeños cambios incrementales mucho más motivacionales para quienes los hacen y el usuario, los que van a cambiar el nivel de automatización de las compañías”, subraya Ignacio Siso. En cualquier caso, para lograr que las pequeñas y medianas empresas se comprometan con esta revolución, Bonacasa plantea enfocar el cambio dentro de un “proyecto global de transformación hacia una economía digital que pretenda dar valor tanto a la empresa como a la sociedad, pero también aprovechar las oportunidades que tecnológicamente se nos plantean”.

 

 

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