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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una ola global de proteccionismo comercial contra la que hay que reaccionar

Este año se van a aplicar en el mundo 400 nuevas medidas de restricción comercial, el 25% de EEUU

Reuters

La ola de proteccionismo comercial que está inundando el globo y cuyo poderoso epicentro está ahora mismo en la Administración Trump, tiene potencial para convertirse en un riesgo para la recuperación y el crecimiento de las economías internacionales, entre ellas, de la española. Durante los duros años de la crisis, el sector exterior fue uno de los escasos motores que mantuvo su fortaleza en España y desde entonces y hasta hoy se ha consolidado como uno de los pilares claves de la recuperación. Desde 2009, las cifras de las exportaciones españolas no cesan de crecer y de batir un récord histórico tras otro. El montante de ventas ha pasado de 159.889 millones en ese año a 254.530 millones de euros en la actualidad, lo que supone un 59% más. Solo entre enero y septiembre de 2017 las exportaciones han crecido un 9% respecto al mismo período del año anterior; eso permitirá cerrar el año con un saldo probablemente superior a 277.000 millones de euros.

Esta indiscutible prosperidad comercial está siendo amenazada desde varios frentes. A la ofensiva proteccionista de EEUU –que incluye la imposición de nuevos aranceles, como el de la aceituna negra, la paralización de las negociaciones del tratado de libre comercio con Europa (TTIP) o la intención de renegociar el tratado comercial con México y Canadá (Nafta)– se incluye una actitud similar en otras regiones y países del mundo. Los últimos datos apuntan a que en 2017 se van a aplicar 400 nuevas nuevas medidas proteccionistas, de las cuales un 25% procede de Washington.

La respuesta a esta ofensiva no puede ser un ejercicio individual, sino que debe articularse en el marco de la Unión Europea y hacerse desde dos grandes frentes: el político y el empresarial. España, como miembro de la Europa del euro, debe defender sus intereses comerciales y exigir que esa defensa se articule también desde Bruselas. Otro tanto se puede decir de las organizaciones empresariales, tanto nacionales como comunitarias, cuya presión y vigilancia debe ser constante. El proteccionismo comercial supone aparente prosperidad hoy y pobreza real mañana. Es una vieja lección duramente aprendida y que no debemos volver a olvidar.

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