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Los tropiezos de las empresas en buen gobierno dejan huella en sus ingresos

Las cotizadas del Ibex aprueban en sostenibilidad,pero dejan para septiembre la claridad fiscal Los tropiezos corporativos se reflejan en pérdidas en su cuenta de resultados

Getty

Bien sea por presiones externas (inversores y consumidores cada vez exigen más compromiso social y medioambiental a las empresas para confiar en ellas) o por verdadero convencimiento, la RSC o RSE comienza a dejar de ser una herramienta de marketing para convertirse en parte de la estrategia transversal en las compañías de todos los sectores. Es cierto que queda mucho por hacer, sobretodo en materia de transparencia y fiscalidad, pero los esfuerzos son evidentes. Durante este año las pymes han demostrado sus ganas por formar parte de este movimiento y muestra de ello es que la mitad de las empresas certificadas éticamente son pequeñas y medianas.

Uno de los casos más famosos de corrupción empresarial fue el de Siemens: 300 personas fueron imputadas por sobornos a funcionarios y miembros de Gobiernos extranjeros para conseguir o acelerar contratos. El asunto acabó con el pago de 600 millones de euros de multa y el New York Times estimó que la compañía tuvo que hacer frente a más de 2.600 millones de dólares para limpiar su nombre, unas cifras que se encajaron en su cuenta de resultados. Otro suceso llamativo fue la creación de 1,4 millones de cuentas falsas a inmigrantes de Wells Fargo. Le costaron una pérdida en Bolsa de más de 30.000 millones de dólares.

En los últimos meses, las condiciones desfavorables vividas por los empleados de Ryanair desembocaron en el abandono de la compañía de 140 pilotos, con la consiguiente cancelación de más de 2.000 vuelos. La empresa cayó en Bolsa un 15% y su pérdida se cifra en más de 2.000 millones de euros. También Uber perdió su licencia en Londres por falta de responsabilidad social en las condiciones laborales de sus conductores, además de haber estado involucrado en polémicas por acoso sexual.

“En todos los grandes casos de irresponsabilidad empresarial encontramos pautas de búsqueda de retorno en el corto plazo junto a fallos sistemáticos en la gestión de riesgos y una débil integración de la gestión ética y socialmente responsable en el sistema de gestión de la organización”, afirma Germán Granda, director general de Forética. ¿El resultado? Granda lo resume en pérdida de valor para todos los grupos de interés, desde los inversores hasta los empleados, proveedores, clientes y Administraciones públicas.

El director general de Forética considera que la integración de una cultura de gestión ética y responsabilidad social en las empresas ayuda a blindarlas frente a estos riesgos no financieros.

Pero ¿qué está ocurriendo dentro del Ibex 35? “La responsabilidad social empresarial (RSE) está pasando a ser parte de la estrategia de las empresas del selectivo, incluso cuentan con un departamento específico e integral, algo impensable en el año 2000. Desde entonces, las corporaciones han aumentado su competitividad y han incrementado su legitimidad en los distintos países donde están presentes”, asegura Belén López Vázquez, profesora especializada en gestión empresarial y responsabilidad social de ESIC.

Aun así, la profesora considera que las empresas del Ibex tienen dos caras. “Es verdad que han hecho muchos esfuerzos, pero su comportamiento contradictorio les resta credibilidad”. Así lo muestra el informe anual sobre la actividad de las empresas del Ibex 35 en paraísos fiscales, elaborado por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa. En él se afirma que en 2015 estas empresas contaban, de forma conjunta, con 1.285 sociedades en estos lugares. En concreto, 1.188 estaban radicadas en nichos o territorios con baja tributación y 97 en paraísos, es decir, en lugares donde se oculta la información fiscal.

La empresa con mayores sociedades en paraísos o nichos fiscales, sumando un total de 216, es Banco Santander. De ellas, 19 se encuentran en países calificados por la OCDE y por España como paraísos fiscales. Le sigue ACS, con 152 sociedades y 13 en paraísos. Tras ellas, se sitúan ArcelorMittal (145) y Repsol (120).

Es un hecho que estas informaciones tienen un efecto en los consumidores. Los datos recabados en el informe de Forética sobre competitividad y sostenibilidad son muestra de ello: un 49,9% de los encuestados reconoció haber comprado alguna vez o con frecuencia algún producto por el buen comportamiento de la empresa productora, frente al castigo o boicot que un 44,6% testificó haber realizado alguna vez.

Al consumidor ya no solo le importa el precio, también se fija en otras variables, como la calidad, los procesos de producción, las materias primas empleadas, las condiciones de trabajo en la producción o el impacto ambiental. Y a pesar de los esfuerzos de las empresas, tienden a cuestionar la credibilidad de la información corporativa respecto a la RSE.

En el mismo informe de Forética, un 59,6% de los encuestados consideró la información presentada por las empresas poco o nada creíble. Además, la importancia que otorgan a la RSE ha aumentado sensiblemente, juzgando “totalmente prioritarios” aspectos como la sostenibilidad, algo que antes valoraban como importante, pero secundario.

Lo cierto es que, como apunta Cristina Raventós, directora de Carbon Clear en España, la sostenibilidad ambiental es uno de los vectores en los que las empresas se centran de manera más evidente. Aun así, según el estudio de Carbon Clear sobre el Estado del Reporting de Sostenibilidad del Ibex 35, se concluye que las compañías del Ibex mantienen dos velocidades. “Los líderes lo son porque implantan de manera horizontal dentro de su estrategia de negocio la sostenibilidad”. Las compañías se puntuaron según 75 parámetros a lo largo de cuatro áreas clave: medición y reporte, estrategia y gobernanza, objetivos y reducción y colaboración e innovación.

Tras la valoración, con un 89%, Acciona se sitúa en lo más alto, repitiendo por segundo año consecutivo, por situar la sostenibilidad como prioridad estratégica de su modelo de negocio y por proponerse liderar la transición hacia modelos de negocio bajos en carbono. Tras ella, con un 84%, destaca Telefónica, por promover la transición hacia una economía circular. En tercera posición, con idéntica puntuación (83%), se encuentran Ferrovial, primera firma española en conseguir que sus objetivos de reducción de emisiones sean certificados por la iniciativa Science Based Targets, e Iberdrola, por estar plenamente alineada con el Acuerdo de París y con los ODS. Al otro lado, destacan las compañías del sector servicios “Las empresas de este sector, a modo de cajón de sastre, están muy por detrás del resto, pero de media la puntuación es buena, aunque todas deben ganar en aspectos muy concretos como es la transparencia”, indica Raventós.

El informe de transparencia sobre la responsabilidad fiscal de las compañías del Ibex, publicado por la Fundación Compromiso y Transparencia, concluye que las empresas no tienen incorporadas cuestiones fiscales entre sus preocupaciones de responsabilidad social. Solo una de las 35 entidades analizadas, Bankia, hace referencia a ellas, y solo dos, Acciona e Iberdrola, señalan su compromiso de cumplimiento con las leyes y regulaciones en materia fiscal. Por otro lado, un 74% de las firmas no ha ratificado el Código de Buenas Prácticas Tributarias y no pertenece al Foro de Grandes Empresas, iniciativas de la Agencia Tributaria.

En cuanto a sus auditorías, el informe de Compromiso y Transparencia muestra que solo el 34% cumple el indicador de identificar la compañía que realiza la auditoría, especificando la información relativa al número de años que viene prestando ese servicio, y que aún son menos (28%) las que hacen referencia a la independencia de la empresa auditora y la duración del encargo. En conjunto, Iberdrola lidera el ranking con 22 puntos sobre 26, seguida de Endesa, con 21 puntos, y de BBVA y Repsol, que empatan en el tercer puesto con 19 puntos.

Si nos fijamos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a dos años de su aprobación el análisis publicado sobre las tendencias y el liderazgo empresarial en España, pone en evidencia que solo el 8% de las compañías del Ibex 35 han llevado a cabo compromisos públicos cuantificables en relación a estos objetivos. El lado positivo es que el 74% de ellas sí incluyen un compromiso expreso con los ODS en sus memorias de sostenibilidad o responsabilidad social (RSE/RSC), y que el 57% del Ibex 35 ya ha alineado su núcleo de negocio con ellos.

En conclusión, “las empresas deben mostrar consistencia entre sus compromisos externos por contribuir a un modelo de desarrollo sostenible (en ello el marco ODS es una perfecta hoja de ruta), pero tiene que estar equilibrado con un modelo de negocio responsable”, indica Isabel Roser, fundadora de la asociación española de directivos de RSC (Dirse).

Y ejemplifica: “No puedes ser una energética supersostenible que apoye las energías limpias y la innovación y que luego pases de la pobreza energética”.

¿Y si miramos fuera del selectivo?

 

Ejemplos

 

España ha ido a la cabeza de los firmantes del Pacto Mundial y sus empresas se han esforzado por avalar sus actuaciones con innumerables certificados, una práctica que, para Isabel Roser, se ha convertido en una moda. Según la especialista en responsabilidad social, lo que les sigue faltando es una transformación cultural externa e interna, que interioricen una base y que la sientan como algo holístico. “Para mí el gran error es que la sostenibilidad se vea como un área complementaria y no como un ingrediente fundamental”, afirma Roser.

En el océano de empresas existen algunos comportamientos en los que fijarse. Roser nombra seis: Ikea, Unilever, Gestamp, Danone, Body Shop y Starbucks. Ikea es un referente en derechos humanos y, en concreto, en derechos de la infancia. Un hecho valorado incluso por la ONU. Y cuentan con un código de conducta, Iway, que todos sus proveedores deben cumplir. Unilever es un referente a nivel mundial en temas de RSC. Actualmente, la multinacional trabaja para cumplir tres objetivos clave antes de 2020: ayudar a más de mil millones de personas a mejorar sus hábitos en salud y bienestar, reducir a la mitad el impacto medioambiental provocado por la fabricación y el uso de sus productos y mejorar la calidad de vida de cientos de miles de personas en la cadena de suministro.

La división de lácteos de Danone en España ha obtenido la certificación B Corp, que reconoce las buenas prácticas y el cumplimiento de los más altos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad. “Body Shop abrió el debate sobre los test en animales y gracias a ello todos nos planteamos que otras sí lo hacían dentro de la cadena de valor de sus productos”, recuerda Roser. Por su parte, Starbucks solo comercializa café de comercio justo y Gestamp dedica toda su innovación a la sostenibilidad, buscando la economía circular.

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