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Las empresas europeas apuran el apoyo del BCE para cobrar por emitir deuda

La autoridad monetaria se prepara para empezar a reducir la compra de bonos en 2018 Las emisiones nacen con cupón del 0% pero la rentabilidad real es negativa

El presidente del BCE, Mario Draghi.
El presidente del BCE, Mario Draghi.Francois Lenoir (REUTERS)

El BCE está a punto de anunciar el repliegue de su programa de liquidez actual, según la mayoría de analistas, que cree que este jueves preparará al mercado para la reducción de las compras de deuda (QE) a partir de 2018. De momento solo lanzará el mensaje y el tapering no se materializará hasta el próximo año, de manera que la institución seguirá comprando bonos hasta junio o septiembre, aunque en menor medida (se espera un recorte de entre 40.000 y 30.000 millones desde enero). Pero algunas empresas privadas no quieren perder la oportunidad de emitir deuda corporativa cuando el BCE todavía puede ser tenedor de excepción, y en un momento propicio para que las rentabilidades sean negativas.

La autoridad monetaria adquiere bonos de empresas en el marco de su programa de compra de deuda corporativa (CSPP por sus siglas en inglés) desde junio de 2016. Desde entonces varias compañías han aprovechado el dulce momento que atraviesa el mercado de deuda corporativa con la intervención del BCE para cobrar a los inversores por sus bonos, financiándose así en unas condiciones muy atractivas. Empresas públicas como la alemana Deutsche Bahn o privadas como Henkel y Sanofi fueron pioneras el ejercicio pasado. Pero hay más ejemplos de compañías que han emitido este año en negativo: Coca Cola, Pfizer, Daimler, Allergan, Nestlé, Novartis o GlaxoSmithKline (esta última hace algo más de un mes) han logrado colocar bonos con un cupón del 0% y en todos los casos el inversor ha pagado más que el nominal, que es lo que tendrá que devolver al final del préstamo. Esto significa que aunque la emisión no nace a tipos negativos, la rentabilidad del bono sí es negativa.

Se trata por lo general de empresas con un rating superior, normalmente A o triple A, que refleja la calidad de sus activos, en los que los inversores invierten al considerarse seguros. “Los inversores acuden a este tipo de papel porque son de primera calidad y porque tienen que batir el tipo de depósito del BCE, que está en el -0,40%”, sostiene Javier Ferrer, director de tipos de interés de Ahorro Corporación. En vez de dejar el dinero aparcado en la hucha del BCE o acudir a bonos estatales (que también tienen intereses negativos), los inversores buscan alternativas también seguras con rentabilidades menos negativas.

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Actualmente, la TIR (rentabilidad) de los 1.200 millones de euros en bonos emitidos por Glaxo (con un rating A+) el pasado septiembre, con cupón del 0% y con vencimiento en septiembre de 2020, es del -0,08% en el mercado secundario de deuda, dado que cotiza por encima del nominal (que es el 100% del valor del título). Igualmente, la rentabilidad de los bonos emitidos por Novartis el pasado marzo y con vencimiento en 2021 es del -0,074%. Y, por ejemplo, un bono del Estado alemán con rating triple A y con el mismo vencimiento tiene una rentabilidad del -0,65%, mientras que un bono irlandés cotiza al -0,45%. El refugio de los bonos corporativos sale más a cuenta.

Enrique Lluva, subdirector de renta fija de Imantia Capital, explica que instrumentar la emisión con cupones negativos “supondría que periódicamente los inversores tendrían que enviar dinero a las compañías, así que la solución pasa por que en el momento de la emisión, el inversor paga más dinero del que recibirá al final de la vida de la misma, de manera que se genera una TIR negativa”. Manuel Puig, de BNP Paribas Personal Investors, pone un ejemplo más gráfico: el día uno de la emisión los inversores pagan 101 pero al vencimiento te devuelven 100. “Implícitamente el bono tiene una rentabilidad negativa”. Desde Abaco Capital también aseguran que la deuda investment grade “está emitiendo a tipos muy muy bajos” y lo están aprovechando las compañías.

En cuanto a las empresas españolas, en un plazo superior a cinco años ninguna emisión de renta fija realizada en España, incluyendo el Tesoro Público, ha emitido en negativo. “Las empresas españolas han empleado esta ventana de ventajosas condiciones de financiación sobre todo para alargar el plazo medio de su deuda, por lo que han estado muy poco centradas en la financiación a corto plazo, que es donde está la posibilidad de emitir a tipos negativos”, dice Lluva.

Mario Draghi, el gran comprador

Programa CSPP. El BCE compró en septiembre 7.760 millones de euros de deuda corporativa, el 13% del total de los 60.000 millones de euros en deuda de todas las clases de activos que adquiere mensualmente el organismo. En total, acumula 119.457 millones de euros dentro del programa CSPP, que se realiza a través de los bancos centrales de España, Italia, Francia, Alemania, Bélgica y Finlandia.

Inyección de liquidez. Telefónica, Repsol, Abertis, Gas Natural, Iberdrola, Enagas, Red Eléctrica, Mapfre, Redexis, DIA y Cellnex son algunas de las compañías españolas en las que ha invertido el BCE. Ninguna de ellas ha emitido deuda en negativo como tal, pero Telefónica sí realizó en marzo de 2016 una modalidad de bonos convertibles ligados a sus acciones al 0% y por encima del nominal. “El BCE pretende inyectar liquidez a las empresas y así aumentar su producción y rebajar su deuda, para que estén más saneadas y favorecer el crecimiento de la zona euro”, dice Ferrer, de Ahorro Corporación.

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