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España pierde pie en Bruselas por culpa del conflicto en Cataluña

La Agencia del Medicamento y la vicepresidencia del BCE, entre las apuestas en peligro Berlín y París aceleran las reformas de la UE sin esperar a que se aclare la situación en España

Manifestación en Barcelona este viernes, a 48 horas del 1-O. REUTERS/Juan Medina
Manifestación en Barcelona este viernes, a 48 horas del 1-O. REUTERS/Juan Medina

El conflicto de Cataluña ha descoyuntado la posición de España en Bruselas en un momento de grandes cambios y de reparto de poder. El renovado eje franco-alemán prepara una profunda reorganización de la Unión Europea y de la Zona euro en la que Berlín y París esperaban contar con el gobierno de Mariano Rajoy como aliado.

Pero el presidente del gobierno español ni siquiera ha podido acudir a la cumbre europea de este jueves y viernes en Tallin. En la capital de Estonia ha tenido lugar la primera cita del presidente francés, Emmanuel Macron, con Angela Merkel tras la victoria de la canciller alemana en las elecciones generales del pasado domingo. Un pistoletazo de salida a las reformas de Europa al que no ha asistido Rajoy.

El presidente del Gobierno decidió quedarse en Madrid ante el desafío institucional planteado por el Govern de Carles Puigdemont en una región que representa casi la quinta parte del Producto Interior Bruto de España.

Los líderes europeos han debatido en Tallin sobre la reforma del club, en base sobre todo a las propuestas de Macron, y sobre el brexit, en el que ha descartado, de momento, pasar a la segunda fase de negociación (futuro acuerdo comercial) como reclama Londres.

La silla vacía de Rajoy en una jornada tan centrada en el futuro de Europa simboliza la peligrosa ausencia de España un momento clave para la historia del club. El conflicto catalán también pone en peligro la estrategia del gobierno español para recuperar protagonismo en Bruselas después del declive de su influencia durante la crisis del euro.

Rajoy había apostado por su alineamiento con Merkel como estrategia para situarse en el núcleo duro de la futura reorganización. Y Macron se ha mostrado favorable a incorporar a España a un grupo de cabeza en el que hasta ahora solo figuraban Alemania, Francia e Italia. Pero la grave crisis institucional que vive el país puede alejar a Rajoy de una refundación que se acelera por momentos.

"Creo que todos estamos convencidos de que Europa tiene que avanzar más deprisa", ha señalado Macron este viernes en la capital de Estonia. Y la canciller alemana dejó claro, en relación con las propuestas de Macron, que "hay elevado nivel de acuerdo entre Alemania y Francia. Todavía debemos discutir los detalles, pero tengo la firme convicción de que Europa no puede quedarse parada".

Macron ha anunciado su intención de formar un grupo de países refundadores de la UE "en las próximas semanas". Una vanguardia en la que España parecía llamada a figurar hasta que el procés trastocó la estrategia europea del Gobierno.

Las primeras bazas en juego, que se podrían perder, se refieren a la sede de la Agencia Europea de Medicamentos (por la que compite Barcelona contra otras 18 ciudades europeas) y la vicepresidencia del Banco Central Europeo (que quedará libre en mayo de 2018).

Fuentes europeas señalan que Barcelona cumple prácticamente todos los criterios objetivos para albergar la codiciada Agencia (conexión aérea, colegios internacionales, industria farmacéutica...), y así lo reflejará el informe sobre las candidaturas que la Comisión Europea podría publicar la próxima semana.

La CE asegura que el informe no entrará a valorar en detalle la situación política en Cataluña porque no es uno de los criterios a tomar en cuenta. Pero fuentes cercanas al proceso de selección, que corre a cargo del Consejo de la UE, señalan que “los países que aspiran a albergar la Agencia están explotando la tensión que vive España para atacar la candidatura de Barcelona”. Ataques que restan enteros a la posibilidad de éxito de la capital catalana, según esas fuentes.

La tensión interna también complica las aspiraciones del Gobierno a que un español ocupe la vicepresidencia del BCE cuando salga el portugués Vítor Constâncio. Fuentes financieras advierten que el cargo se le puede escapar a España, que lleva fuera del Comité Ejecutivo del BCE desde 2012. El Gobierno esgrimía la recuperación económica como argumento para hacerse con un puesto que ya daba casi por conseguido. Pero la inestabilidad política y el riesgo de elecciones anticipadas amenaza con dejar a España otra vez a las puertas del BCE.

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