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Theresa May pide dos años de transición para abandonar la UE

La primera ministra británica asegura que seguirán aportando al presupuesto comunitario hasta 2020 Afirma que ese periodo es "en el interés mutuo"

La primera ministra británica, Theresa May, en su discurso en Florencia.
La primera ministra británica, Theresa May, en su discurso en Florencia.JEFF J MITCHELL (AFP)

La primera ministra británica, Theresa May, ha abandonado este viernes las posiciones más duras sobre el brexit y se ofreció a negociar todas las demandas de la UE con tal de evitar un cataclismo en marzo de 2019, cuando expira el plazo de dos años fijado para negociar la definitiva salida del Reino Unido del club. A cambio pide un período transitorio de otros dos años (hasta 2021) y una relación como socio privilegiado a partir de entonces.

El drástico giro de la tambaleante líder británica fue recibido con satisfacción en Bruselas. Pero podría costarle una rebelión del ala euroescéptica de su partido, liderada por el ministro de Asuntos exteriores, Boris Johnson, que no oculta sus deseos por un brexit duro ni su disgusto con las tácticas de negociación de May.

Por si acaso, May pronunció su discurso en la ciudad italiana de Florencia, lejos de un Londres donde sus palabras provocaron agitación y una caída de la cotización de la libra esterlina ante la falta de detalles sobre cómo espera lograr May ese trato de favor de la UE.

“Los ciudadanos y las empresas, tanto en Reino Unido como en la UE, saldrían beneficiados con un período para ajustarse a la nueva situación de manera suave y ordenada”, señaló May. La primera ministra cifró ese plazo “en dos años”, lo que aplazaría la salida efectiva y definitiva del Reino Unido al menos hasta 2021, cinco años después del referéndum del 23 de junio de 2016 que desencadenó el brexit.

Las negociaciones se retoman el lunes
El negociador jefe de la UE para el brexit recordó este viernes que las principales prioridades de Bruselas en la negociación con Londres son la situación de los europeos residentes en el Reino Unido y los británicos en el resto de la UE, las relación fronteriza entre Irlanda e Irlanda del Norte y la factura del “divorcio” entre Londres y Bruselas.
Las delegaciones de la Unión Europea y Reino Unido han celebrado hasta ahora tres rondas de negociaciones en las que se han logrado exiguos avances. En la última de ellas, celebrada a finales de agosto, Bruselas advirtió que solo estaba avanzando en temas secundarios, como en el estatus de los trabajadores transfronterizos, los procedimientos en marcha ante los tribunales de justicia o el área de viaje común entre Reino Unido e Irlanda. Las parálisis llevó a Barnier a proponer a Londres elevar la frecuencia de las reuniones.
Este lunes arrancará en Bruselas la cuarta ronda de negociaciones, que se prolongará hasta el jueves. Las tres anteriores arrojaron escasos resultados. El discurso de May y la conclusión del período electoral en Alemania podrían permitir mayores avances a partir de ahora.

El ruego de May llegó acompañado de una cascada de gestos de buena voluntad hacia Europa, con la esperanza de relanzar las negociaciones iniciadas con poco éxito en marzo del año pasado. La primera ministra ministra se comprometió a saldar las cuentas con el club europeo hasta 2020 (aunque sin concretar una oferta económica) y a respetar los derechos de los tres millones de europeos que residen o trabajan en Reino Unido.

May, además, retiró las veladas amenazas lanzadas en anteriores discursos y documentos, en los que había sugerido la posibilidad de convertir a Reino Unido en un paraíso fiscal para dañar a la UE y había amenazado con restringir la colaboración en la lucha antiterrorista si no se lograba un acuerdo sobre el brexit satisfactorio para Londres.

Las palabras conciliadoras de May llegan solo 48 horas antes de las elecciones en Alemania, una señal a la canciller Angela Merkel, de quien espera obtener ayuda para un brexit suave si, como parece muy probable, sale reelegida. La industria alemana no oculta su deseo de una transición suave, como pide May, y una relación comercial especial a partir de entonces.

Bruselas confía en que el cambio de tono de la primera ministra acelere las negociaciones, pero la situación en Londres cada vez resulta más caótica

El negociador-jefe de la UE, Michel Barnier, celebró el cambio de tono en Londres. “Theresa May ha expresado un espíritu constructivo (...) y su discurso muestra el deseo de avanzar”, señaló.

Barnier considera “un paso adelante” la oferta sobre los ciudadanos europeos, pero espera que se concrete. Y también se reserva la última palabra sobre la oferta presupuestaria de Londres, para comprobar si cubre todas las partidas. Bruselas no ha puesto cifra a su factura pero podría oscilar entre 40.000 y 60.000 millones, aunque algunos cálculos la elevan a 100.000 millones.

Barnier confía en que el discurso de May permita avanzar más rápido, aunque la situación en Londres parece cada vez más caótica

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