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El otoño del QE

Con el fin de verano se empieza a vislumbrar en el horizonte próximos cambios en la política monetaria del Banco Central Europeo. Esta primera reunión de septiembre servirá para calentar motores para las próximas reuniones, que es donde esperamos que se produzcan cambios más sustanciales.

Para todos es evidente que la actual política ultra expansiva carece de sentido cuando ya han desaparecido los riesgos deflacionistas, por lo que el cambio está cerca. No obstante, a pesar de que tipos de interés negativos y un programa de QE (en inglés, Quantitative Easing o Expansión Cuantitativa) están destinados a desaparecer, esto no puede ser confundido con una espiral de subidas de tipos de interés por parte del BCE.

Por un lado contamos con un sólido crecimiento en la zona euro, pero con unos datos de inflación que no apuntan a grandes tensiones, fundamentalmente, por el margen que hay aún en el output gap europeo. Es por ello que las medidas extraordinarias van a desaparecer en 2018 con el fin del QE y de la política de tipos negativos, pero siendo muy cautos en cuanto al ritmo de futuras subidas.

Lo que esperamos es que antes de fin de año se anuncie una reducción del QE, con el objetivo de que termine a mediados de año, aunque lo lógico y lo más prudente sería que no se cerrasen todas las puertas y que haya algunos meses más de QE, por si la coyuntura hace que sea necesario. En cuanto a la subida de tipos en 2018, de cara a que se normalicen y no sean negativos, el BCE aun cuenta con tiempo para anunciarlo.

Desde nuestro punto de vista, el hecho de que el tipo de cambio EUR/USD se haya situado en niveles cercanos al 1.20, y que los últimos datos apunten a una nueva relajación de la inflación, resta presión, de momento, para que el Banco Central Europeo anuncie la cercanía de movimientos en el tipo de intervención.

En cuanto a los focos de riesgo para el crecimiento (que es motor real de cambio en la política monetaria y no tanto el riesgo de inflación) estos son bastante limitados. Por un lado estará Italia y sus futuras elecciones que pueden volver a generar nerviosismo, pero Francia sigue estando en el punto de mira. La llegada de Emmanuel Macron a la presidencia con su agenda reformista fue recibida muy bien por los mercados financieros, pero, como es lógico, aún falta de implementar dichas medidas.

Por todos es sabida la dificultad que hay en un país como Francia para ejecutar un programa liberal, y es precisamente estas dudas sobre la implementación de reformas en Francia, la que puede generar incertidumbre.

En conclusión, estamos a las puertas de un cambio en la política monetaria, pero de momento todo apunta a que será un proceso muy gradual y lento, por lo que las tensiones en los tipos de la Eurozona serán muy limitados.

Ignacio Victoriano | Gestor de Renta Fija en Renta 4 Gestora

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