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Hemav guía el trabajo de los agricultores con drones

El proyecto concebido por cinco estudiantes de ingeniería en la Politécnica de Cataluña se ha convertido en una compañía que este año espera facturar cuatro millones de euros

Un dron recoge datos de los viñedos
Un dron recoge datos de los viñedos

Con tan solo cinco años de vida, Hemav ha logrado metas que otras empresas en mucho más tiempo no consiguen alcanzar. La compañía nació, como muchos otros proyectos, de la mano de un grupo de jóvenes universitarios con ganas de desarrollar una idea propia. En este caso, seis ingenieros (cinco de ellos aeronáuticos y uno industrial) y un especialista en diseño de la Universidad Politécnica de Cataluña encontraron su oportunidad a finales de 2011, cuando dicho centro les propuso crear un dron para su utilización en el campo.

Un año después, en septiembre de 2012, la feria internacional de UAV (vehículos aéreos no tripulados) de Burdeos les invita a participar. “Allí nos encontramos con los grandes competidores del sector, como Delair-Tech, y nos dimos cuenta de que con nuestro pequeño proyecto, de 3.000 euros, estábamos al mismo nivel”, rememora Xavi Silva García, socio y codirector de Hemav. “Después de aquel encuentro, eufóricos, decidimos formar empresa”, continúa.

Al estilo de Amazon, Apple o Google, el equipo se traslada desde el local del campus, que la universidad les había facilitado, al garaje de uno de sus integrantes en Molins de Rei (Barcelona). Su capital inicial fue de 21.000 euros, 3.000 por cada socio. Poco después entran en el programa de aceleración Empenta, de Esade.

Fue entonces cuando se dieron cuenta de que la idea original de crear una empresa de drones no tenía mucho sentido. “Cuando enseñábamos nuestro robot a los agricultores, con toda la razón, nos decían que para qué querían ellos eso. No tenía una funcionalidad clara”, recuerda Silva.

Esta mala experiencia, en lugar de parar al equipo, les hizo recapacitar y decidieron desarrollar un programa de procesado y digitalización propio. “Nos dimos cuenta de que el poder no estaba en los drones, sino en los datos que recabábamos”, afirma. Sus primeros clientes fueron pequeños agricultores. El primer grande fue Codorníu. “En el terreno de la agricultura, Codorníu nos ayudó muchísimo, enseñándonos lo que hacían con avionetas y satélites. Gracias a ellos fuimos mejorando nuestro software”, señala.

En cuanto a su división de inspección industrial, encontraron el apoyo, que Codorníu les había aportado para su división agraria, en Endesa. La compañía eléctrica compartió con ellos su visión y les ayudó a comprender qué datos necesitaban las empresas.

Socios y fundadores de Hemav.De izquierda a derecha: Antoni Mas, Pau Mateo, Xavier Silva, Carlos Ferraz, Gil Sala, David Riera y Álex Gomar.
Socios y fundadores de Hemav.De izquierda a derecha: Antoni Mas, Pau Mateo, Xavier Silva, Carlos Ferraz, Gil Sala, David Riera y Álex Gomar.

Durante los dos primeros años, los ingresos de la división de agricultura no eran suficientes y necesitaban seguir invirtiendo en el desarrollo del software. Por ello, decidieron introducirse en el mercado audiovisual. Con sus drones grababan anuncios televisivos para diversas marcas, como Aquarius, así como videoclips musicales.

Tras dos años con Esade en los que trabajaron mucho pero ganaron muy poco –ejemplo de ello son los 50.000 euros que facturaron en 2013–, en abril de 2014 decidieron organizar una ronda de financiación para amigos y familiares. El compromiso con sus inversores fue crecer por tres en los siguientes años, lo que por ahora están cumpliendo. En la ronda previa comprometieron entre 150.000 y 200.000 euros, pero la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) truncó sus planes al prohibir, esa misma semana, el vuelo con drones.

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El equipo en aquel momento lo tuvo claro: no podían celebrar la ronda de financiación hasta que la regulación estuviese clara. Fue una nueva mala experiencia en el camino, pero una vez más demostraron que cuando se lucha por una meta, el beneficio llega tarde o temprano. Primeramente intentaron movilizar al sector para crear un grupo conjunto de presión, pero no lo consiguieron. Lejos de quedarse parados, resolvieron ir solos a hablar con los grupos políticos. “Fuimos a Madrid y hablamos con todos los partidos y conseguimos que preguntaran sobre el tema en el Congreso”, se enorgullece Silva. Entre octubre y noviembre de 2014 salió un decreto que se formalizó en 2015 y volvía a permitir el vuelo de drones.

Una vez solucionada esta problemática, y con una ley más clara, retomaron la ronda de financiación, pero esta vez con el apoyo de la plataforma de crowdfunding de inversión Crowdcube. Con ellos logran alcanzar los 450.000 euros en seis días, quedándose fuera 250.000, ya que una vez alcanzada la cifra estipulada al inicio por la empresa no se admite más capital. En total, convencieron a 73 inversores. El importe más alto fue de 112.500 euros.

Ese mismo año se convirtieron en la primera empresa en formar parte de la incubadora de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) en España y se trasladaron al edificio que esta tiene en Castelldefels (también en Barcelona) . Además, entró en su equipo un nuevo socio, Fernando Romero, quien se hizo cargo de dirigir la nueva sede abierta en Madrid.

Líneas de negocio

Pilotos de drones probando los de Hemav.
Pilotos de drones probando los de Hemav.

Hemav cuenta con cuatro divisiones: agricultura, inspección industrial, formación e innovación. En agricultura, aportan información a los agricultores, a partir de los datos captados en los campos y combinados con una analítica propia, sobre la falta de riego o nitrógeno en sus plantaciones, la presencia de plagas y enfermedades e incluso pronósticos precoces de la producción, entre otras variables.

Su modelo de negocio en esta división se basa en licencias que conceden a empresas agrícolas, que a su vez venden el servicio a los agricultores de su zona. Tienen presencia en todas las provincias de España a través de 13 concesiones, y en Portugal, Francia y Marruecos. En conjunto, esta área supone el 40% de sus ingresos.

En inspección eléctrica trabajan para todo el sector español: Iberdrola, Endesa, REE y Unión Fenosa son sus clientes. Realizan para ellos la inspección de los activos, facilitándoles imágenes visuales de sus fuentes de red y aportándoles información sobre posibles averías y el grado de complejidad de las mismas. Esta división supone otro 40% de facturación.

Respecto a formación, imparten cursos de pilotos de drones en varias ciudades de España. Es una manera de facilitar personal adecuadamente formado a las empresas agrícolas a las que han otorgado concesiones. Mientras que en innovación realizan proyectos pioneros en distintos campos. Actualmente tienen en marcha, junto al Gobierno de Aragón, un plan para el seguimiento del ganado a través de drones. A las vacas se les implanta un sensor con geolocalización capaz de transmitir al dron información sobre el animal. De este modo es posible conocer incluso si está desarrollando una enfermedad y atajarla cuanto antes. Estas dos últimas divisiones aportan en conjunto el 20% del negocio.

Por otra parte, en 2017 crearon Hemav Foundation. De momento cuentan con dos proyectos, uno para frenar la caza furtiva de los rinocerontes en África y otro, junto a la FAO, para evitar la plaga de langostas.

Futuro

A finales de 2016 captaron tres millones de euros, en parte, gracias a la entrada de la sociedad holandesa Scranton Enterprises, perteneciente a miembros de la familia de la farmacéutica Grifols. Con esta nueva inyección de capital ya han reforzado y consolidado su software propio, tarea a la que han destinado más de medio millón de euros. Además, a partir de septiembre comenzarán su expansión internacional con un equipo de la división de agricultura en Argentina y otro del área de inspección industrial en México.

Datos de interés

Facturación. En 2013 se comprometieron con sus inversores a multiplicar sus ingresos por tres anualmente. Ese año facturaron 50.000 euros. En 2014, 200.000 euros; en 2015, 600.000, y en 2016, 1,6 millones. Pretenden cerrar este ejercicio por encima de los 4 millones y su previsión para 2018 es alcanzar los 16.

Vuelos. Por el cielo de España circulan más de 70 drones de Hemav que todos los años multiplican su número de vuelos. Si en 2015 no llegaron a las 5.000 operaciones, en 2016 registraron 13.000. Del total de la flota, 40 drones son propiedad de las empresas concesionarias de la división de agricultura.

Plantilla. La empresa cuenta actualmente con 80 empleados, una cifra que esperan que llegue a 100 en 2018. Aunque comenzaron solo hombres, la dirección de Hemav afirma esforzarse por captar talento femenino. Hoy, el porcentaje de mujeres se aproxima al 40%. Su tarea pendiente es incorporar chicas a su equipo de pilotos.

Financiación. En 2012, los socios de Hemav aportaron 3.000 euros cada uno hasta juntar un capital social de 21.000 euros. Dos años más tarde realizaron una ronda de financiación a través de la plataforma de crowdfunding Crowdcube, por valor de 450.000. A finales de 2016 captaron tres millones de euros, parte de los cuales procedieron de la sociedad holandesa Scranton Enterprises, perteneciente a miembros de la familia de la compañía farmacéutica Grifols.

El sector. En España hay registradas más de 1.800 empresas de drones, el 85,6% de las cuales tiene entre uno y cinco trabajadores y el 90% no supera los 250.000 euros de facturación, según un estudio de mercado elaborado por el portal ToDrone.

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