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Qué lecciones podemos extraer de los rescates

Una década después de la crisis, las reglas para liquidar los bancos no están resueltas

Pablo Monge

Una vez es casualidad. Dos veces, coincidencia. La tercera es acción enemiga. El adversario de James Bond, Auric Goldfinger, no estaba hablando de bancos europeos enfermos. Pero los inversores pueden encontrar su lógica útil al interpretar lo que los últimos tres rescates bancarios dicen sobre la voluntad de los reguladores de liquidar entidades problemáticas.

A primera vista, el trío tiene poco en común. Los acreedores del Banco Cooperativo de Gran Bretaña acordaron inyectar 700 millones de libras de capital a la institución enferma. Banco Popular se vendió a Santander por un euro. Mientras tanto, el Gobierno italiano puso 17.000 millones de euros para amortiguar el desastre de dos bancos venecianos.

Aun así, hay aspectos comunes. El primero es que los reguladores aceptan de buen grado que los pequeños accionistas soporten el daño. Los tenedores de bonos subordinados en los bancos español e italiano fueron aniquilados; en el caso del británico, los bonos fueron intercambiados por patrimonio. El segundo es que los tenedores de bonos sénior han salido ilesos. Eso se debe en parte a que las autoridades se preocupan por las consecuencias para otros bancos si los bonos sénior, en particular los de los minoristas, salen mal parados. La tercera lección es que, 10 años después de la crisis financiera, las reglas para liquidar los bancos están aún lejos de estar resueltas. El futuro del Banco Cooperativo se complicó por culpa de su fondo de pensiones, que comparte con su antigua matriz. La decisión de liquidar la entidad habría provocado un déficit en el fondo, dicen fuentes de su entorno. El caso italiano también revela un gran fallo en las normas europeas.

Hay una buena noticia: las nuevas regulaciones harán innecesarias algunas de estas maniobras. Europa está forzando a los bancos a tener un colchón de capital y deuda. Un amortiguador equivalente al 16% de los activos ponderados por riesgo habría sido suficiente para absorber las pérdidas sufridas por la mayoría de los bancos durante la última crisis. Cuanto antes emitan los bancos suficiente capital para absorber posibles pérdidas, antes podrán los inversores olvidarse de los malvados bonos.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de Cinco Días.

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