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Inmobiliario

10 años del crac de Astroc: caída y (leve) auge del inmobiliario en Bolsa

Neinor lleva al parqué a una nueva promotora de obra residencial Realia, una de las supervivientes de la crisis, vuelve al ladrillo

Cronología de la crisis del ladrillo
C. Cortinas y A. Meraviglia

Nada hacía presagiar la jornada negra que iba a padecer Astroc el miércoles 18 de abril de 2007, que dio comienzo a una década de calvario para las inmobiliarias en Bolsa. Solo la aparición de las socimis en 2014 y el debut bursátil de la promotora Neinor Homes a finales de marzo han elevado un poco el optimismo sobre el sector. Aún así, poco queda de aquellas empresas que se reivindicaban como los cimientos sobre los que se construía una España que nunca había sido tan próspera.

Astroc era la joya de la corona. Había conseguido el apoyo de grandes inversores como Amancio Ortega. Desde su salida a Bolsa, menos de un año antes, el precio de la acción había escalado un 1.000%. Pero ese día, del que ahora se cumplen diez años, los títulos se devaluaron un 42,9%. Era el principio del fin de una era. Un informe de auditoría, que cuestionaba la solidez de la empresa liderada por Enrique Bañuelos, desató el pánico entre los inversores.

Entonces eran 11 las inmobiliarias que cotizaban en Bolsa, a las que se sumó un mes después Realia, la última OPV entre los promotores en una década. A finales de 2007, el sector sumaba una capitalización de 25.543 millones, incluyendo el valor de Sacyr, que se había hecho con Vallehermoso. Aunque abultado, el dato muestra cómo ya empezaba a pasar factura el desastre de Astroc, que contagia las dudas sobre el sector. Y es que un año antes la cifra alcanzaba los 49.913 millones gracias a cuatro salidas a Bolsa y operaciones de gran calado como la opa de Martinsa sobre Fadesa o de Reyal a Urbis.

Pronto caen los mitos del sector: de 800.000 viviendas construidas anualmente a apenas 50.000 en los años siguientes; los suelos dejan de tener valor; y se cierra completamente la financiación de un sector bancario totalmente contaminado por haber cebado al ladrillo. Diez años y muchos concursos de acreedores después, el volumen cotizado del sector inmobiliario español actual llega a los 13.480 millones, según los datos de Factset facilitados por Link Securities. Básicamente gracias a las nuevas socimis como Merlin o Hispania, porque el peso de las promotoras de obra nueva (contando Realia, que acaba de retomar el desarrollo de viviendas) solo alcanza los 2.490 millones. De esos, más de 1.300 millones corresponde la nueva Neinor, empresa controlada por el fondo Lone Star.

En su particular travesía por el desierto, todas las demás han seguido el camino del hundimiento. Tras despedir a su presidente, Astroc se fusionó con Aisa para después mutar a Afirma y más tarde a la actual Quabit, que ahora tiene un valor bursátil de 155 millones. Lejos quedan los 8.800 millones a los que llegó en su cumbre.

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Aunque la mayoría de sus competidores se quedaron en el camino. Martinsa Fadesa declaró en julio de 2008 el mayor concurso de acreedores de la historia de España. Después de fracasar en su intento por condonar 5.200 millones en deuda, el juez decretó su liquidación el año pasado. Una circunstancia que trata de evitar actualmente Reyal Urbis, la inmobiliaria que sigue a Martinsa como segunda suspensión de pagos más abultada del sector.

Con Quabit y Renta Corporación, tras pasar su propio concurso de acreedores y volver al mercado continuo, son 12 las compañías inmobiliarias que cotizan. Cuatro son nuevas socimis y el resto supervivientes de la época más boyante del ladrillo español. Se trata de pequeñas compañías como Montebalito o Urbas, pero también de los otrora gigantes como Colonial o Realia.

Colonial llega a ser la mayor inmobiliaria del país en la época del boom, un cetro en el que competía con Martinsa-Fadesa, Metrovacesa y Astroc. En la compañía catalana desembarcó la promotora Inmocaral de Luis Portillo y se fusionó con Riofisa. Pero las deudas acabaron pronto con el esplendor. La banca acreedora entró en el capital en 2008, disgregó el negocio residencial y saneó la empresa. Actualmente es la segunda mayor patrimonialista –activos dedicados al alquiler– de España, tras la socimi Merlin, y con una capitalización superior a los 2.560 millones.

Junto con Merlin, las socimis Hispania, Axiare y Lar España han surgido desde cero en Bolsa desde 2014 para sustituir a las promotoras residenciales, esta vez centradas en el negocio patrimonialista.

Realia es otro de los supervivientes. Sus propietarios Caja Madrid –Bankia– y FCC la llevaron a debutar en el parqué en 2007, cuando ya comenzaban a resquebrajarse los cimientos del sector. Su valor entonces era de 1.870 millones, tres veces más que el actual. Pronto cayó en pérdidas, hundida por el negocio residencial y el valor prácticamente nulo de los suelos, dedicándose después básicamente a la gestión del negocio patrimonialista. El magnate Carlos Slim compró la participación de Bankia y desde entonces ha inyectado capital para reflotar la empresa, que quiere volver a subirse a la nueva ola de la promoción.

Más claves

Los protagonistas. Enrique Bañuelos realizó en 2006 una OPV de Astroc a un precio de 6,4 euros. Entre los inversores que atrajo estaba el grupo Rayet (de Félix Abánades y que actualmente preside y controla el 20%de la nueva Quabit), Amancio Ortega, Carmen Godia (Abertis), Caixa Galicia y Nozar.

El caso Nozar, de la familia Nozaleda, nunca llegó a cotizar, pero la promotora se vio arrastrada al concurso de acreedores en 2009 por la pérdida de valor de sus participaciones en las cotizadas Astroc y Colonial, con una deuda inicial de 700 millones con varias entidades de crédito.

Reyal Urbis intenta evitar la liquidación. Reyal, de Rafael Santamaría, lanzó una opa sobre la inmobiliaria Urbis de Banesto en 2006 por más de 3.300 millones. En 2013 entraba en concurso de acreedores, con un déficit patrimonial de 1.699,3 millones. Hace dos semanas, un juzgado aceptaba el convenio y evitaba de momento la liquidación de la compañía.

Los próximos en llegar. Tras el debut de Neinor, el mercado mira a las promotoras de nuevo cuño tras las que se encuentran fondos internacionales: Vía Célere, adquirida por Värde tras hacerse antes con el negocio inmobiliario de San José (anterior Parquesol); y Aedas, de Castlelake. Se suman a la confianza que despertaron las socimis en la recuperación inmobiliaria española a partir de 2013, atrayendo a grandes inversores institucionales y hedge funds a firmas como Merlin, Hispania, Lar España y Axiare.

La nueva Metrovacesa

En 2008, los bancos acreedores toman la mayoría de Metrovacesa y en 2013 las entidades financieras lanzan una opa de exclusión. Tras capitalizar y sanear la empresa en junio de 2016 deciden integrar los activos comerciales en la socimi Merlin. El negocio residencial queda en la nueva Metrovacesa Suelo y Promoción, que comienza a retomar la construcción de vivienda y sigue sin cotizar.

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