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Alimentación

El sector lácteo reclama más apoyo tras dos años sin cuotas

Ganaderos e industria piden que se avance en el acuerdo lácteo para asegurar su sostenibilidad

El precio de la leche en origen
Alejandro Meraviglia

Esta semana se cumplen dos años desde que acabaran las cuotas lácteas en la Unión Europea que restringían la producción de leche. El sector lácteo comienza a adaptarse a la nueva realidad, aunque todavía reclama a las instituciones medidas para proteger la estabilidad y asegurar su viabilidad.

El final del sistema de cuotas y la liberalización de la producción de leche provocó un desplome del precio de la leche y una grave crisis para el sector primario, con granjas cerradas o endeudadas, al no poder cubrir los costes con los importes que se abonaban.

Dos años después, el precio de la leche acumula seis meses consecutivos de ligeros crecimiento. En enero, último dato oficial, se pagó de media 0,316 euros por litro al ganadero, lo que hace recuperar los niveles previos al final de las cuotas. Sin embargo, nadie se atreve a dar por cerrada la crisis.

Tanto ganaderos como industria, a través de la interprofesional del sector, Inlac, han mantenido reuniones en las últimas semanas con los partidos políticos y con el Gobierno. “Es primordial que se recupere este tema en el debate público”, apunta José Armando Tellado, director general de Inlac.

Toda la cadena coincide en ampliar el acuerdo lácteo que se firmó en el otoño de 2015 con el objetivo de frenar una creciente tensión entre productores, industria y distribución. “El acuerdo sin duda ayudó a mitigar el impacto de la crisis que produjo el final de las cuotas lácteas, pero tiene que avanzarse en su desarrollo para que siga siendo un recurso útil”, argumenta Tellado.

La principal petición señala de forma velada a la distribución. Aunque Tellado reconoce que “ha tomado conciencia” sobre la situación, dejando atrás la guerra de precios en la que se entró, el responsable de Fenil, patronal de la industria, Luis Calabozo, pide que se profundice en este campo. “Hay que lograr una mayor simetría en las relaciones y que la distribución dé estabilidad”, subraya. “Se debe evitar que se use el producto para generar tráfico en las tiendas”.

El sector confía además en que la próxima PAC, que actualmente se está tramitando, incluya medidas que permitan consolidar el sector y ayude a “generar valor”, según señala Calabozo.

Pero más allá del consenso existente en torno a la necesidad de medidas para fortalecer el sector, las distintas partes de la cadena mantienen posiciones todavía alejadas.

Los más criticos con la situación son los ganaderos. Gaspar Anabitarte, responsable de sector lácteo de COAG, señala que “todavía se arrastra una situación muy difícil”. El productor asegura que el precio que se paga todavía no da para cubrir costes. “No ha cambiado nada en el sector, solo que se han perdido más explotaciones”. Anabitarte culpa de la falta de mejora a la actitud de la industria frente a los ganaderos.

Calabozo, sin embargo, niega estas desavenencias y se muestra más optimista. El representante de la industria destaca que se ha perdido dependencia del exterior y han crecido las exportaciones. “Antes era un mercado cautivo, no se nos permitía producir más”, argumenta. El directivo advierte, eso sí, que “la volatilidad en el mercado ha llegado para quedarse”.

Los ganaderos temen la macrogranja de Soria

Cuando hace año y medio se ultimaba el acuerdo lácteo con toda la cadena del sector, se abría la puerta a medidas encaminadas a impulsar la concentración de las explotaciones para mejorar la eficiencia de éstas. Se defendía que granjas más grandes accedían a economías de escala y reducían costes.

En esta línea, una cooperativa navarra, Valle de Odieta, anunció hace unos meses su intención de abrir en Soria una granja de gran tamaño con 20.000 vacas. Un proyecto que se ha encontrado desde el principio con las organizaciones ganaderas en contra.

“Esta granja pone en riesgo a toda la ganadería. Con 40 granjas como esta al sector lo liquida”, denuncia Gaspar Anabitarte, de COAG. “Supone seguir con las explotaciones industriales que se han impuesto en EE UU”, y añade que “el discurso de la eficiencia es una farsa”. El representante de los ganaderos asegura que “la calidad de la leche no es comparable porque usa muchos antibióticos”. La organización agraria ha comenzado hace unos días contactos con los grupos políticos para intentar que se impida dicha explotación. Por el momento ha recabado el apoyo del grupo de Unidos Podemos.

Por su lado, la industria se muestra más cauta a la hora de valorar esta iniciativa. “No tenemos una posición conjunta al respecto”, señala Luis Calabozo, de Fenil. El directivo señala, sin embargo, que el fin de las cuotas lácteas ha permitido que ahora puedan realizarse iniciativas de este tipo. “Se abre la posibilidad para que alguien con su propio riesgo financiero haga sus pruebas, ahora debe demostrar que es un modelo sostenible medioambiental y productivamente”, subraya. Desde el punto de vista de la industria argumenta que “es un riesgo sustituir varios productores por uno solo”.

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