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Desayunos Cinco Días

La digitalización es algo más que invertir en tecnología

Directivos de Recursos Humanos de Viesgo, Desigual, Dia, Atento y Deloitte coinciden en que la digitalización no se conseguirá sin un cambio cultural en la forma de trabajar

De izquierda a derecha, de pie; Joan Pere Salom (Deloitte), José Ignacio Martínez Patiño (Viesgo) y Artur Opi (Desigual); sentados, Fernando Barrientos (Dia) y Mayra Maretto (Atento).
De izquierda a derecha, de pie; Joan Pere Salom (Deloitte), José Ignacio Martínez Patiño (Viesgo) y Artur Opi (Desigual); sentados, Fernando Barrientos (Dia) y Mayra Maretto (Atento).Pablo Monge
Raquel Pascual Cortés

Digitalización. No importa a qué foro empresarial se acuda, esa será la palabra más escuchada. Todas las empresas en mayor o menor escala quieren digitalizarse, no quedarse atrás en este proceso. Los responsables empresariales se afanan en apostar al máximo por sus departamentos de desarrollo tecnológico o por estar al día en las últimas apps del sector. Pero en una sociedad que debate si los robots deben cotizar a la Seguridad Social ¿qué papel tienen los trabajadores en este vasto y complejo proceso de digitalización empresarial? El protagonismo de las plantillas en la digitalización de sus compañías dependerá mucho de la gestión que hagan de este proceso sus directivos de Recursos Humanos.

Varios responsables de la gestión del capital humano de empresas tan diversas como Atento, Dia, Desigual o Viesgo, reunidos en un encuentro informativo por Cinco Días con la colaboración de Deloitte, han debatido su papel en este cambio que, según todos ellos, es incluso más cultural que tecnológico.

Mayra Maretto, Global Talent Management & Engagement Director de Atento, asegura que “la transformación cultural y digital van de la mano. Partiendo de ello, es clave el papel que elijan para el departamento de Recursos Humanos: si deciden que sea protagonista en la estrategia de la empresa, o solo tenga un papel de acompañamiento en dicha transformación”. En su opinión, la mejor opción es la primera: “en Atento se ha optado claramente por el protagonismo y el liderazgo de la gestión de personas” y eso está facilitando y agilizando mucho el cambio, asegura.

El director de Talento de Desigual, Artur Opi, prefiere hablar del “cambio antropológico” que se está produciendo en las compañías. Y, por ello, se muestra convencido de que “si esa transformación no se apalanca llenaremos la empresa de tecnología pero el impacto será cero”.

Pero entonces, ¿cómo pueden los trabajadores hacer suya esa transformación digital? Los directivos que participaron en este encuentro coinciden en que una de las ventajas de digitalizar una empresa es que permite personalizar el trato con el cliente y saber así que espera este de la compañía.

En este punto, José Ignacio Martínez Patiño, director de Desarrollo de Recursos Humanos de la eléctrica Viesgo, alerta de que se puede caer en el error de centrar esa ventaja en el cliente y olvidarse del empleado, y eso es lo que no se debe hacer. “No podemos hacer una encuesta de calidad o desempeño entre nuestros trabajadores y dar los resultados al cabo de un año, porque tenemos la tecnología para acceder a sus pareceres, quejas y puntos de vista, para transformar la compañía, en tiempo real, a través de las redes sociales sin ir más lejos”, asegura Martínez Patiño.

De la misma opinión es Fernando Barrientos, Management Corporate Director de Recursos Humanos de Dia, “tenemos que analizar la experiencia con el cliente y hacer las mismas buenas prácticas con los empleados”. Y, según el Socio Human Capital de Deloitte, Joan Pere Salom, eso es una tendencia generalizada: “lo que hacemos con el cliente lo hacemos con los empleados”.

Sin embargo, hay obstáculos. Martínez Patiño describe muy gráficamente la actitud de algunos empleados que a pesar de estar totalmente preparados digitalmente en su día a día “parece que cuando entran por la puerta de la empresa pasan por un arco y ya no son digitales”.

Bien es cierto, que precisamente desde la dirección de la compañía se debe valorar una cosa y procurar otra para sortear esta falta de predisposición de los trabajadores a digitalizar su actividad. Por un lado, este directivo de Viesgo cree se debe valorar e incentivar “la curiosidad digital” de los empleados. Y para ello, es imprescindible que los procesos digitales sean fáciles: “Si algo requiere una transformación muy intensa y profunda no estamos hablando de un modelo digital”, enfatiza.

Desde Deloitte, Salom tiene una visión generalista de lo que preocupa a todas las empresas inmersas en procesos de digitalización. Esta visión está respaldada, además, por los resultados del último informe de Tendencias de capital humano de Deloitte en el que se pregunta a 10.000 empresas de todo el mundo, 240 compañías en España. Este estudio pone de manifiesto que el verdadero reto de las empresas está en la velocidad a la que hacen el cambio cultural y digital.

Distintas velocidades de cambio

Según explica Salom, en la sociedad y también en las compañías existen distintas velocidades de cambio: la tecnología es lo que más rápidamente avanza; después, y por este orden, lo hacen las personas, las empresas y las políticas públicas. Las brechas que se generan en estas velocidades son lo que provoca problemas y preocupa a los responsables empresariales.

“Primeramente se preguntan ¿cómo me organizo?” y Salom cita el ejemplo de Dia que ha optado, por ejemplo, por sacar fuera del organigrama a una parte de su plantilla para el desarrollo de aplicaciones, porque el funcionamiento diario de una estructura empresarial se los comería y no les dejaría avanzar.

Otra de las cuestiones que abordan las empresas es cómo reinventar a sus trabajadores. Según este estudio, el 85% de las empresas están ya revisando el modelo de carreras de sus trabajadores y algunos evitan hablar de puesto de trabajo, para no introducir límites en dicho proceso de cambio.

Pero el 65% de los CEO consultados por Deloite están también preocupados por la capacidad de atraer y retener el talento necesario para la transformación digital.

Precisamente, una de las cuestiones que más debate suscita a la hora de atraer y mantener a los mejores profesionales, y que tiene una incidencia directa en que estos se queden o se marchen de una compañía, es cómo se permite gestionar la conciliación de la vida laboral y personal. Y esto impacta por igual en todas las generaciones. “Parte del éxito es vincular parte de mi vida personal y laboral, sin que me sienta que estoy invadiendo la esfera personal o perdiendo directamente el tiempo”, dice Opi.

Esta disminución de fronteras entre lo laboral y lo personal es un terreno espinoso. La mayoría de los directivos que participaron en este encuentro coinciden en que, a menudo, entre las plantillas se escuchan frases como “no quiero usar mi móvil para el trabajo”. ¿Cómo se rompe con eso?, se pregunta Opi. En Desigual creen que la solución está en el sistema educativo, donde se debe fraguar cómo hacer esa separación de forma exitosa con los mimbres de las nuevas tecnologías. Para ello, esta empresa tiene constantes contactos con las universidades, por ejemplo, donde acuden a contar qué quieren para su empresa.

Otra solución alternativa es la que aportan desde Deloitte. “Hay que escuchar al empleado y ver qué quiere; porque la tecnología puede hacer un trabajo o no puede hacerlo, pero las personas tienen muchas más dimensiones y pueden saber o no hacer esa cosa; pueden ser capaces o no y, sobre todo, pueden querer o no querer hacerla”.

Por eso será crucial que las empresas creen los escenarios y situaciones propicias para que sus trabajadores quieran sumarse a la transformación cultural y digital en marcha.

Llegados a este punto, Martínez Patiño, responsable de Desarrollo de Viesgo lanza una llamada de atención. “Hay que tener mucho cuidado con el cambio cultural y de valores de una empresa, porque haciéndolo se asume un riesgo muy grande. Se debe tener en cuenta que el ADN de una empresa es lo que le ha llevado hasta el éxito”, advierte.

Por eso Fernando Barrientos matiza que en esa búsqueda de cambio cultural, que en el caso de Dia viene marcada por “la revolución del cliente”, hay que analizar qué parte de la herencia de la compañía ayuda para el cambio y cual no.

En el trabajo diario de estos profesionales de Recursos Humanos surgen otras cuestiones directamente relacionadas en cómo afecta la digitalización al día a día de su departamento. Varios de estos responsables hablan del enorme partido que sacan a los procesos de simulación que permiten las nuevas herramientas digitales. Desde Atento, Maretto explica haber cambiado los tradicionales power point en la formación inicial de la plantilla, por simuladores de conversaciones reales, la rotación temprana que afecta al 44% de la plantilla se ha reducido a la mitad. “Los trabajadores saben a lo que se enfrentan, no se sienten engañados”, asegura esta directiva, y, por lo tanto, la tasa de abandono es menor.

Qué hacer con los senior: 'mentoring'

Otra de las cuestiones que surge en el debate de la digitalización de las empresas es en qué puesto queda la experiencia de los profesionales más veteranos de las compañías. “Nos preocupa que los más antiguos puedan actuar como frenos del cambio; antes la antigüedad era un valor en sí mismo, un estatus; pero ahora sirve más para ponerla al servicio de la enseñanza a los más jóvenes”, asegura Fernando Barrientos, Management Corporate Director de Recursos Humanos de Dia.

Sin embargo, Mayra Maretto, de Atento, destaca el protagonismo de una generación de trabajadores que lleva ya 15 o 20 años trabajando en la compañía o en el sector, que tienen ya mucha experiencia, pero que aún le quedan otros veinte años de vida profesional, “y quieren dejar su legado, enseñar lo que saben”.

“A veces, cuando incorporamos a jóvenes tenemos que enseñarles a trabajar en equipo;eso nos inquieta”, dice Barrientos. Si bien el responsable de Recursos Humanos de Viesgo, José Ignacio Martínez Patiño, rompe una lanza por los más jóvenes a los que considera también muy preparados en todas las habilidades.

No obstante, el resto coincide en que echan de menos la experiencia de los veteranos, sobre todo en las habilidades soft (trabajar en equipo, reaccionar a los problemas, ser proactivo, liderar etc.), que nada tienen que ver con saber desenvolverse entre las nuevas tecnologías. “Para eso hay metodologías que ayudan a que los mayores no sean un freno en el cambio cultural y digital de las empresas”, asegura el Socio de Human Capital de Deloitte, Joan Pere Salom.

En concreto, estos directivos tienen todos buenas palabras para los programas de mentoring o, lo que es lo mismo, el modelo actualizado de los aprendices de siempre. Estos programas en los que a los nuevos trabajadores se les asigna un profesional senior que le guía en su aterrizaje en la compañía, “son excelentes y agilizan mucho el proceso de integración del joven”, hace hincapié Salom.

Sobre la firma

Raquel Pascual Cortés
Es periodista de la sección de Economía, especializada en información sobre empleo, Seguridad Social, pensiones y relaciones laborales. Licenciada en C.C. de la Información por la U. Complutense, empezó a trabajar en Cinco Días en 2000 y antes pasó por las secciones de política y economía de la agencia Europa Press y por el diario Soria 7 Días.

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