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Tribuna
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Cláusulas suelo: todos somos responsables

La película está protagonizada por operadores jurídicos ricos en matices que nos invitan a la reflexión para aprender de nuestros errores

La sentencia dictada el pasado 21 de diciembre de 2016 por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha supuesto un punto de inflexión en la controversia sobre las cláusulas suelo de los préstamos hipotecarios. El tribunal reconoce que la jurisprudencia nacional que limita en el tiempo los efectos de la declaración de nulidad de las cláusulas suelo al periodo posterior a la publicación de la sentencia dictada por el Tribunal Supremo el 9 de mayo de 2013 no resulta compatible con el Derecho de la Unión Europea (en concreto, con el artículo 6, apartado 1, de la Directiva 93/13), puesto que no otorga a los consumidores una protección completa y suficiente frente a las cláusulas abusivas.

Esta decisión supone un tirón de orejas para nuestro Tribunal Supremo, que se había pronunciado a favor de limitar la retroactividad de la declaración de nulidad de las cláusulas suelo y había hecho que esta únicamente produjera efectos a partir de la fecha de publicación de la sentencia de 9 de mayo de 2013. La Sala de lo Civil justificó este criterio, entre otras razones, en el riesgo de que la retroactividad generase trastornos graves con trascendencia al orden público económico, argumento que dejó un sabor agridulce en el paladar de los consumidores afectados, quienes vieron limitados los efectos de su victoria judicial.

Este criterio se ha visto matizado recientemente ya que el 15 de febrero se daba a conocer la noticia de que el pleno de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo había adaptado la jurisprudencia de la sala sobre la retroactividad de la nulidad de las cláusulas suelo a la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 21 de diciembre de 2016 y acordaba, por tanto, la retroactividad total de dicha declaración.

A pesar de que se trata de un fallo esperado, no son pocas las voces que han planteado que tal vez esta polémica se ha prolongado en el tiempo porque el pleito afectaba a la banca, a quien se le habría dado un trato especial, diferenciado del que suelen recibir los particulares en los casos de declaración de nulidad de cláusulas contractuales, lo que ha agravado las reticencias de los particulares respecto a la figura de las entidades financieras.

"No son pocas las voces que han planteado que tal vez esta polémica se ha prolongado en el tiempo porque el pleito afectaba a la banca"

Ahora bien, ¿estamos seguros de que la banca es la única responsable de la crisis de las cláusulas suelo o tal vez todos los operadores jurídicos debemos compartir la responsabilidad? En mi humilde opinión, creo que si hacemos un examen de conciencia no podemos sino concluir que todos somos responsables a nuestra manera.

Los bancos, por no haber informado debidamente a sus clientes del funcionamiento de las cláusulas suelo y de negociar frecuentemente siguiendo la pauta fijada por el conocido refrán sobre las lentejas: si quieres las comes y si no, las dejas.

Los consumidores, por no realizar una lectura reposada de los documentos legales a firmar. Aunque es cierto que en no pocas ocasiones, particulares sin formación suficiente se enfrentan a documentos farragosos y extensos que contienen una infinidad de cláusulas que resultan tediosas hasta para los más entusiastas del derecho, debemos esforzarnos por estar debidamente informados del contenido de los compromisos que asumimos. Asimismo, no se puede obviar la figura de los particulares que, siendo perfectamente conscientes de las cláusulas suelo existentes en su hipoteca y sus implicaciones con carácter previo a su firma, han optado por reclamar a las entidades financieras.

Los notarios, por no haber actuado en ocasiones con la diligencia debida en la firma de los préstamos hipotecarios asegurándose de que el particular comprendía el contenido del documento que estaba otorgando.

Los jueces, por haber contribuido a incrementar la inseguridad jurídica sobre la materia. Recordemos que ha tenido que ser el Tribunal de Justicia de la Unión Europea el que ha hecho rectificar a nuestro Tribunal Supremo. Y qué decir de los abogados, que llegamos a actuar como auténticos mercenarios defendiendo asuntos indefendibles, justificando nuestro papel trayendo a colación el derecho de toda persona a la defensa letrada.

En definitiva, si somos realmente honestos con nosotros mismos llegaremos a la conclusión de que la película de las cláusulas suelo no está protagonizada por personajes buenos y malos malísimos, sino por operadores jurídicos ricos en matices que nos invitan a la reflexión para llegar a ser capaces de aprender de nuestros errores.

Patricia Hierro es asociada senior de Deloitte Legal.

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