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Regulación bancaria

La carta de Trump a Yellen que tumba el orden bancario

Washington abandona los órganos de supervisión creados tras la crisis de 2008 El futuro del Comité de Basilea y del FSB quedan en entredicho

Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de EE UU
Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de EE UU

El marco de supervisión y coordinación financiera creado tras la crisis de 2008 se perfila como la primera víctima de la ruptura de Donald Trump con el orden mundial. Las reuniones de algunos organismos ya están paralizadas, según reconocen fuentes europeas. Y las citas previstas han quedado entre paréntesis ante el temido boicot de Washington.

La mayor arremetida ha llegado a través de una carta de Patrick McHenry, vicepresidente del Comité Financiero de la Cámara de Representantes, en la que exige a la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, que deje de participar en las reuniones de los foros internacionales como la FSB (Financial Stability Board) o el comité de Basilea, donde la UE, EE UU y el resto de países del G-20 pactan la regulación financiera.

La carta de McHenry, a la que ha tenido acceso CincoDías, acusa a esos organismos de “penalizar injustamente al sector financiero estadounidense” y “de ralentizar el crecimiento económico de EE UU”. McHenry plantea la ruptura con el modelo actual e, incluso, la revisión de los acuerdos ya suscritos.

La misiva del congresista republicano también arremete contra “las estructuras secretas de estos foros internacionales”. Y considera que los acuerdos se negocian “con un proceso opaco” y se y firman “sin que el pueblo americano apenas se percate”.

"Habrá que revisar, probablemente, los acuerdos internacionales que injustamente penalizan el sistema financiero estadounidense.

Habrá que reevaluar las estructuras ocultas de estos organismos.

Los acuerdos se negocian y pactan sin que el pueblo americano apenas se percate.

Los textos pactados son el resultado de un proceso opaco.

Los reguladores deben escrutar todos los acuerdos internacionales que están aniquilando puestos de trabajo en América.

El texto de McHenry contra el FSB y el Comité de Basilea evoca el tono de las diatribas lanzadas contra ese tipo de organizaciones por parte de los movimientos antiglobalización. Y concluye pidiendo “una revisión de los acuerdos internacionales que aniquilan puestos de trabajo en América” y exigiendo a la Reserva Federal que “ponga fin a todas las negociaciones” al menos hasta que “el presidente Trump tenga ocasión de designar y nombrar a funcionarios que prioricen los mejores intereses de América”.

La primera negociación a punto de saltar por los aires es la del llamado acuerdo de Basilea IV, para endurecer el control de la evaluación de riesgos del sector bancario. La reunión de noviembre de 2016, la última con Barack Obama en la Casa Blanca, no logró rematar el acuerdo. Se convocó otra cita para el 8 de enero, pero esa reunión, a solo unos días de la investidura de Trump, ni siquiera llegó ya a celebrarse.

“No lograr un acuerdo sería un duro golpe a la credibilidad de todo el proceso”, señalaba anteayer Olivier Guersent, director general de Mercados Financieros de la Comisión Europea. “Sería una señal terrible en el clima actual de políticas de postverdad y de creciente proteccionismo”, añadió ese alto cargo comunitario en una conferencia del sector financiero.

Fuentes europeas reconocen que, aparte de los acuerdos concretos, la sacudida de Trump hace tambalearse toda la estructura de coordinación internacional. Los organismos que más peligro corren son el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, en sus siglas en inglés), que desde 2009 revisa los puntos vulnerables de la banca internacional; el Comité de Basilea, que elabora las directrices de la regulación bancaria; y la Asociación internacional de Supervisores de Seguros, que agrupa a las autoridades del sector asegurador.

Temor en la banca

En el sector financiero, algunas fuentes apuntan que la espantada de EE UU hiere de muerte el marco regulador actual. “Se entra en un período de parálisis total”, apuntan esas fuentes, que anticipan una “peligrosa etapa de incertidumbre en cuanto a la regulación financiera internacional”.

La banca europea teme quedar en desventaja competitiva una vez que Trump consume su decisión de desmantelar las normas adoptadas durante el mandato de Obama. El sector cree que la UE no secundará esa marcha atrás. Pero pronostican que Bruselas pisará el freno y suavizará o retirará las normas pendientes.

Fuentes bancarias auguran que el parón de la UE se llevará por delante, con toda probabilidad, iniciativas como la separación estructural de banca comercial de inversión, los nuevos requisitos de capital o el impuesto sobre las transacciones financieras.

"Burócratas mundiales en tierras extranjeras"

El Consejo de Estabilidad Financiera o Financial Stability Board (FSB) nació en abril de 2009 como la primera respuesta del G-20 a la debacle financiera del año anterior. Mario Draghi, entonces gobernador del Banco de Italia, fue su primer presidente. En el FSB participan representantes de los ministerios de Finanzas y de los bancos centrales. Algunos países, como EE UU, Alemania o Brasil, cuentan con tres miembros y el resto de los países, entre ellos España, con dos. Las directrices se aprueban por consenso. Y aunque carecen de fuerza legal y no son vinculantes, encauzan de manera decisiva la regulación financiera, en particular, en la UE y en EE UU.

Su funcionamiento ha sido criticado por opacidad y se han estudiado diversas fórmulas para dotarle de mayor transparencia, pero nunca se han aplicado. Ahora que las críticas llegan desde Washington tal vez sea demasiado tarde. El congresista estadounidense, Patrick McHenry, en su carta para exigir a la Reserva Federal que abandone el FSB y organismos similares, describe esos foros como "burócratas mundiales en tierras extranjeras sin transparencia, control ni autoridad para hacer lo que hacen". Unas palabras que pueden ser el principio del fin del FSB.

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