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Tribuna
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Tiempo de trabajo y productividad

El presentismo en las empresas es una de las principales lacras que frenan la productividad

PABLO MORENO

Cualquier modificación sobre los modos de organización y reordenación del tiempo de trabajo repercute en las condiciones de vida del conjunto de la sociedad, ya que es el trabajo el que organiza la vida diaria de las personas.

El tiempo de trabajo se ha ido modificando en los últimos años y actualmente es una realidad que se extiende por la mayoría de los países europeos de nuestro entorno. En concreto, fue en el Consejo Extraordinario sobre Empleo (Luxemburgo, 1997) donde se formuló la Estrategia Europea de Empleo, y se hizo referencia, por primera vez, al tiempo de trabajo sobre la conciliación de la vida laboral y familiar.

La duración de la jornada laboral nos suministra una idea de las diferencias que existen en la UE. Las comparaciones internacionales en materia de tiempo de trabajo son complicadas por razones metodológicas, ya que la estructura de la economía de cada país y su composición sectorial también afectan al volumen de horas trabajadas. Pero permiten, al menos, comprobar que, con independencia de las fuentes estadísticas que se utilicen (Eurostat u OCDE), nuestro horario de trabajo ocupa la mayor parte del día y la productividad por hora trabajada es menor que la de otros países de nuestro entorno. Según la OCDE, los españoles trabajaron una media de 1.691 horas en el 2015; 17 horas más que los ingleses, 79 más que los suecos, 209 más que los franceses, 234 más que los daneses, 272 horas más que los holandeses y 320 más que los alemanes.

Si utilizamos las bases de datos de la OCDE y calculamos la productividad promedio por hora trabajada, dividiendo el Producto Interior Bruto (valor total de los bienes y servicios producidos) por el número total de horas trabajadas por la población ocupada, se puede comprobar que España alcanza una productividad promedio del orden de 36 euros por hora, muy inferior a países como Dinamarca (68 euros), Holanda (57 euros), Suecia (57), Francia (56 euros), Alemania (55 euros) y Reino Unido (49 euros). Es decir, una horquilla inferior entre el 13%-89% del PIB por hora trabajada. Debemos advertir que se trata de datos promedio: la producción promedio de bienes y servicios por hora trabajada puede situarse en 15 euros para determinados sectores y de 80 o más euros por hora en otros. Estos datos constituyen uno de los indicadores más importantes relativos a la eficiencia de cualquier economía.

"Se considera que este horario beneficia al turismo y es el principal atractivo de España como destino turístico"

Llegado a este punto la pregunta a plantearse es la siguiente: ¿por qué trabajamos más horas que nuestros homólogos europeos y, sin embargo, somos menos productivos? Entre otras razones porque los horarios laborales no facilitan un rendimiento adecuado en los puestos de trabajo. Da la impresión de que los españoles asumimos el Spain is different. Por ello, a determinadas personas no les extraña que nuestros horarios habituales, tanto a nivel laboral como personal, formen parte de cierto exotismo que incluso desde la patronal se intenta mantener, ya que considera que beneficia al sector turístico y es el principal atractivo de España como destino turístico. Sin embargo, no tienen en cuenta que Francia, el país que más turistas internacionales recibe del mundo, con 20 millones más que España, sus horarios son mucho más racionales (el comercio cierra a las 19 horas) y no por ello dejan de acudir turistas.

Aunque modificásemos los horarios laborales, los turistas nos continuarían visitando ya que tenemos el sol que buscan, un nivel de precios muy inferior a los suyos y una elevada calidad hotelera. Por ejemplo, un hotel de dos estrellas en Londres puede costar del orden de 100 euros, sin desayuno, y por ese precio en España les ofrecemos habitaciones con pensión completa en hoteles de tres o cuatro estrellas.

Las conclusiones que se pueden extraer es que los países más prósperos trabajan menos horas que el resto. En España se trabajan muchas más horas que en la mayoría de los países considerados un modelo en términos de organización del tiempo de trabajo. Pero estas son menos productivas que en los países europeos más avanzados. Es de destacar que el presentismo en las empresas es de una de las principales lacras que frenan la productividad. Un país avanzado debe tener productividades elevadas. De hecho, la OCDE recomendaba recientemente a España medidas que fomenten la competitividad, incentivando la inversión tecnológica y ganar productividad, cuyo crecimiento reciente ha sido casi cero.

Vicente Castelló Rosellón es profesor de la Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local.

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