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El giro a la derecha de Latinoamérica, a prueba en 2017

Macri y Temer necesitan que el crecimiento llegue pronto para evitar protestas

Manifestación contra Macri, hace una semana en Buenos Aires.
Manifestación contra Macri, hace una semana en Buenos Aires.REUTERS

El giro a la derecha de América Latina se enfrentará a serias pruebas en los próximos meses. Varios países han rechazado el populismo izquierdista por la ineptitud económica de sus líderes. Pero si sus sucesores pro-empresa no consiguen un crecimiento decente con la austeridad, se enfrentarán a una oposición renovada, en las urnas o en las calles.

El presidente argentino, Mauricio Macri, asumió el cargo hace un año con la promesa de deshacer el daño causado por su predecesora, la estatista Cristina Fernández. No ha escatimado en dureza, levantando los controles monetarios y comerciales y recortando el gasto, lo cual ha provocado protestas. Pero el crecimiento no ha aumentado como prometió. [De hecho, Macri cesó ayer a su todopoderoso ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso Prat-Gay, encargado del área económica del Gobierno. Lo hio, según fuentes del Ejecutivo, "para acabar con las diferencias internas].

Argentina celebrará elecciones legislativas en octubre, y Chile presidenciales y legislativas en noviembre

Los economistas encuestados por el banco central prevén una reducción del PIB del 2% este año. En 2017 podría crecer el 3,2%, pero Macri necesita que la recuperación llegue pronto: las elecciones legislativas son en octubre.

Su homólogo brasileño, Michel Temer, ha estado aplicando también la ortodoxia económica desde que sustituyó a Dilma Rousseff, en agosto. En 2017, intentará aprobar en el Congreso impopulares reformas del insostenible sistema de pensiones, un plan clave en su intento de restaurar la confianza de los inversores. La recuperación endulzaría el proceso, después de la enorme recesión habida con Rousseff, pero los economistas calculan que el PIB crecerá menos del 1% en 2017.

Chile puede ser la mayor sorpresa. Lo gobierna un duradero duopolio de coaliciones de centro-izquierda y centro-derecha prudentes en materia fiscal. Pero esto podría acabarse en las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre. Si el giro a la derecha regional se mantiene, el ex presidente conservador Sebastián Piñera sucederá a Michelle Bachelet. Pero los partidos independientes obtuvieron resultados inusualmente buenos en las elecciones locales de octubre y los chilenos están cada vez más desencantados con los políticos convencionales de todos los colores. Eso puede abrir la puerta a un político antisistema como el senador de izquierdas Alejandro Guillier.

El populismo es dañino, sea del color que sea. Tras la muerte de Fidel Castro, América Latina, como el resto del mundo, necesita menos arrogantes autoritarios, no más.

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