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Tribuna
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JP Morgan como asesor en la frustrada fusión Sabadell y Popular

El futuro presidente del banco madrileño, Emilio Saracho, también proviene de JP Morgan

Largo plazo, casi dos meses y medio para cerrar la crisis interna que vive el consejo de administración de Banco Popular. La dimisión en diferido de su actual presidente, Ángel Ron, puede conllevar aún más de una sorpresa, según apuntan varias fuentes cercanas a la entidad. El nombramiento de Emilio Saracho como presidente de Popular no se producirá inicialmente, hasta la primera quincena de febrero. Es la fecha que baraja el banco para celebrar la junta extraordinaria para ratificar su designación. Antes, en un consejo deberá ser nombrado consejero, aunque podría ser elegido consejero y presidente en la misma junta.

Mientras, al contrario de lo que se pensaba, Ron mantiene todas sus funciones ejecutivas y sigue siendo el presidente, aunque sus actuaciones hasta su salida del banco dependerán de las decisiones del consejo de administración. Este organismo, no obstante, vuelve a estar dividido pese a que el pasado día 1 de diciembre el consejo de administración emitió un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el que elegía por unanimidad el próximo nombramiento de Emilio Saracho como presidente del banco y aceptaban la dimisión de Ron.

Todo indica que así será y que Saracho será nombrado presidente según los planes previstos. Fuentes del mercado afirman que incluso el Banco de España como una parte del consejo de Popular no duda en ello, aunque también es cierto que en círculos financieros se especula con distintos finales. Juegan con el factor sorpresa.

Pero las especulaciones sobre el futuro de Popular están a la orden del día. Uno de los rumores más intensos que circulan por el mercado es que Saracho, no se sabe si aún vicepresidente global de JP Morgan o ya no, tiene preparada una ampliación de capital para Popular impulsada por el inversor mexicano Antonio del Valle, que cuenta con el 4,05% del capital del banco. Su objetivo es preventivo, ya que con ella se pretendería finalizar la limpieza del balance de la entidad si es que, tras el cierre del presente ejercicio, hubiese aún dudas sobre su saneamiento.

También se especula con que otra de las alternativas que tiene sobre la mesa Saracho es un mandato de venta de Popular. Novios no le faltan. BBVA ha mostrado su interés en las últimas semanas. Su presidente, Francisco González, de hecho, mantuvo un encuentro con Ángel Ron entre los días 15 al 16 de noviembre para hablar de una fusión. En la reunión estaba Francisco Aparicio, consejero y secretario del banco, miembro del Opus Dei (los grandes defensores de la independencia de la entidad), y cercano a la sindicatura, que controla el 9,6% del capital, lo que le sitúa como el primer accionista. Parece que Unicaja también podría estar interesada en una unión con Popular, ya que así se solucionaría su salida a Bolsa, y a su vez el banco madrileño no perdería su independencia, aunque esta operación es bastante complicada para que se lleve a cabo. Lo mismo podría suceder con Ibercaja.

La baza de Banco Sabadell también ha estado sobre la mesa hasta agosto de este año. Ahora no, pero tampoco se descarta que una vez transcurrido 2017 –un año de transición para gran parte del sector a la espera de que los tipos de interés suban en 2018 y recuperen así su rentabilidad–, podrían retomarse las conversaciones. Eso sí, siempre que Popular mantuviese aún su independencia.

El presidente de Sabadell, Josep Oliu, ya ha reconocido que hay operaciones que las sinergias justifican las fusiones, en clara alusión a Popular, pero entonces no era el momento. Al parecer, cuando Sabadell estudió los números del banco que preside Ángel Ron este tenía que hacer antes una limpia, con ampliación de capital incluida. La ampliación se ha hecho –en junio se inyectó 2.500 millones a la entidad–, pero las circunstancias han cambiado desde entonces. Pese a ello, como declaró Oliu en una entrevista a La Voz de Galicia en septiembre, “sí que salen (los números), pero nosotros estamos en otra estrategia (por la integración del británico TSB)”.

Lo más destacado de esta frustrada operación es que el banco de inversión asesor de Sabadell era JP Morgan, según explican fuentes cercanas a esta última entidad. El futuro presidente de Popular, Emilio Saracho, proviene curiosamente de JP Morgan, razón por la que este ejecutivo podría saber perfectamente cuál es la salud de la entidad con sede en Madrid antes de aterrizar en en él.

En círculos financieros también se especula con que Del Valle podría suscribir una pequeña ampliación de capital y aumentar su posición en el capital de la entidad, y convertirse en el principal accionista. El inversor mexicano ya ha comentado a Economía, según algunas fuentes (punto no confirmado), que estaría dispuesto a invertir más capital en Popular.

Otro runrún que corre por los mismos círculos es que la consejera coordinadora de Popular, Reyes Calderón, ha puesto más empeño en que Aparicio dejara su cargo que en la salida de Ron, pese a que ella también es del Opus Dei. Calderón, de hecho, ha pedido en más de una ocasión el cese de Aparicio, según apuntan fuentes conocedoras de los entresijos de la crisis interna de Popular. Parece que lo de Calderón y Aparicio es una guerrilla entre familias del Opus.

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