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Destinos

Por el León ‘cazurro’, templario y maragato

Los Picos de Europa, la sierra de Ancares, Astorga, el Bierzo y León capital son lugares imprescindibles en la provincia.

Caballos salvajes frente al macizo de Mampodre, en los Picos de Europa.
Caballos salvajes frente al macizo de Mampodre, en los Picos de Europa.Fotografías de J. M. Mansilla (Cinco Días)

León es una tierra de contrastes. Un lugar por el que pasa el Camino de Santiago, que desde la Edad Media ha hecho de esta provincia un punto de encuentro cultural en toda Europa; un lugar de montañas, imponente naturaleza y diversidad de paisajes, desde los Picos de Europa al este hasta los Ancares al oeste; un lugar de mil costumbres, de comerciantes, arrieros maragatos y ganaderos trashumantes; tierra de reyes cristianos, hasta 23, y de caballeros templarios.

Desde aquí los romanos controlaron todo el norte de España y sus vestigios aún se conservan en ciudades como Astorga, Ponferrada y León, tan diferentes entre ellas como grande es su importancia histórica.

Conocer León significa recorrer el Barrio Húmedo de la capital en búsqueda de la mejor tapa entre los más de cien bares que las regalan con cada corto de cerveza o vino. Implica también degustar un auténtico cocido maragato en Astorga o un embutido de botillo del Bierzo mientras se toma cualquiera de los vinos de la Denominación de Origen Bierzo en el barrio del Temple, en Ponferrada.

Los árabes, que bien conocieron a los leoneses, les llamaron cazurros por su carácter y por defender y mantener una tierra que apenas ha cambiado y que, precisamente por eso, nos maravilla.

Al norte, la meseta concluye en una cordillera bien conocida, la Cantábrica. En su extremo oriental, los Picos de Europa, entre Asturias, León y Cantabria, son el mayor tesoro de la zona. Es este un macizo calcáreo, además de una reserva de la biosfera.

Catedral de la Montaña, en el pueblo de Lois.
Catedral de la Montaña, en el pueblo de Lois.

Los valles de origen glaciar se esconden entre cumbres de caliza gris desnuda de más de 2.000 metros, surcados por ríos como el Cea, el Esla y el Porma. Los cántabros y astures encontraron aquí un excelente lugar para asentarse y abastecerse hasta la llegada de los romanos, que han legado abundantes tramos de sus calzadas.

Desde Cistierna o Riaño se pueden iniciar rutas por este parque natural, ya sea de senderismo, bicicleta o 4x4. El gran embalse de Riaño impresiona al viajero con sus múltiples brazos y su enclave entre montañas como el Pico Espigüete (2.500 metros) a lo lejos, al este, y el Yordas, el Pintas y el Gilbo, al lado.

El bosque mixto se extiende por los valles meridionales. Es este el territorio del lobo ibérico, el oso pardo y el urogallo. El rebeco es el amo de las cumbres, mientras que en el cielo reinan el águila real, el buitre leonado y el alimoche.

Con el objetivo de controlar las explotaciones auríferas y al pueblo astur, los romanos decidieron asentarse en la zona hace más de 2.000 años. Primero levantaron un campamento militar que posteriormente se convertiría en la ciudad de Astúrica Augusta, la capital administrativa que dominó desde el Cantábrico hasta el Duero.

El legado romano en la ciudad es de gran riqueza y su principal atractivo, sin olvidarse del Palacio de Gaudí, la Catedral de Santa María o el Museo del Chocolate.

En 2010 se inauguró el Recorrido Romano, que permite al visitante disfrutar del patrimonio arqueológico de Astorga. La ruta pasa por la Cerca Legionaria, lugar de origen de la ciudad, las termas menores, el Aedes Augusti, templo construido en honor al emperador Augusto; el Foro, la Cloaca y la Domus, en la que se pueden contemplar los mosaicos del oso y los patos.

El último punto del recorrido es la Ergástula, una galería abovedada que acoge actualmente la sede del Museo Romano.

El castillo templario de Ponferrada se edificó en una colina donde se cree que se situaba un castro celta y la posterior ciudadela romana.
El castillo templario de Ponferrada se edificó en una colina donde se cree que se situaba un castro celta y la posterior ciudadela romana.

La capital de la comarca del Bierzo presume de su casco histórico, bien conservado y concentrado, por lo que el paseo se hace imperativo para disfrutar de la esencia medieval de la ciudad. Desde la plaza del Ayuntamiento, con agradables cafés y terrazas bajo los soportales, se disponen varias callejuelas.

En la del Reloj se encuentra la torre que lleva el mismo nombre, único resto que se conserva de la muralla romana, antigua prisión y Museo del Bierzo en la actualidad.

Poco más adelante está la basílica renacentista de Nuestra Señora de la Encina, patrona de la ciudad, y la Casa de los Escudos, que alberga el Museo de la Radio. Siguiendo la calle Gil y Carrasco se llega a la plaza del Temple, frente a la cual se presenta el castillo templario, uno de los más impresionantes de España.

Lo que más impacta de la capital de la provincia es su catedral. Fue mandada construir en el siglo XIII por el rey Alfonso X, pero no se culminaría hasta siglos posteriores. La llaman la catedral de la luz por sus magníficas vidrieras, que brindan al visitante un espectáculo de luces y colores según la hora del día.

Continuando con el León más sacro, la visita a la Colegiata de San Isidoro es ineludible. Una maravilla del románico con frescos perfectamente conservados del siglo XIII decorando el panteón real. Desde la catedral y la calle Ancha se extiende el Barrio Húmedo con bares especializados en tapas (gratis) que se sirven con la bebida.

La palloza o teito es la vivienda típica de los pueblos de la sierra de Ancares.
La palloza o teito es la vivienda típica de los pueblos de la sierra de Ancares.J. M. Mansilla (Cinco Días)

Guía para el viajero

La Catedral de la Montaña. Perdido en medio de los Picos de Europa está el pequeño pueblo de Lois, declarado bien de interés cultural. Conserva varios palacios y casas solariegas, pero, ante todo, destaca la iglesia de Santa María, conocida como la Catedral de la Montaña.

Maragatería. Se conoce así a una comarca leonesa que tiene su origen en los arrieros y comerciantes que en el siglo XVII viajaban desde los puertos de Galicia a Madrid. Los pueblos, como Castrillo, son de casas herméticas y piedra rojiza, con puertas verdes y azules y un patio central. Casa Pepa es un estupendo hotel rural y restaurante típico de la región.

Sierra de Ancares. Se localiza en el extremo occidental de la provincia, en el límite con Asturias y Lugo. Los pueblos se levantaron en los valles de tejos, robles, castaños y abedules, y en invierno quedaban aislados por la nieve. La vivienda típica es la palloza, de origen prerromano, una construcción circular de piedra, madera y techo de paja donde vivían las personas y el ganado juntos.

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