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El Foco
Tribuna
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¿Le compraría o vendería un coche usado a Donald Trump?

Según el ‘USA Today’, cientos de personas y empresas que traba-jaron para Trump no cobraron sus facturas

Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de EE UU.
Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de EE UU.REUTERS

En el año 1960, poco antes de las elecciones que dieron la presidencia a John Fitzgerald Kennedy, surgió una intensa campaña política en contra de su rival republicano, Richard Nixon (apodado por la prensa de la época como Tricky Dick), basada en un póster con su fotografía que tenía por título Would you buy a used car from this man? (¿Le compraría un coche usado a este hombre?). Esta frase, aparentemente inocua, insertada en el póster con una fotografía de Richard Nixon, fue un auténtico torpedo en la línea de flotación del (entonces) candidato a la presidencia de los EE UU. La clave no está en el texto sino en la fotografía de Nixon; esta imagen contiene un lenguaje no verbal, facial y postural que se podría considerar como el arquetipo de una persona taimada, maquiavélica, poco de fiar y sin escrúpulos. Un servidor no le compraría jamás un coche a un hombre con este aspecto; es más, no se lo aceptaría ni regalado. Vale la pena buscar el póster en cuestión en internet, para ver la clase de foto que un político jamás debe permitir que salga a la luz, si quiere preservar su imagen.

Ese mismo año, Nixon perdió por la mínima las elecciones presidenciales contra John F. Kennedy, en parte por la mala imagen que tenía en los medios de comunicación, por la propaganda desatada en su contra del partido demócrata y por no haber salido airoso de los famosos debates televisados Kennedy-Nixon. Hay que tener en cuenta que a Nixon se le dieron fatal estos debates en televisión; en cambio a Kennedy, gracias a su telegenia y carisma, le proporcionaron el impulso que necesitaba para llegar a la Casa Blanca.

Ahora bien, Nixon no desistió y en 1968 se convirtió en trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos, siendo reelegido en 1972, después de obtener una de las victorias electorales más aplastantes de la historia de los EE UU. Dos años más tarde, Tricky Dick tuvo que dimitir de la presidencia por culpa del escándalo Watergate y salir sigilosamente de la Casa Blanca por la puerta de atrás. Así las cosas, Nixon ha pasado a la historia como el primer presidente de los EE UU al que se le abrió un procedimiento de impeachment.

Ahora que el multimillonario neoyorquino Donald Trump, después de dejar en la cuneta a todos sus rivales, ha sido investido como candidato del Partido Republicano, ya han salido caricaturas emulando el póster de Nixon: ¿Le compraría un coche usado a Donald Trump? Ahora bien, es posible que algún avispado artista, diseñe un póster con su foto que diga: ¿le vendería a crédito un coche usado a este hombre? El motivo de diseñar un póster con esta pregunta es la publicación en el periódico USA Today de una investigación que ha revelado que hay cientos de personas y empresas pequeñas que trabajaron para Donald Trump o para alguna de sus compañías, que nunca recibieron el pago de sus facturas o que no consiguieron cobrar todo su crédito. Las informaciones reveladas por el diario retratan al holding empresarial de Trump como una organización que con frecuencia deja de pagar a sus proveedores y contratistas, por lo general pequeñas empresas y autónomos; además, abusando de su musculatura financiera, impone a sus proveedores condiciones leoninas y pacta los precios a la baja. USA Today también reveló que, en muchos casos, la estrategia de la organización empresarial de Trump es dilatar las reclamaciones judiciales por reclamación de deudas durante años con tácticas legales, lo que provoca que muchos acreedores prefieran un acuerdo transaccional, aceptando un pago por importes inferiores a las facturas reclamadas, para evitar que se alargue demasiado la situación.

"Nixon pasó a la historia como el primer presidente de EE UU al que se abrió un proceso de ‘impeachment’"

El periódico publicó que, desde hace varias décadas, han sido presentadas unas 60 demandas judiciales por exempleados y excontratistas. Entre los primeros, se cuentan medio centenar de camareros, docenas de barmans y decenas de friegaplatos que trabajaron en sus hoteles, casinos, complejos turísticos y clubs. En el segundo grupo aparecen carpinteros, fontaneros, pintores, un fabricante de cortinas, una empresa de instalación de ventanas y otra de alfombras. Incluso hay varios despachos de abogados que representaron a las empresas de Trump en demandas judiciales en la jurisdicción social. Asimismo, varias empresas del magnate neoyorquino han sido citadas por múltiples violaciones a las leyes laborales, por no pagar horas extra a sus empleados o por no respetar el salario mínimo a sus trabajadores.

La exhaustiva investigación periodística llevada a cabo por USA Today es parte del escrutinio que la prensa norteamericana hace habitualmente de los candidatos presidenciales, y esta vez se ha centrado en la vida de Trump y en sus empresas, que han sido estudiadas con lupa, para descubrir trapos sucios. Donald Trump se ha autodefinido ante sus seguidores como un empresario de éxito y se ha jactado de que no le ha importado jugar duro y ser implacable en los negocios para conseguir sus objetivos; estas manifestaciones han provocado que los periodistas investigaran aún más a fondo el entramado empresarial del candidato.

"Varias compañías del magnate estadounidense han sido citadas por violar las leyes laborales"

La airada reacción de Trump al reportaje publicado por USA Today fue de negar categóricamente las acusaciones de morosidad. En una entrevista realizada con posterioridad a la publicación de las escandalosas noticias, el multimillonario aseguró que solo había dejado de pagar los trabajos que habían sido chapuzas, que no habían sido finalizados o que se habían ejecutado más tarde de lo pactado contractualmente. Igualmente, manifestó que en ocasiones había deducido del precio de la factura de los contratistas la parte de las obras no terminadas o mal acabadas. Además el candidato a la presidencia alardeó antes los medios de comunicación de pagar decenas de miles de facturas puntualmente e incluso su portavoz facilitó a The Wall Street Journal una lista de compañías que facilitaron buenas referencias comerciales de los negocios realizados con la organización de Donald Trump y que en bastantes casos, los contratistas recibieron un bonus por hacer un buen trabajo.

Pere Brachfield es profesor de EAE Business School.

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