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Efectos del 'brexit'

Reino Unido se queda sin comisario europeo

El Gobierno británico tiene derecho a proponer de inmediato un candidato a sustituir a Hill

El comisario europeo de servicios financieros Jonathan Hill en una foto de archivo
El comisario europeo de servicios financieros Jonathan Hill en una foto de archivoYVES HERMAN (REUTERS)

El comisario europeo de Servicios Financieros, Jonathan Hill, anunció su dimisión el sábado, lo que dejará a Reino Unido sin representante en la Comisión Europea durante un periodo indeterminado. El Gobierno de David Cameron no tiene intención de momento de reemplazarlo, lo que convierte la salida de Hill en la primera señal tangible de la desconexión de Gran Bretaña del resto de la UE y de la creciente tensión entre Bruselas y Londres.

El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, había asignado a Hill una de las carteras más preciadas, a pesar de su conocido euroescepticismo. El movimiento formaba parte de la estrategia de reconciliación con el Gobierno de Cameron, que intentó impedir sin éxito el nombramiento de Juncker, y de la campaña de Bruselas para quitar votos al brexit a base de concesiones a Londres.

Hill puso en marcha la llamada Unión de Mercados de Capital, una de las grandes prioridades de Reino Unido y, en particular, de la City londinense. La presencia de un británico al frente de ese proyecto intentaba garantizar que, en ningún caso, la integración de los mercados pondría en peligro el papel de la City como principal centro financiero de la UE y de la zona euro.

Y peligra su presidencia semestral

Las carambolas del calendario comunitario asignan a Reino Unido la presidencia semestral de la UE a partir del 1 de julio de 2017, una fecha en la que Londres y Bruselas podrían estar en pleno proceso de ruptura. El Consejo Europeo espera que mañana el primer ministro, David Cameron, aclare si Londres asumirá ese mandato, lo que parece poco probable, o dejará pasar el turno. Los juristas recomiendan que Reino Unido renuncie y el Parlamento Europeo debatirá esta semana una resolución en ese sentido. En otro país, la cancelación de la presidencia de la UE sería un baldón para el Gobierno. Pero en Reino Unido, tal vez, muchos lo interpreten como un ahorro de tiempo, dinero y recursos humanos. Al menos, entre los votantes del leave (marcharse).

La victoria del brexit en el referéndum del 23 de junio ha desbaratado toda esa estrategia. En una declaración similar a la de Cameron, Hill indicó el sábado que “no creo que sea correcto que siga siendo el comisario británico como si nada hubiera pasado”. Por ese motivo, el comisario presentó su dimisión a Juncker 48 horas después de que se confirmase el resultado el 23J.

Hill ha ejercido el cargo durante poco más de año y medio, con un salario de más de 20.000 euros al mes. Y asegura que ese periodo le ha convertido en un converso a la causa europea. “Llegué a Bruselas como alguien que había hecho campaña contra el euro y que era escéptico con Europa. Me marcho convencido de que, a pesar de sus pegas, nuestra pertenencia [a la UE] fue buena para nuestro lugar en el mundo y buena para nuestra economía”.

Hill advirtió ayer a sus compatriotas, en una entrevista con el diario Financial Times, que la ausencia del Gobierno británico en Bruselas permitirá a Alemania y Francia modelar el mercado financiero europeo a su conveniencia.

El BCE ya intentó, sin éxito, forzar el traslado a territorio de la zona euro de servicios tan importantes y lucrativos como las cámaras de compensación y liquidación de operaciones transfronterizas, que ahora se prestan en gran parte desde la City. Hill sospecha que la ofensiva se repetirá porque“ya se sabe, a veces la historia se repite”.

La dimisión se materializará el 15 de julio. Y al día siguiente asumirá la cartera de los mercados financieros el vicepresidente económico de la CE y ex primer ministro letón Valdis Dombrovskis. Antes tendrá que someterse a una sesión parlamentaria sobre su idoneidad para el cargo. Juncker asegura que “con su experiencia, conocimientos y buena red de contactos entre los parlamentarios europeos, los ministros de Hacienda y los jefes de Gobierno, Dombrovskis está en una posición ideal para garantizar la continuidad e la cartera”.

En teoría, el Gobierno británico tiene derecho a proponer de inmediato un candidato a sustituir a Hill. Pero Cameron se encuentra tan desautorizado y neutralizado en su propio país que no parece en condiciones de hacerlo. Como en la puesta en marcha del brexit, parece que dejará la decisión al próximo primer ministro.

Pero incluso en ese caso parece incierta la llegada de un nuevo comisario. El aspirante tendrá que someterse al escrutinio del Parlamento europeo, que difícilmente considerará idónea a una persona propuesta por un Gobierno encargado de negociar la salida de la UE.

El veredicto del Parlamento Europeo no es vinculante y el Consejo Europeo podría confirmar de todas maneras el nombramiento. Pero Juncker se cuidará mucho de ignorar por completo la opinión del Parlamento, por lo que es muy probable que el futuro comisario británico termine ocupando alguna cartera irrelevante y muy inferior a la que podía aspirar hasta ahora la tercera economía de la UE.

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