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Entrevista

Tsoukalis: “Si hay ‘brexit’, Trump estará más cerca de ser presidente”

Loukas Tsoukalis es economista y experto en integración europea

Juan Lázaro
Manuel G. Pascual

Loukas Tsoukalis (Atenas, 1950) es un firme defensor de la UE a dos velocidades. La diferenciación es, a su modo de ver, la única forma para que el proyecto europeo siga adelante. De visita en Madrid para dar una conferencia sobre el futuro de la UE en la Fundación Rafael del Pino, Loukas atiende a CincoDías horas antes de que la diputada laborista Jo Cox fuera asesinada.

¿Cree que Reino Unido abandonará la UE?

Espero que no. La campaña por la permanencia ha sido pobre, mientras que la de marcharse se ha apoyado en mentiras de tal calibre que parece increíble que haya funcionado. Por ejemplo, decir que a menos que Reino Unido abandone la Unión, Turquía ingresará en el club e inundará el continente con millones de inmigrantes es algo que va más allá de todo límite. Ha sido una campaña muy sucia. Aunque esto se enmarca en una tendencia global: la política se está volviendo muy sucia.

¿Se refiere al hecho de que el populismo campe a sus anchas?

“El euroescepticismo, como otros populismos, es la expresión del descontento de la ciudadanía. El sistema les ha fallado”

Exacto. Ahí está la clave: el sistema ha fallado, la gente tiene motivos para estar descontenta. En vez de denunciar a Trump o al populismo británico, veamos por qué hay amplias capas de población insatisfechas: las desigualdades han crecido, el modelo de globalización no ha funcionado para una amplia parte de la población. Los dos pilares en los que se basan los defensores del brexit son la inmigración y el binomio identidad-soberanía. Dicen que la UE está tomando el control, cuando la pérdida de soberanía es la consecuencia de formar parte de un mundo interdependiente. La alternativa es ser Corea del Norte.

¿Por qué cree que la campaña por la permanencia no es tan efectiva?

Buena parte del problema radica en que la clase política británica nunca defendió el proyecto europeo. Los que ahora abogan por la permanencia en Europa la han despreciado durante años. Su discurso consiste en decir que abandonar la UE será terrible; no lo presentan como algo positivo, sino como un mal menor. Así no se llega a la gente.

“No tiene sentido que los 28 miembros de la UE sigan las mimas normas. Suecia y Bulgaria son mundos diferentes”

Imagine que gana el sí al brexit. ¿Qué sucedería al día siguiente?

David Cameron dimitiría, por lo que habría elecciones para escoger a quien conduciría las negociaciones con la UE en un clima de gran incertidumbre económica. El coste de la salida sería alto e imposible de predecir. Desde el lado europeo, creo que sería un error tratar de castigarles. Habría que negociar una nueva relación con ellos, claro, pero por supuesto a un precio. Muchos euroescépticos creen que podrían tener acceso al mercado europeo en sus propios términos. ¡Eso es absurdo!

¿Qué rol debería adoptar la UE ante una salida de Reino Unido?

Europa debería dejar claro que no está en un proceso de desintegración, que no se inaugura una nueva era. Se debería poner especial atención en dos áreas: Eurozona y política exterior y de seguridad. Me sabría muy mal que se fueran, pero claro que habría vida sin ellos. De hecho, Reino Unido ha elegido no tener tanto peso como otros países en el proceso de integración en muchas áreas, como la económica o Schengen. Tampoco creo que cundiera el ejemplo del brexit, a no ser que triunfe la extrema derecha en el continente.

Hay un escenario peor que el brexit: que eso suceda y que luego Trump sea elegido presidente de EE UU.

Por supuesto. Diría más: si Reino Unido se va, Trump ganará argumentos para llegar a la Casa Blanca. Ambas son formas de rebelión contra el sistema. Trump está ahí porque la ciudadanía ha hecho posible que exista.

“Derechos y obligaciones van de la mano. Londres puede querer descolgarse, pero que no espere recibir lo mismo”

Usted defiende que la UE solo progresará cuando se acepten varias velocidades de integración.

Estoy convencido de ello. Reino Unido ya tiene un estatus especial en la UE. Y si decide quedarse, habría que ofrecerle incluso más diferenciación. No tiene sentido que una UE con 28 miembros pretenda funcionar de una sola forma. Suecia y Bulgaria son mundos diferentes, por decirlo suavemente. La integración no es un valor supremo en sí mismo: debe acometerse cuando sea necesaria. Trabajemos juntos donde podamos y aceptemos diferenciación donde sea necesaria. Eso sí: derechos y obligaciones van de la mano. Reino Unido o cualquier país puede decidir estar menos atado, pero entonces que no espere recibir lo mismo.

Hace un año la palabra de moda era grexit, no brexit. ¿Cómo ve su país?

Grecia sigue teniendo muchos problemas por culpa de su clase política y de que muchos Estados acreedores han negado la realidad. En 2010 el país estaba en bancarrota, y durante seis años se ha pretendido que todo era un problema de liquidez. Soy el primero en reconocer que hace falta castigar la mala gestión que se hizo, pero de ahí a destruir la economía hay un mundo. Ahora tenemos un gobierno que no tenía ni remota idea de cómo funcionaban las cosas. Han aprendido, pero a costa de la gente. Lo que le decía antes: los griegos tenían razones para estar enfadados, pero el populismo no ha solucionado nada.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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