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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La economía colaborativa entre profesionales

La revolución tecnológica ha cambiado las necesidades de las empresas. Ahora, los trabajadores serán la clave, según el autor, y la cooperación entre ellos y entre compañías será esencial

La propiedad material puede cambiar de dueño, ser comprada, tasada, pasar de una mano a otra, pero la inteligencia es algo propio al individuo, intrínseco a él, forma parte de él y es indisoluble. Es la materia gris del trabajo colaborativo y la que está impulsando un modelo productivo más innovador que los anteriores. Son, por tanto, los dueños de esa materia gris, los profesionales, con su creatividad, los que deben liderar esta nueva era de la economía colaborativa, cuyos ingresos crecerán, según la consultora PwC, desde los 15.000 millones de euros actuales a los 335.000 millones en 2025.

Las actuales necesidades laborales propician retos que conllevan replantearse posibilidades antes impensables. La propiedad material, con grandes edificios o múltiples sucursales, ya no será tan vital para el desarrollo empresarial en una economía global y en red, puesto que lastrará la competitividad y la innovación. Los servicios, la tecnología, la conectividad y la colaboración, y no tanto las estructuras de antaño, se convertirán en las premisas más importantes para generar riqueza y crecimiento.

La oportunidad de negocio residirá en desplazarel valor de los activos tangibles a los intangibles

En base a esta relación, la innovación y el desarrollo vertebrarán un nicho de necesidades que solo los profesionales podrán cubrir. Al ser más ágiles y orgánicos que las verticales empresas tradicionales asumirán los cambios del modelo productivo de forma más rápida y menos costosa que las grandes empresas. Solo hace falta pensar cuánto tiempo se necesita en España para crear una nueva compañía (una media de 13 días solo en trámites) y cuánto en conectar a una red de profesionales para desarrollar ese mismo trabajo (básicamente el tiempo de marcar los teléfonos).

Los empleados ya no solo buscan reconoci-miento económico, sino un trabajo que pueda cambiarel mundo”

La nueva economía en red, que sin duda surge de la cuarta revolución tecnológica-digital, modificará muchas conductas en los patrones de comportamiento del mercado laboral y económico a nivel mundial. La oportunidad de negocio residirá en desplazar el valor de los activos tangibles a los intangibles, porque los activos físicos, si no están estrechamente ligados a las actividades centrales de las empresas, se liberarán para ser externalizados. Y es aquí donde se encuentra la gran oportunidad de los profesionales, quienes al acentuar en el proceso de producción la innovación y la competitividad transversal y horizontalmente, de manera más ágil, inmediata y colaborativa que las empresas, generan más valor económico. Pero para ello, también ellos deben asumir su propia transformación digital e incorporar a su ADN laboral las nuevas tecnologías (redes sociales, big data, internet de las cosas, la nube, etcétera).

¿Pero cómo pueden colaborar o trabajar juntos los profesionales en una industria masificada, dónde las grandes empresas fagocitan el mercado? ¿Cómo tener un espacio y ser más competitivos como profesionales respecto a las multinacionales? En tiempos de divide y vencerás, propongo, colabora y vencerás. Porque solo desde la economía colaborativa se tienden puentes al desarrollo de proyectos capaces de entender el modelo de negocio de los futuros usuarios.

Sin talento no hay empresa posible y muchos de esos profesionales que han migrado obligados por el despido o de forma voluntaria por no encajar en el proyecto empresarial de las compañías en que trabajan, porque no ya no creen en sus valores o simplemente chocan con ellos, aspiran a un nuevo ecosistema laboral. Lo explica perfectamente Richard Florida, experto americano en geografía y crecimiento económico, en su definición sobre la clase creativa, para entender a qué nuevos retos se enfrenta la economía mundial y la sociedad en general.

Al organizarnos en red, favorecemos una mayor competencia, variedad, calidad e innovación

La motivación de los profesionales está mutando, ya no solo se busca el reconocimiento económico, sino ejercer un trabajo que pueda cambiar el mundo (o la porción de mundo en la que habitamos). La relajación de los valores en el neoliberalismo está propiciando una nueva conciencia social que capacita una economía colaborativa, donde los principios éticos concuerden con los de los profesionales.

Los pilares de la economía colaborativa se encuentran en el desarrollo tecnológico, que elimina las barreras de acceso. También en la crisis económica y el desempleo, que posicionan a la economía colaborativa como una opción. Además, la existencia de factores socioculturales que refuerzan los valores medioambientales y la sostenibilidad en el consumo y producción son los aspectos de la nueva sensibilidad que ayudan a explicar el fenómeno del desarrollo de la economía colaborativa. Una innovación empresarial donde los profesionales podemos trabajar y compartir proyectos, clientes y servicios conjuntamente, y que implica un paradigma dentro del mundo económico. Al organizarnos en red favorecemos una mayor competencia, precios más eficientes, mayor variedad y calidad, fomento de la innovación y diferenciación de la oferta.

En España superamos los cuatro millones de desempleados, eso supone un 20% de la población activa. El deterioro del territorio profesional, a cambio de mano de obra más joven o más barata procede del derrumbe de los espacios de las grandes empresas. Desde esta perspectiva, el prestigioso economista irlandés, Charles Handy, ponía como ejemplo el trébol, el símbolo de su país, para hablar de ese nuevo modelo productivo, donde las empresas (por derivación los trabajadores) dejarían de tener en su estructura principal todos los servicios para su puesta en marcha y pasaría a ser un organismo en redes con tres hojas o tipos de empleados. Los trabajadores principales, los empleados de los servicios externalizados y los profesionales que prestan una ayuda específica a la empresa.

La economía colaborativa entre profesionales será, por tanto, vital para asumir los retos del futuro más inmediato del mundo laboral, ya que reajusta desequilibrios de desigualdad social y propicia oportunidades de negocio interesantes.

Por Ángel Román, experto en transformación digital, sociólogo, profesor del máster de innovación digital de la escuela de nuevas tecnologías CICE.

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