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Previsiones del Programa de Estabilidad

El petróleo y los tipos pueden rebajar a la mitad el crecimiento del PIB

Gobierno, oposición y organismos internacionales coinciden en dos afirmaciones respecto al futuro a corto plazo de la economía española. La primera es que las cuentas públicas y el desempleo son los principales desequilibrios que tiene que corregir. La segunda es que el crecimiento económico por encima del 2% y la creación de empleo están prácticamente garantizados para este año y el que viene.

El Ejecutivo en funciones, sin embargo, ha incluido en el programa de estabilidad una serie de supuestos con carácter preventivo para calcular el impacto negativo que tendrían una subida de tipos de interés, un encarecimiento del barril de petróleo o un ajuste del comercio internacional. Los tres factores han sido los vientos de cola que han acompañado a España en 2014 y 2015 en la salida de la crisis y por ahora parece que no van a desaparecer. Solo por ahora. En un escenario que puede ser perfectamente plausible, en el que los tres factores de riesgo se reprodujeran (subida de 100 puntos de la prima de riesgo, caída del 4% de las compras de bienes de fuera desde la UE y un alza adicional del 10% en el precio del crudo), el PIB caería 1,5 puntos y su avance se limitaría al 1,2%, menos de la mitad de lo previsto inicialmente.

El otro indicador que resultaría más dañado sería la deuda pública, que subiría 2,1 puntos más de lo estipulado y llegaría a 101,2% este año.

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Unos tipos de interés bajos benefician a las economías sobreendeudadas como la española, ya que liberan fondos que se destinaban antes a los intereses generados en el servicio de la deuda. Ese dinero se puede dedicar a inversiones productivas que al mismo tiempo redunden en un mayor crecimiento del PIB. Una subida de tipos provocaría la situación contraria, tal y como se reconoce en el Programa de Estabilidad, y al mismo tiempo generaría una menor recaudación fiscal y un mayor gasto en prestaciones sociales, “en un entorno en el que la demanda interna y la creación de empleo se resienten”. El Ejecutivo prevé que el diferencial de España con el bono alemán a diez años será de 170 puntos básicos este año y repuntará a 190 y 220 en 2017 y 2018. Un incremento de cien puntos básicos podría suponer una corrección de siete décimas en el PIB, un deterioro de cuatro décimas en el déficit y de tres décimas en el empleo solo este año. Si los efectos se prolongarán durante los cuatro ejercicios establecidos para la simulación, se perdería casi un punto de PIB, se ganaría medio punto adicional de déficit y la deuda pública subiría dos puntos. El crecimiento del empleo también se vería perjudicado en tres décimas este año y en cinco en los cuatro años de la simulación (2016-2019).

Por cada euro que se encarezca el barril de Brent, el gasto en compras crece en 500 millones

Ha sido uno de los elementos que ha permitido que España se convirtiera en el país de la zona euro que más creció en 2014 y 2015. Al ser una economía netamente importadora de crudo (solo produce el 0,2% del petróleo que consume), el abaratamiento del barril de Brent, de referencia en Europa, tiene un impacto directo en el ahorro de Estado, empresas y familias. España consume 1,3 millones de barriles al día, lo que supone 475 millones de barriles en el conjunto de todo un año. En 2014, el precio medio del barril fue de 74,5 euros, lo que arroja un coste de 35.387 millones de euros; un año después, el precio medio descendió a 48,3 euros y la factura por compras de petróleo también bajó hasta los 22.943 millones. Un ahorro de 12.444 millones en un año, que coincide casi exactamente con la rúbrica de importaciones de petróleo y derivados que calcula mes a mes la Secretaría de Estado de Comercio. Por cada euro que se encarezca el barril de Brent, el gasto en compras crece en 500 millones.

En lo que va de año, el barril de Brent se ha encarecido con fuerza y ayer tocaba los 42 euros. De media, la cotización ha sido de 33,4 euros, cerca de los 35,8 euros que prevé el Ejecutivo para todo el año. Si esa tendencia al alza prosigue se podría llegar al escenario alternativo plasmado en el Programa de Estabilidad: un barril a 39,7 euros, un 10% más. Si se produce este escenario, el PIB caería tres décimas.

El Ejecutivo en funciones establece que el parón que se produjo en las compras de bienes desde fuera de la UE durante el pasado ejercicio (tan solo crecieron un 0,8% anual por el frenazo experimentado en grandes economías como Brasil, China o Rusia) es momentáneo y prevé que ese indicador, tras tocar suelo en 2015, iniciará una senda ascendente que le llevará a crecer un 2,2% este año, un 3,5% en 2017, un 4% en 2018 y un 4,5% en 2019. ¿Qué ocurrirá si el frenazo es más serio de lo previsto y este año caen en lugar de subir? En esa hipótesis, con un ajuste del 4% sobre lo previsto, el crecimiento se resentiría en seis décimas este año, el déficit sería una décima mayor y la deuda pública avanzaría siete décimas respecto al cierre de 2015.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.Efe

Nueva auditoría al gasto del Estado

Las cuentas públicas remitidas a Bruselas también establecen nuevas iniciativas para tener un mayor control sobre el gasto del Estado. En este contexto es en el que se encuadra la iniciativa Budget Review 2017, que se está desarrollando desde la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas (CORA) y que trata de realizar una auditoria más exhaustiva sobre el gasto del Estado de cara a los Presupuestos Generales del Estado de 2017. “El principal objetivo va a ser la justificación de cada partida presupuestaria para, a continuación, identificar y cuantificar los márgenes tendenciales existentes a corto plazo en las distintas áreas de actuación”. Ese plan, tal y como reconoce el texto. “da continuidad, amplia y concreta la evaluación del gasto público en la Administración General del Estado, con los objetivos de identificar holguras, gastos no justificados o innecesarios, duplicidades y espacios fiscales que contribuyan a mejorar la eficiencia en la asignación y utilización de los recursos públicos”.

Un proceso que no solo se va a limitar a la Administración Central, sino que implicará a las comunidades autónomas y a algunas de sus partidas de gasto más cuantiosas, como el gasto sanitario. Este no podrá crecer más allá del 1,8% (el crecimiento medio previsto para la economía española). La autonomía que lo incumpla no podrá acceder a los fondos estatales para atender los impagos a los proveedores.

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