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Estrategias de inversión

Cómo invertir en mercados emergentes sin perder la cartera

Una estrategia conservadora ofrece una rentabilidad lo suficientemente atractiva en estos mercados como para buscar riesgos adicionales

Invertir en mercados emergentes multiplica exponencialmente el riesgo de una cartera tradicional. Cuando no son las acciones las que caen, es la moneda la que se devalúa, provocando más de un dolor de cabeza entre los atrevidos inversores que buscaron rentabilidad en estos países. “Invertir sin planificación en este tipo de mercados puede ser un suicidio”, explica Glenn Finegan, director del fondo de mercados emergentes de Henderson.

Y tras la vorágine bajista que se vivió a principios de año, las inversiones con tanto riesgo ya no están de moda. Durante años, estos países fueron la cuna del crecimiento y de la rentabilidad, algo que cambió cuando China comenzó a perder el impulso que le había llevado a incrementar su PIB en niveles superiores al 10% anual. El gigante asiático comenzó a modificar su modelo productivo y las llamadas economías lapa, principalmente ubicadas en Latinoamérica, empezaron a sufrir, convirtiéndose en un lastre para el Ibex 35, con gran exposición, y para todos los inversores en general. “Estimamos que, para finales de este año, el ciclo bajista de los mercados emergentes comenzará a remitir”, explica el experto de Henderson.

Hace unos años que la renta variable de estos países se comporta de manera irregular. Pese a ello, el fondo gestionado por Finegan consiguió cerrar en positivo 2014 y con una caída de cerca del 2% el pasado ejercicio, considerado el más complicado para las economías emergentes. El experto explica su receta del éxito: “Pasamos más tiempo investigando el pasado de las compañías que intentando prever su futuro”, sostiene. Según Finegan, estos son los aspectos más importantes a observar antes de decidir si invertir o no en una determinada compañía de un mercado en desarrollo:

Resulta fundamental, según el gestor, tratar de entender la historia de la gestión de la compañía para saber si los intereses de los accionistas mayoritarios, de la asamblea o del Gobierno (según corresponda), están alineados o no con los de los accionistas minoritarios. “Hay que tener en cuenta que en estos mercados la fuerza de la ley suele ser limitada y, si te equivocas en este punto puedes perderlo todo”, sostiene Finegan.

Si los dirigentes de la compañía se extralimitan en su actuación, la regulación en estos países no es tan madura y no ampara de la forma en la que sí puede hacerlo la de los mercados desarrollados en los que se está más acostumbrado a operar, comenta el experto. Además, señala que “para un inversor minoritario y encima extranjero, cualquier recurso ante lo que consideraríamos una ilegalidad sería muy complicado”.

Es importante que la firma no tenga problemas con la población local

Y es que, si históricamente la compañía o los dirigentes han actuado en contra de los intereses del accionista minoritario, es muy probable que lo repitan de un tiempo a esta parte. Por el contrario, si durante el tiempo de análisis no se ha detectado ninguna mala praxis, el riesgo se reduce considerablemente. “Por eso preferimos empresas que tienen ya cierto recorrido, porque ofrecen más material para que podamos conocer cómo funcionan los directivos de la compañía”, indica Finegan.

Una vez que se ha probado que los que controlan el capital no van a jugar una mala pasada al margen de la legalidad, le toca el turno a la estrategia que los dirigentes emplean para que la compañía crezca. “Los mercados emergentes ya suponen suficiente riesgo por sí mismos como para añadir más. Por este motivo, preferimos empresas que crecen de forma orgánica y que tienen una actitud conservadora ante el riesgo”, explica el experto.

En este sentido, huyen de las firmas que incurren en grandes deudas para expandirse en los mercados emergentes. “Recuerdo un grupo de telefonía en el que teníamos posiciones y que decidió endeudarse para extender su negocio a África. Vendimos inmediatamente”, comenta. Lo que en un mercado desarrollado puede suponer un riesgo asumible, en este tipo de países añade presión a una ya de por sí arriesgada cartera.

Por último, dentro del ámbito de la gobernanza, Finegan recomienda buscar una empresa que históricamente no haya tenido incidentes sociales, medioambientales o en lo relativo al pago de impuestos. “No somos un fondo social, pero consideramos que si no se cumplen estas premisas se pueden generar riesgos adicionales que acaban por afectar a la cotización de la compañía elegida”, sostiene el gestor que, además, comenta que es una buena piedra de toque para saber cómo se va a tratar a los accionistas minoritarios.

En este ámbito, el aspecto más relevante es la forma en la que las compañías se relacionan con la inflación. “Hay que partir de la premisa de que las monedas locales pueden depreciarse mucho, por lo que necesitamos buscar compañías capaces de batir a la inflación a lo largo del tiempo”, aconseja Finegan. En este sentido, las empresas con poder para fijar los precios resultan valiosas, pues el crecimiento de su flujo de caja es casi siempre igual o superior a la inflación registrada.

Los mercados emergentes volverán a ponerse de moda a finales de 2016 

“En los mercados desarrollados estas compañías responderían a una estrategia muy conservadora, pero en este tipo de países puede proporcionar una alta rentabilidad”, explica el gestor. En este ámbito, con un perfil de mayor retorno, pero igualmente protegidas de la inflación, destacan también las firmas que han registrado algún tipo de propiedad intelectual, concentradas, sobre todo, en el sector de la distribución a través de las marcas de alimentación.

Para entrar en la lista de compañías válidas para el experto, la seleccionada debe, además, haber demostrado una cierta resistencia a caídas bursátiles previas pues, en el largo plazo, es muy probable que pase por periodos bajistas similares. “Ver cómo responde a las pérdidas en Bolsa es, junto a la posibilidad de estudiar el pasado de la gestión de la compañía, uno de los motivos fundamentales por los que preferimos compañías que lleven ya un cierto tiempo en el negocio frente a las nuevas”, indica Finegan.

Observar la estructura y la situación de los balances es también un paso vital a la hora de decidir si se invierte o no en una determinado grupo emergente. Frente a la tradicional obsesión de los inversores en lo relacionado con los beneficios de las empresas, Finegan aconseja mirar con detenimiento los flujos de caja. “Hacemos demasiado caso a los beneficios cuando estos muchas veces pueden esconder trampas. Existen mil formas a través de las cuales los grupos pueden maquillar sus cifras de beneficio para hacerlos más aparentes”, apunta el gestor.

Del lado de la deuda, Finegan busca empresas que presenten bajos niveles de apalancamiento, en línea con la estrategia conservadora con la que encara este tipo de mercados. El experto considera que las firmas valiosas son aquellas que mantienen una posición moderadamente defensiva cuando los datos macro son positivos, evitando endeudarse y dejando las grandes adquisiciones para los periodos de fuertes correcciones, en los que el valor de las empresas se reduce notablemente.

Una vez que se ha analizado que el flujo de caja es aceptable y la deuda mínima, el siguiente paso consiste en comprobar la divisa de referencia para cada una de las partidas. En los mercados emergentes, en los que la moneda acostumbra a jugar tan malas pasadas a los inversores, la cobertura natural basada en que los ingresos se reciban en la misma divisa en la que la compañía se endeuda resulta extremadamente eficaz. “En el largo plazo hay unas probabilidades altísimas de que, en algún momento de la inversión, la moneda se deprecie. Por este motivo es tan importante que la deuda esté en la misma moneda que los flujos de caja porque así el efecto queda neutralizado”, analiza Finegan.

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