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La empresa comunica las bases de un acuerdo con el G6 y bonistas

Las claves del rescate de Abengoa: 1.800 millones en financiación y 800 en avales

El desafío del grupo de ingenería es lograr el quórum necesario entre los acreedores antes del 28 de marzo

Una torre de la planta solar de Solucar de Abengoa.
Una torre de la planta solar de Solucar de Abengoa.MARCELO DEL POZO (REUTERS)

Habemus pacto. Abengoa y sus acreedores han sentado las bases para un acuerdo de reestructuración que evite la entrada del grupo de ingeniería y energías renovables en concurso de acreedores, el que sería el mayor proceso concursal en la historia de España. La compañía ha confirmado a la CNMV los detalles del preacuerdo alcanzado con los bancos acreedores representados por el G6 –CaixaBank, Santander, Bankia, Popular, Crédit Agricole y HSBC- y los fondos de inversión tenedores de bonos liderados por Houlihan Lokey. Sabadell ha abandona este comité tras vender su deuda corporativa. 

El acuerdo de rescate del grupo de ingeniería y energías renovables está firmado, en los términos que publicó CincoDías el pasado sábado 5 de marzo. 

Abengoa recibirá  entre 1.500 y 1.800 millones de euros a un plazo de cinco años. Los bonistas –BlackRock, Invesco, D.E. Shaw, Värde, Centerbridge, Elliott, serán los encargados del grueso de esta inyección aunque reservan a la banca la posibilidad de inyectar una parte. En realidad, el dinero totalmente nuevo será de unos 1.200 millones, si bien la empresa suma en el comunicado a la CNMV los alrededor de 110 millones que está previsto que los bonistas inyecten de manera inmediata y los 130 millones que aportó el fondo The Children's Invesment (TCI) en octubre.Además, se cubren con un colchón adicional en caso de que no consigan todos los avales por hasta 800 millones que requieren. Lo que no logren ese importe en avales, se cubrirá con financiación pura y dura.

Quienes inyecten el dinero se quedarán con el 55% del capital de la empresa, su deuda tendrá rango superior a la de otros acreedores y estará garantizada con activos del grupo sevillano, incluyendo acciones de Abengoa Yield.

El cash nuevo tendrá, según han asegurado fuentes conocedoras del proceso, un tipo de liquidez del 5% anual, que llega a elevarse hasta el 18% efectivo al incluir comisiones de apertura y vencimiento.

 Los acreedores, tanto bonistas como bancos, que aporten los hasta 800 millones de avales se quedarán con un 5% del capital adicional.

Los acreedores reconocen que el grupo que preside desde la semana pasada Antonio Fornieles no puede asumir la carga que supone todo el importe de su deuda corporativa de más de 9.400 millones. En torno al 70% de esta –es decir, unos 6.000 millones de euros– se convertirá en acciones mediante una ampliación de capital, la que provocará la dilución de los socios actuales. Los acreedores que acepten esa conversión se quedarán con en torno a un 35% de la nueva empresa.

La metamorfosis se hará a un precio superior al de la actual cotización, por lo que los acreedores sufrirían pérdidas, en principio latentes. Sería en el momento en el que vendan esos títulos en el mercado, por debajo del precio al que se les ha valorado a ellos en la capitalización de la deuda, cuando sufrirían en sus cuentas de resultados las pérdidas. Se estima que los quebrantos podrían rondar el 70% respecto al nominal original de los préstamos. Pero esto dependerá de la cotización de la compañía, de si venden ahora o esperan para ver si se cumple el plan de negocio y remonta en Bolsa. Los bancos insisten en que no es una quita, puesto que no se perdona ninguna deuda.

El resto de la deuda, por unos 3.000 millones de euros, quedará como sostenible y habrá un calendario de devolución específico para ella, sin que haya quita, de entrada, para este importe. De esta forma, la nueva Abengoa contará de partida con una deuda superior a los 4.000 millones.

La banca renovará las líneas de crédito concedidas en septiembre y diciembre a la empresa por un importe total de 231 millones de euros durante dos años. Esta deuda, que seguirá garantizada por acciones de Atlantica Yield, tendrá un tipo de interés del 5%, según avanzan fuentes conocedoras del proceso, y podría ser amortizada anticipadamente por la empresa en caso de la venta de acciones de su filial cotizada o una emisión de canjeables sobre dichas acciones.

Por su parte, los bonistas esperan sellar la semana que viene la línea de liquidez de unos 110 millones para que la empresa abone sus compromisos más inmediatos, como la nómina de marzo. Una inyección que tendrá también un tipo efectivo del 18% y que estará garantizada por Atlantica Yield.

Abengoa cuenta con alrededor de 50.000 pequeños accionistas, aunque su socio de control es Inversión Corporativa, el vehículo a través del que los Benjumea y otras familias andaluzas tienen el 51% de los derechos de voto, aunque menos del 19% de las acciones. La capitalización de dos tercios de la deuda del grupo implicará la emisión de una avalancha de nuevos títulos que diluirá la participación de los actuales accionistas a la mínima expresión. Estos últimos tendrán, de entrada, solo un 5% del capital.

El porcentaje que ostentarán estos accionistas podría aumentar hasta un 10% en caso de que en cinco años la empresa sea capaz de amortizar la totalidad de la nueva financiación que va a recibir y la deuda ya existente, incluyendo los costes financieros.

La compañía y los acreedores han confirmado además que están negociando una nueva estructura de capital que evite la actual dualidad en los tipos de acciones. El objetivo es volver a los orígenes y eliminar las acciones B, creadas exclusivamente para que Abengoa pudiera captar capital o realizar adquisiciones sin que los accionistas de control perdieran peso en el capital

La multinacional andaluza se centrará en los dos negocios que mejor hace y que más margen de beneficio le reportan: el de ingeniería y el de concesiones o proyectos llave en mano que además implican el cobro por servicios prestados a largo plazo. Con estos segmentos, la compañía andaluza prevé obtener un margen de ebitda (qué porcentaje se convierte en beneficio bruto de explotación del que ingresa) entre el 8,75% y el 14%.

Abengoa venderá el gran cáncer de su cuenta de resultados en los últimos tiempos: la división de bioenergía. El precio del bioetanol ha sufrido una fuerte caída en los últimos años, ante los cambios regulatorios y el descenso de la cotización del petróleo. El grupo espera lograr unos 1.000 millones de euros con su venta, y otros 500 millones de otros proyectos que ahora no son rentables.

El plan de negocio de la compañía reestructurada prevé la generación de 1.000 millones de liquidez entre 2017 y 2019 y de 700 millones de euros anuales a partir de 2020.

La gran misión de Abengoa una vez firmado el pacto entre la primera línea de los negociadores es lograr el quórum necesario del resto de acreedores.

Necesita la luz verde de tres quintas partes del pasivo y de dueños del 75% de pasivo financiero antes del 28 de marzo. Los abogados tendrán que esprintar para llegar a tiempo, puesto que el G6 y Houlihan Lokey representan poco menos del 40% del pasivo financiero.

Abengoa ha transmitido a sus proveedores una propuesta de quita de entre el 50% y el 60% sobre el total de la deuda contraída con ellos. Del 40% restante, la compañía se ha comprometido a abonar un 30% antes del 30 de junio de este año, y el porcentaje restante el 30 junio de 2017. El grupo está remitiendo está propuesta por carta a todos sus proveedores, que son parte fundamental para que Abengoa logre un acuerdo con todos sus acreedores, dado que este debe ser ratificado por tres quintas partes del pasivo total.

Se ha creado una asociación de proveedores, denominada Aprosab, que busca ejercer de interlocutor entre estos y la compañía. Por el momento, cuenta con más de 100 solicitudes de proveedores para entrar a formar parte, tanto de España como de otros mercados como China, Alemania y Chile, que representan “varios miles de euros de deuda”, según ha indicado Pablo Martín Pelegrín, representante de la asociación. Por el momento, solo Abengoa conoce el mapa exacto de sus proveedores, a los que según las cuentas de cierre de 2015 les adeuda 4.379 millones de euros. De esta cifra, el importe de total de deudas a pagar vencidas y no abonadas era de 604 millones.

La Junta de Andalucía ha ofrecido, por su parte, poner en marcha avales para que los acreedores –andaluces- puedan contar con créditos blandos con los que cubrir las cantidades que no sean cubiertas por la quita planteada.

La plantilla media del grupo ascendió a 28.100 trabajadores repartidos por todo el mundo en 2015, unas 900 personas más que un año antes. Sin embargo, la hoja de ruta de la empresa tras la presentación de preconcurso pasa por analizar proyecto a proyecto y salir de aquellos que no sean viables, lo que implicaría además la reducción de plantilla, como ha sucedido en Brasil, donde los sindicatos calculan cerca de 5.000 despidos.

Abengoa ha procedido desde finales de noviembre a dar por finalizados contratos de parte de su plantilla no fija, tal y como han ido reivindicando los sindicatos, que calculan las bajas en España en unas 500.

La plantilla en España, unos 7.000, ha visto cómo se ha retrasado el pago de sus nóminas de febrero ante la falta de liquidez de la empresa. El expresidente del grupo, José Domínguez Abascal, se vio obligado a enviar una carta a todos en los que les comunicaba el retraso. Días más tarde, y con una nueva cúpula directiva, la empresa comunicó el pasado viernes a su plantilla nacional que iniciaba el abono de sus nóminas tras ser capaz de reunir la liquidez suficiente, gracias al retraso de una parte de lo que adeudaba a proveedores.

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