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El sector seguirá reduciendo red y plantilla

La banca aparca fusiones y opta por ajustes ante la indefinición política

La banca mantiene su apuesta por la reducción de costes La incertidumbre política desincentiva nuevas operaciones corporativas

Fachada de la sede del Banco de España. EFE/Archivo
Fachada de la sede del Banco de España. EFE/ArchivoEFE
Juande Portillo

El fracaso del socialista Pedro Sánchez, el pasado viernes, en su segundo intento por ser investido presidente por el Congreso de los Diputados dio carpetazo a la que hasta ahora ha sido la única tentativa de superar la incertidumbre política en la que está sumido el país desde las elecciones generales del 20D.

Ante la percepción de que la situación derivará en unos nuevos comicios de los que podría no salir un nuevo Gobierno claro hasta después del verano, la banca ha pasado de aplazar la esperada nueva ronda de fusiones a frenarla en seco, descartando ya grandes operaciones corporativas para este año.

Sin embargo, el entorno de tipos bajos, la presión regulatoria y la revolución tecnológica, reconocen desde el sector, obligarán a al grueso de entidades a seguir aplicando ajustes internos para compensar la debilidad del negocio reduciendo costes.

“La lógica dice que debería haber más fusiones porque la banca española tiene un problema de márgenes”, y aún mucho camino pendiente en reducción de costes, asume Joaquín Maudos, Catedrático de Economía de la Universidad de Valencia y director adjunto del Ivie, que subraya que España todavía lidera la densidad de oficinas en prácticamente toda Europa.

Las cifras clave

31.000

oficinas le restan al sector financiero en la actualidad, si bien desde Funcas asumen que la cifra caerá hasta las 28.000 en los próximos tres años.

30%

se ha reducido el número de oficinas de la banca española durante la crisis.

25%

se ha reducido el número de trabajadores del sector financiero desde 2008 hasta los cercad e 197.400 empleados. En Funcas asumen que caerán a 180.000 para 2019.

“Eso implicar recortar sucursales y empleo y la vía más adecuada para eso son fusiones bancarias, porque se soluciona la duplicidad de red y se reducen los servicios centrales”, expone, argumentando que “eso es lo que dice la lógica y por eso Banco de España y Banco Central Europeo vienen predicando una nueva ronda de fusiones”.

Pero esas decisiones lógicas, replican desde el sector financiero, son también ambiciosas jugadas empresariales que requieren conocer la configuración del nuevo tablero político. Saber, por ejemplo, si un hipotético Gobierno de coalición adoptaría la propuesta de Podemos de aplicar un impuesto de solidaridad de unos 5.000 millones de euros anuales a la banca.

O, ilustra Maudos, si la composición del nuevo Ejecutivo condiciona el plazo que se mantendrá el Estado en el accionariado de Bankia o BMN.

En paralelo a la incertidumbre política, no ayudan a aclarar las posibles operaciones corporativas la inestabilidad de los mercados ante el embate de los países emergentes, con China a la cabeza, que aplazarán también la salida a Bolsa de las entidades que tienen pendiente su salto al parqué.

Por otro lado, el sector aguardará a conocer el resultado de los nuevos test de estrés que prepara la Autoridad Bancaria Europea (EBA), tras los cuáles los supervisores financieros reclamarán a las entidades más débiles que se refuercen solas o en compañía.

Desde la banca asumen por tanto que habrá que esperar a 2017 para abordar la nueva oleada de fusiones y adquisiciones del ramo pero que la carrera por seguir reduciendo costes no puede esperar tanto.

Desde el inicio de la crisis el sector financiero español ha sufrido una reducción de oficinas del 30%, un recorte de empleos del 25% y la desaparición del 40% de grupos bancarios, según los datos recopilados por el Banco de España.

Aunque la banca se ha quedado con apenas 31.000 oficinas operativas en el país y el número de empleados del conjunto del sector ha descendido ya hasta los 194.700 trabajadores, desde la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) asumen que el sector deberá afrontar aún el cierre de 3.000 oficinas más y una reducción adicional de plantilla de 14.688 empleados hasta 2019. La banca española culminaría la década actual con solo 180.000 empleados y 28.000 oficinas.

Fuentes del sector financiero van aún más lejos y hablan de recortes pendientes de cerca del 20% en red de oficinas y empleados. En una primera fase, durante este mismo ejercicio, desde el sector asumen que se optará mayoritariamente por la vía de las prejubilaciones pues los expedientes de regulación de empleo (ERE) conllevan mayor conflictividad social y serán más comprensibles en el marco de las fusiones que están por venir.

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