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La parte vieja es la zona con más ‘pintxos’ por metro cuadrado del mundo

San Sebastián, ciudad de cine, señorial y cosmopolita

El Peine de los Vientos de Chillida, en San Sebastián.
El Peine de los Vientos de Chillida, en San Sebastián.

Algo especial tiene San Sebastián que tanto atrae a aquellos que la visitan. Encajada entre dos colinas, cosmopolita y tradicional, Donostia puede presumir de muchas cosas: una bahía rodeada por los montes Urgull e Igueldo, con una de las mejores playas urbanas de Europa, La Concha; un acogedor casco viejo, el lugar más visitado por nativos y foráneos, entre el puerto y la desembocadura del río Urumea; el ensanche, un barrio decimonónico y elegante, construido tras el derribo de la muralla en 1863; una gastronomía que es un arte y un placer... Y, además, comienza 2016 como Capital Europea de la Cultura, un atractivo que añadir a su envidiable oferta cultural y de ocio.

Un paseo por la bahía es un buen punto de partida para conocer la ciudad. Un recorrido de casi dos kilómetros que puede iniciarse junto a uno de sus iconos, el Peine del Viento (cerrado ahora por obras), la famosa escultura de Eduardo Chillida. Este excepcional conjunto escultórico de terrazas de granito rosa y piezas de hierro forjado, aferradas a las rocas, fue instalado en 1977 al final de la playa de Ondarreta, en el extremo oeste de la ciudad, a los pies del monte Igueldo. Es realmente un espacio mágico, uno de los rincones más bellos para contemplar el mar Cantábrico en su máximo esplendor, en particular en los días de temporal, cuando las olas se estrellan con fuerza en las rocas del acantilado y se activa el sonido del viento impulsado por las olas a través de un peculiar sistema de tubos.

Caminando, casi sin transición, la playa de Ondarreta se transforma en La Concha, solo las separa una lengua de tierra y roca (el Pico del Loro) sobre la que se levanta el palacio de Miramar, un edificio neogótico rodeado de jardines del siglo XIX donde la reina María Cristina fijó la residencia veraniega de la corte.

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Muy cerca del Peine del Viento, detrás del Real Club de Tenis, sigue funcionando el entrañable funicular de madera que, desde 1912, asciende al monte Igueldo, desde donde se aprecia una vista inigualable de la bahía de La Concha y la isla de Santa Clara (pocas ciudades tienen una isla en plena bahía). Arriba, la sorpresa es un parque de atracciones de los que ya no quedan, con ponis, salas de espejos, travesías en barca por un río misterioso o en vagón por una montaña suiza, casetas de tiro y venta de chuches. Un paraíso para los más pequeños.

Bahía de San Sebastián.
Bahía de San Sebastián.

Cruzando el puente modernista de Zurriola, sobre la desembocadura del río Urumea, se accede al Paseo Nuevo, que bordea el monte Urgull. Aquí encontramos otra muestra de las muchas obras de arte instaladas en espacios abiertos. Se trata de Construcción vacía, de Jorge Oteiza, una espectacular escultura de acero y seis metros de altura que se alza desafiante frente al mar. La obra, que fue premiada en la Bienal de São Paulo hace ya medio siglo, es hoy un referente del arte contemporáneo.

El lugar más visitado es, sin duda, la parte vieja, que hasta 1863 fue un recinto amurallado. Aquí se condensa su esencia. Probablemente es la zona con más pintxos por metro cuadrado del mundo, en abierta competencia y con permiso de Bilbao, naturalmente. Solo la calle 31 de Agosto podría competir con las mejores barras de muchas grandes ciudades. Esta calle fue la única que sobrevivió al devastador incendio que sufrió la ciudad en 1813.

Entre pintxo y pintxo, una visita al renovado museo de San Telmo, un antiguo convento dominico ampliado y remozado por los arquitectos Nieto y Sobejano; a la basílica de Santa María del Coro, con su cruz de Chillida; un paseo por la plaza de la Constitución, antiguo coso taurino, y por el renovado mercado de La Bretxa... San Sebastián es todo esto y mucho más, solo es necesario acercarse un fin de semana para comprobarl

Parte vieja de la ciudad.
Parte vieja de la ciudad.

Guía para el viajero

GASTRONOMÍA. Capital del pintxo, San Sebastián es, además, la ciudad española con más estrellas Michelin por metro cuadrado, con nombres tan conocidos como Arzak, Berasategui o Subijana. La gastronomía es un arte que se manifiesta no solo en sus reconocidos restaurantes, también en las barras de los bares. Sobran las recomendaciones.

JAZZ al aire libre.La plaza de la Trinidad, con sus casas del siglo XVI, uno de los espacios más singulares de la parte vieja, es uno de los muchos escenarios al aire libre del Festival de Jazz, que desde 1966 se celebra cada año en verano. Es el más antiguo de España y uno de los primeros en Europa. Por él han pasado afamadas estrellas internacionales del jazz y el blues. Diseñado por el arquitecto Luis Peña Ganchegui, este espacio es alabado no solo por su acústica, sino también por la sugerente atmósfera que crea.

DORMIR, un clásico. En el centro, rodeadode jardines con vistas al río Urumea y contiguo al Teatro Victoria Eugenia, se encuentra el elegante y refinado hotel María Cristina. Decorado al estilo de la belle époque, es el hotel de las estrellas del Festival Internacional de Cine.

CULTURA. Su latido cultural es intenso y se extiende más allá de sus festivales internacionales de cine o de jazz. La oferta museística y las esculturas urbanas son una buena excusa para visitar San Sebastián, flamante Capital Europea de la Cultura durante 2016.

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