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No hay que tener miedo a este cambio

La transformación digital busca líderes

Los avances tecnológicos también traen beneficios de puertas hacia dentro La mayoría de los avances pueden adoptarse a cualquier sector, solo hace falta imaginación

ThinkStock

Cualquier usuario asiduo de internet ha trabajado sin saberlo para muchas de las organizaciones que operan en la red. Esto no responde a prácticas ilegales o malintencionadas de las empresas, sino a una forma de entender y de aprovechar las posibilidades que ofrece la nube y el sector digital, algo que ha hecho, por ejemplo, Google. Una de las metas más ambiciosas que se ha fijado el gigante de internet es la de digitalizar todos los libros que se han escrito a lo largo de la historia. Esta tarea, innegablemente ardua, se ha logrado minimizar gracias a una curiosa ocurrencia.

Desde hace varios años, el usuario que quiera abrirse una cuenta en una web o plataforma determinda, debe demostrar que es una persona y no una máquina, algo que se suele llevar a cabo con el sistema Recaptcha. Este método, que quizá no sea conocido por su nombre, se basa en introducir una serie de letras o números que están representados de tal forma que solo pueden ser reconocidos por el ojo humano, y no por una máquina. De esta manera, desde hace unos años, Google, en vez de introducir letras o palabras al azar para que los usuarios las validasen, empezó a utilizar palabras de esos libros que quería digitalizar. Así, cuando de diez usuarios, ocho coinciden al escribir la palabra que leen, Google la da por válida y, poco a poco, va reconstruyendo el libro en formato digital.

Este es solo un ejemplo de una larga lista de ocurrencias que han ido desarrollando diferentes organizaciones. No obstante, estas empresas siguen siendo una minoría en comparación con el resto, porque para la mayoría de corporaciones la digitalización total sigue siendo una tarea pendiente. Por eso, en este proceso de transformación, es indispensable contar con organizaciones pioneras que lideren el cambio. Muchas de ellas son las startups y las empresas nacidas bajo el abrigo de la digitalización, que tienen mucha más facilidad para avanzar y experimentar. “Y solo serán esas las que vean esta realidad como una oportunidad y no como una amenaza, las que liderarán el proceso de digitalización”, explica Franc Carreras, profesor de márketing digital de Esade.

En esta evolución, destaca Carreras, la economía colaborativa juega un papel trascendental. Esta herramienta se caracteriza por unir muchas pequeñas tareas, que juntas producen innumerables beneficios. Y aunque hasta el momento la mayoría de proyectos han nacido de individualidades o de pequeñas empresas, esconde un enorme potencial para las grandes organizaciones, tal y como ha sabido aprovechar Google. El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) le calcula a la economía colaborativa un potencial de más de 110.000 millones de dólares (unos 82.000 millones de euros). A día de hoy la cifra ronda, tan solo, los 30.000 millones, por lo que el margen de mejora es enorme.

Uno de los mayores beneficios de esta herramienta es la gran cantidad de metas a las que se puede llegar ahorrándose enormes costes. “Tan solo hay que ponerle un poco de imaginación y pensar todo en formato digital, ya que las ideas de éxito ahora nacen en torno a la digitalización”, explica Carreras. La web y aplicación de móvil Duolingo, diseñada para aprender idiomas, supo aprovechar la oportunidad. “La inmensa mayoría de los contenidos de la red están escritos en inglés, y siempre ha existido la pretensión de traducirlos al resto de idiomas”.

Duolingo, al igual que hace Google, en vez de escoger frases al azar para que los usuarios de la app las traduzcan, selecciona oraciones concretas de la nube. “De esta forma, cuando un número determinado de usuarios acierta al escribir la traducción, la herramienta la da por válida”. Es una forma de sacarle partido a una idea, ya que, tal y como explica este profesor, la traducción de los contenidos de internet supondría una inversión de millones de euros. Y con estas ideas se minimizan los gastos. Como es lógico, estas herramientas no valen de igual forma para una empresa u otra, por lo que cada organización debe adaptarlas a sus objetivos y al sector en el que opera.

Lo que es innegable es que cada vez más organizaciones adaptan a su negocio modelos de economía colaborativa. “Es obvio que estamos viviendo una época de cambios de hábitos de consumo, en la que si las empresas no dan la talla y se adaptan al usuario, acabarán desapareciendo”, explica Rodrigo Miranda, director general del Instituto Superior para el Desarrollo de Internet (ISDI). Por eso, apunta, las organizaciones deben decidir en qué parte de la tabla situarse. En la que abandera el cambio, experimenta e innova o en la que va adaptando poco a poco los avances que llevan a cabo sus homónimas.

El problema radica, tal y como afirma Carreras, en que a muchas organizaciones les da miedo adoptar estos cambios porque no saben si van a ser seguidos por su nicho de clientes. Y en España, comenta, este temor es mucho mayor que en otros países, como los anglosajones, mucho más abiertos a estos avances. Pero a pesar del posible miedo, “llevar a cabo esta transformación, por un lado abre un mercado de clientes nuevo, y por el otro, anticipa el futuro, ya que en unos años va a ser indispensable que las organizaciones cuenten con este tipo de servicios”. Es lo que han hecho recientemente el Grupo ING, con los pagos bancarios por móvil, y CaixaBank, con un banco exclusivamente para los jóvenes.

Todas estas transformaciones son más frecuentes, como es lógico, en aquellas organizaciones cuyo sector está íntimamente relacionado con el marco digital. Sin embargo, no son exclusivamente suyas. Rodrigo Miranda explica cómo muchos avances tecnológicos pueden adaptarse a cada sector y ser útiles dependiendo de cada organización. Así, pone como ejemplo los Beacons y los Geofences, herramientas que funcionan con bluetooht y GPS respectivamente, y que permiten mejorar la experiencia al usuario o del trabajador. Estos sistemas posibilitan establecer un perímetro determinado para concretar cuándo una persona entra o sale de un lugar. De esta forma, las opciones son múltiples. “Puede utilizarlo desde una empresa de utensilios del hogar para subir o bajar la calefacción en función de dónde se encuentre la persona, hasta un hotel, para abrir las puertas de una habitación cuando el cliente esté a pocos metros”, explica Miranda.

Otras herramientas, como el NFC, están pensadas para fidelizar a la clientela, ya que permite a una marca detectar cuándo un usuario se acerca a uno de sus establecimientos. “En ese momento, la firma puede enviarle un mensaje con una oferta o una novedad”, comenta Miranda. Y es muy útil, matiza, porque conectas con el usuario cuando se encuentra cerca del local. “Es decir, cuando está en predisposición de consumir”.

También hacia dentro

Otro de los beneficios de la digitalización aparece de puertas para dentro de las organizaciones, ya que puede ayudar a consolidar el equipo y a que se compartan las buenas ideas.

Las redes sociales corporativas son una de las herramientas clave para este propósito, tal y como explica Franc Carreras, de Esade. Más aún en las grandes organizaciones, en las que las plantillas son tan grandes que la mayoría de los miembros no se conocen entre sí. “Además, son el lugar ideal para compartir experiencias y consejos, que un empleado podría contar a sus compañeros en el café, pero que no podría compartir con el resto por email, debido a la concepción que suele tenerse sobre el correo electrónico”. Carreras cita el ejemplo del empleado de un concesionario de coches, que compartió un cosejo por la red social interna sobre cómo vender vehículos con ventana en el techo a familias. Gracias a eso, la venta de este tipo de coches se disparó un 60% en tres meses.

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