_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ventajas y desventajas del 'fracking'

Poco a poco nos acercamos al desenlace del 2015, que coincide, además, con el fin de una legislatura política. Un periodo en el que empezamos a escuchar todo lo que se ha hecho durante los últimos cuatro años y todo lo que se pretende hacer durante los próximos cuatro. Y en medio de esta vorágine de conceptos y propuestas, la energía suele tener un papel secundario y sólo se asoma a la actualidad cuando va acompañado de alguna polémica.

Y la más reciente de todas le corresponde al fracking. Esa técnica que se utiliza desde hace más de 60 años y que consiste en inyectar una mezcla de agua, productos químicos y arena en el terreno hasta alcanzar la capa de pizarra, con el objetivo de obtener gas pizarra o esquisto.

Pues precisamente a esta técnica es a la que me gustaría dedicarle las próximas líneas, ya que una vez que pase el terremoto político, con epicentro en las elecciones, será sin lugar a dudas un tema de relevancia en el futuro más cercano.

Pero para poder entender la polémica que existe alrededor del fracking, tenemos que comprender primero el contexto. Y el contexto nos dice que la demanda de energía está creciendo de manera exponencial y, por ello, cada vez más son necesarias nuevas fuentes energéticas que permitan abastecer a todo el mundo.

De hecho, la Agencia Internacional de Energía cifra en 17,3 billones de dólares la inversión en exploración y desarrollo de yacimientos necesaria para contrarrestar la demanda en el periodo comprendido entre los años 2014 y 2040.

Una inversión que tiene como principal referente a Estados Unidos. El país americano se ha convertido en el primer productor de gas del mundo gracias al fracking y su modelo parece que empieza a calar en otras partes del mundo, entre ellas España. Sin embargo, la llegada de esta técnica a nuestro país ha estado marcada por numerosos debates, principalmente de índole medioambiental.

Pero, ¿qué supondría realmente el fracking para nuestro país? Pues, en primer lugar, permitiría a España acceder a recursos de gas y petróleo, que serían imposibles de explotar de manera convencional. Recursos que ayudarían a incrementar las reservas energéticas y reducir la dependencia exterior del país. Además, el gravamen de la producción de hidrocarburos no convencionales (fracking) en España será de entre el 1% y el 4%, a partir de 2016, dependiendo del volumen extraído, lo que se traduce en una fuente de ingresos para las comunidades autónomas y los ayuntamientos.

Fuente de ingresos de la que también se beneficiaran los propietarios de los terrenos explotados, ya que la ley de Hidrocarburos también recoge la contraprestación a los dueños del suelo en función del petróleo o gas extraído. Y, por último, se estima que la puesta en marcha de la técnica del fracking generará empleo en zonas deprimidas.

Parecería, por tanto, que la técnica del fracking es a todas luces positiva. No obstante, no debemos pasar por alto que puede conllevar una serie de consecuencias negativas reseñables. Entre ellas, destaca principalmente el coste medioambiental que puede derivarse de la utilización de productos químicos en lugares como los acuíferos o el peligro de desencadenar pequeños terremotos en aquellas zonas donde se emplea esta técnica. Aunque se reconoce como un efecto secundario de la técnica, son tan pequeños y locales que se consideran un mal menor para la población en general.

La situación nos indica, por tanto, que el fracking cuenta con ventajas e inconvenientes, al igual que la mayoría de técnicas que se ponen en marcha en todo el mundo. Sin embargo, el problema va más allá del propio fracking y reside en el modelo energético. Vivimos en una coyuntura donde cada vez más la demanda crece sin cesar y debemos ser capaces de encontrar soluciones al problema que tenemos en la mesa.

No cabe duda de que debemos tratar de encontrar un mix energético donde exista un mayor equilibrio entre energías limpias y energías convencionales. Quizá ahora que acaba 2015 sería un buen momento para conseguir que la energía cobre de nuevo un papel protagonista y no sólo cuando surja una polémica, se llame fracking o renovables.

Fernando Sanz es Responsable de Energía de March JLT

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_