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Radiografía del mercado laboral ante las elecciones andaluzas

El drama del paro en Andalucía se ha convertido en un mal endémico

Mercado laboral en Andalucía
Alejandro Meraviglia
Raquel Pascual Cortés

Andalucía es la región con más paro de España; en Cádiz casi la mitad de las personas en edad y disposición de trabajar no tiene trabajo; y los andaluces son los más subsidiados. En la comunidad autónoma que más se queja de estar azotada por los tópicos, estas tres afirmaciones, aunque lo podrían parecer, no lo son. Se trata de realidades.

 El dato más incontestable de todos es que Andalucía tiene la mayor tasa de paro de España: actualmente el 34,23% de todos los residentes mayores de 16 años y que quieren trabajar no pueden hacerlo. O lo que es lo mismo, una de cada tres personas de la población activa está parada. Esto supone una importante diferencia de 10,45 puntos respecto a la tasa media de paro nacional (23,7%) y veinte puntos más que la tasa más baja, la de Navarra (14,9%).

Este nada honroso primer puesto viene de lejos. Si bien, hasta antes de que empezara la crisis económica, a principios de 2008, Andalucía se había ido turnando históricamente con Extremadura en ser la región con más parados. Pero en los últimos siete años, los extremeños han mejorado, mientras que Andalucía ha ido empeorando. Y hoy incluso Canarias tiene más paro que Extremadura.

Andalucía también anota peores estadísticas en otros ámbitos: el paro juvenil, de menores de 25 años, ha escalado hasta el 59% frente al 51,8% de la media española. Y la calidad de su empleo es peor: la temporalidad afecta a uno de cada tres asalariados, cuando este ratio nacional es uno de cada cuatro.

Empresas, trabajadores y políticos se quejan de una falta histórica de inversión productiva en la región

Las razones de cómo ha llegado Andalucía a esta situación dependen de a quién se pregunte. Pero ya se hable con empresarios, sindicatos o representantes políticos, la principal queja es unánime: Andalucía ha sufrido históricamente una importante falta de inversión productiva, tanto por parte del sector público como del privado. “Y ni siquiera los puntos fuertes de la economía andaluza como son el turismo o la agricultura se han cuidado;más bien al contrario han sido sistemáticamente maltratados”, aseguraba hace poco un dirigente patronal andaluz.

¿Y de quién es la culpa? En esto no hay consenso y, como mucho, se reparten responsabilidades entre los trabajadores, los empresarios y los gestores públicos de toda la democracia.

Tejido poco productivo

Sea como fuere, esta situación tiene que ver con el diseño del tejido productivo andaluz de menor valor añadido, que se refleja también en el reparto de su empleo. Así, en la agricultura trabajan el doble de personas que en el resto de España, al tiempo que el peso del empleo industrial es del 14% en España y del 8,7% en Andalucía.

Si bien en otras cuestiones Andalucía no se diferencia tanto del resto de comunidades. Así, el tiempo que tardan los parados en encontrar un empleo es prácticamente idéntico a la media nacional. Y el porcentaje de parados registrados que cobra algún tipo de prestación es del 58%, solo un punto más que en el promedio nacional. Si bien, se analiza el detalle de esta cobertura en Andalucía los subsidios pesan el 73% (el resto son prestaciones contributivas) y esto si es diez puntos más que la media nacional. Fundamentalmente por la existencia del subsidio o renta agraria, que cobran casi 110.000 andaluces y 17.000 extremeños.

Ante este panorama, la presidenta de Andalucía y candidata a la reelección por el Partido Socialista, Susana Díaz, ya ha esgrimido que esta comunidad ya crea el 20% de todo el empleo que se genera en España. Y por ello entiende que la asignatura pendiente es “crear aún más empleo” pero sobre todo, “a más velocidad”. Para ello, los partidos coinciden en proponer una modernización de los servicios públicos de empleo andaluces; una reindustrialización del tejido productivo o la sempiterna creación de programas específicos para insertar laboralmente a los colectivos con mayores dificultades. De momento, ninguna receta que parezca que vaya a dar con la solución.

Promesas imposibles o, al menos, difíciles de cumplir

El PP andaluz ha prometido que 600.000 parados dejarán de sero en 2016;y el PSOE calcula 85.000 nuevos empleos en lo que resta de año. Para ello, se han hecho algunas promesas difíciles o directamente imposibles de cumplir. Estos son algunos ejemplos.

Reforma laboral: El candidato de Izquierda Unida, Antonio Maíllo ha prometido “acabar con la reforma laboral”. Nada más lejos de las posibilidades de su partido, al menos en Andalucía, ya que se trata de una ley nacional.

Contratos: Ciudadanos propone de cara a las elecciones andaluzas eliminar los contratos temporales y crear uno solo indefinido. Nuevamente se trata de normativa laboral, cuya competencia corresponde en exclusiva al Gobierno y el Parlamento nacional. De ahí que sea otra promesa incumplible.

Ley de participación: El PSOE propone una ley de participación institucional. Nuevamente se trata de materias donde la comunidad no puede o tendría muy limtado legislar.

Sobre la firma

Raquel Pascual Cortés
Es periodista de la sección de Economía, especializada en información sobre empleo, Seguridad Social, pensiones y relaciones laborales. Licenciada en C.C. de la Información por la U. Complutense, empezó a trabajar en Cinco Días en 2000 y antes pasó por las secciones de política y economía de la agencia Europa Press y por el diario Soria 7 Días.

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