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El bono a diez años cae al mínimo histórico del 1,6%

El Ibex 35 se encamina a un alza anual del 3,65%

El primer ministro, Antonis Samaras, ayer en el Parlamento griego.
El primer ministro, Antonis Samaras, ayer en el Parlamento griego. YANNIS BEHRAKIS (REUTERS)

La apatía ha seguido imperando en los mercados en la penúltima sesión del año para el Ibex 35, la última completa, ya que mañana la Bolsa española cerrará a las 14 horas por ser Nochevieja. La inestabilidad política en Grecia y la incertidumbre sobre hasta dónde llegará la caída del petróleo siguen pesando en el ánimo de los mercados. Hoy, ante la ausencia de referencias macroeconómicas y con menos nivel de contratación por las fiestas navideñas, las Bolsas europeas han cotizado en rojo durante toda la sesión. El Ibex ha cerrado con un descenso del 1,1% que lo deja en los 10.279 puntos. A falta de media sesión, el selectivo se revaloriza un 3,65% en 2014. El Dax alemán ha cotizado hoy solo hasta las 14 horas y ha cerrado con una caída del 1,22%. Es su última sesión del año, ya que no abrirá hasta el viernes. En el ejercicio, el selectivo germano avanza un 2,65%.

El año que mañana termina dejará, por tanto, un retorno de la renta variable mucho más modesto que el visto en 2013, cuando el Ibex subió un 21%. Sin embargo, en la renta fija, los inversores han seguido encontrando recorrido. Hoy, la rentabilidad de la deuda española con vencimiento a una década ha caído hasta el 1,6%, un nuevo mínimo histórico, nivel que incluso ha llegado a perder en algún momento de la sesión. La prima de riesgo cae hasta los 106 puntos básicos, muy lejos de los 222 puntos en los que empezó el ejercicio.

El gráfico de la evolución del interés del bono a diez años lo dice todo sobre este gran 2014 para la deuda española: su máximo anual de rentabilidad se sitúa al comienzo del ejercicio (4,15%) y desde entonces no ha hecho más que bajar, en buena medida alentado por las expectativas de acción del BCE el próximo año, cuando se espera que el organismo presidido por Mario Draghi lance un programa de compra de deuda pública. Datos como la caída interanual del 1,1% de la inflación en España este mes añaden más presión al BCE para aprobar medidas de estímulo.

Grecia ha seguido acaparando la atención de los inversores. El Ase, principal indicador de la Bolsa helena, ha empezado el día con ligeras subidas después del descenso del 3,9% de la sesión anterior, pero las órdenes de venta han regresado al parqué griego, que al cierre se deja un 0,45%. También en el mercado secundario de deuda sigue el castigo de los inversores a Grecia. El bono heleno con vencimiento a una década cotiza en el 9,62%. Hoy, el primer ministro heleno, Andonis Samarás, ha perdido formalmente la convocatoria de elecciones para el 25 de enero. “El pueblo no quiere elecciones. No eran necesarias. Se han convocado por el egoísmo de algunos partidos”, ha afirmado Samarás en clara alusión a Syriza, la formación antirrescate que lidera los sondeos.

La agencia de calificación de riesgos Fitch ha advertido hoy de los peligros que acarrea para Grecia la inestabilidad política, con la opción de que Syriza logre el triunfo electoral en los comicios del 25 de enero. Fitch identifica dos riesgos. “En primer lugar, un estancamiento prolongado (de las negociaciones) con la troika, combinado con la falta de acceso a los mercados, podría poner bajo presión la situación de caja del Gobierno hacia el verano, incluso suponiendo que el presupuesto se mantuviera bajo un estricto control”. La segunda amenaza sería la salida de capitales al extranjero ante la incertidumbre en el país.

Desde Nomura indican que las necesidades financieras del país en el primer trimestre de 2015 ascienden a 4.800 millones de euros y que se disparan hasta los 9.200 millones en el segundo trimestre. La firma nipona prevé que Grecia emita letras porque, sin el dinero del rescate, empezaría a tener problemas de liquidez en marzo. Los expertos de la firma nipona creen que “la mayoría de los escenarios poselectorales que signifiquen un triunfo de Syriza es particularmente inestable y es difícil que un Gobierno sin Nueva Democracia alcance un acuerdo con la UE para extender el programa de rescate”.

Por tanto, Grecia perturbará la marcha de los mercados en las próximas semanas y los inversores vigilarán de cerca cada sondeo de intención de voto. Aun así, parece que su impacto sobre el resto de Bolsas europeas será más limitado que en el pasado. Desde Link Securities explican que “es probable que en esta ocasión la crisis política griega no provoque el efecto contagio de otras ocasiones ya que, en primer lugar, las economías de la región del euro están más sólidas que hace dos años y, sobre todo, el BCE está vigilante y dispuesto a intervenir en los mercados de bonos, lo que da mucha confianza a los inversores”.

En Estados Unidos, después de que el selectivo S&P y el índice Dow Jones de industriales registraran ayer nuevos máximos históricos, los inversores deciden hoy tomarse un respiro y estos índices se dejan en torno a un 0,2%. Allí se ha conocido el índice de confianza del consumidor, que avanza hasta los 92,6 puntos, algo por debajo de lo previsto.

El petróleo, que llevaba varias sesiones aparentemente estable, retomó ayer su senda a la baja. La caída del precio del crudo ha sido uno de los factores determinantes del final de año. Hoy el barril de crudo Brent se mantiene en torno a los 57,3 dólares, mínimo desde mayo de 2009. Las Bolsas no han recibido con entusiasmo el descenso del oro negro porque, como indican desde Schroders, “al mercado le preocupa que los bajos precios del crudo reflejen una menor demanda en 2015”. La firma recuerda, sin embargo, que “una caída del precio del petróleo es como una bajada de impuestos”, por lo que esta tendencia debería impulsar el consumo y el crecimiento económico, con la consiguiente mejoría de los resultados de las empresas cíclicas.

Otra tendencia que ha marcado este año es la fortaleza del dólar frente al resto de divisas. El euro desciende en torno a un 10% este 2014 hasta las 1,217 unidades del billete verde. La diferencia entre la situación económica de EE UU (que creció un 5% en el tercer trimestre del año) y la zona euro (con crecimiento plano), así como la divergencia en las políticas centrales de sus bancos centrales explica esta depreciación del euro que, sobre el papel, debería seguir el próximo año.

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