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Pequeños Gigantes

Pisando fuerte con la sandalia joya

Alma en Pena ha logrado abrirse camino en el mundo con zapatos artesanales y exclusivos

Mónica Rucabado, una de los fundadores de Alma en Pena.
Mónica Rucabado, una de los fundadores de Alma en Pena.

En el verano de 2006 nació un proyecto pequeño y sin grandes pretensiones, Alma en Pena, una marca de zapatos que, sin embargo, hoy no solo se ha consolidado en España, sino que está experimentando una creciente presencia en otros muchos países.

Los impulsores de esta empresa, tres amigos y emprendedores, Mónica Rucabado, José Gil y Eladio Vizcaíno, conocían el negocio del calzado e, igual o más importante, tenían una idea muy clara respecto al diseño, imagen y calidad que querían aplicar a su proyecto.

De momento, comercializan sus zapatos en diferentes países del mundo a través de las ferias internacionales más importantes, desde Berlín hasta Nueva York, pasando por Milán o Madrid (como es el caso del Momad, que se está celebrando estos días).

“Presumimos de ser reconocidos como una marca española”

De hecho, señala Mónica Rucabado, “estamos presentando la colección de la temporada verano 2015 en ferias internacionales y hemos tenido una aceptación increíble. Se nos están abriendo muchos mercados internacionales, desde Estados Unidos hasta Latinoamérica o Rusia”.

Por ahora, Alma en Pena vende en tiendas multimarca y en la cadena de zapaterías de Adela Gil, pero están trabajando para iniciar próximamente la venta online, donde se podrán adquirir todos los diseños de la marca, y abrir su primera tienda física en Madrid, con la idea de comenzar a inaugurar algunas más en España, incluso en la modalidad de franquicia.

La seña de identidad de la firma, y estrella de sus colecciones, es la sandalia joya. “El cristal es el detalle imprescindible que hace único cada zapato y lo convierte en un elemento fácil de combinar con prendas más informales”. Pero, además de las sandalias, Alma en Pena ofrece una gran variedad de modelos, más de 400 en cada colección (botines, zapato plano...).

El diseño se realiza totalmente en España, en el estudio que la marca tiene en Alicante, pero la producción se lleva a cabo en India y China, países con tradición en trabajar el abalorio y la piedra. Esto es así, según la directora de la empresa, porque el tipo de zapatos que diseñan saldría muy caro en España. “No sería posible poder competir en calidad/precio. Pero somos reconocidos como una marca española y presumimos de ello”.

Alma en Pena confecciona todos sus zapatos con materiales de alta calidad, exclusivos y muy trabajados, siguiendo un proceso totalmente artesanal, siempre buscando la diferenciación, creando una pieza única y especial.

“Nuestro producto está muy cuidado. Diseñar y fabricar zapatos es algo complicado, y ser diferentes y que te reconozcan no es fácil. Y nosotros lo estamos consiguiendo”, asegura Mónica Rucabado.

Sandalias de Alma en Pena en un escaparate.
Sandalias de Alma en Pena en un escaparate.

Efectivamente, el 50% de las ventas procede de los mercados exteriores. La facturación del año pasado ascendió a más de 3,3 millones de euros, cifra que, con las ventas de la colección de invierno ya cerradas, casi se duplicará en 2014, ya que será superior a los cinco millones de euros

Según los fundadores, Alma en Pena nació para calzar a mujeres modernas y actuales que buscan la comodidad en su día a día sin renunciar a conservar un estilo propio. Desde el año pasado, la imagen de la marca es la actriz Vanesa Romero.

Alma en Pena es también una empresa solidaria. Por ello, ha trabajado con la ONG Afrikable en el diseño de una línea de sandalias dentro de su próxima colección de la temporada primavera/verano 2015 inspirada en la moda de las tribus masais y keniatas.

La colección se caracteriza por colores alegres, el uso de materiales naturales y un diseño cómodo y sencillo, sin perder el toque de tendencia.

“Esta iniciativa supone para nosotros un reto, ya que además de ayudar a las mujeres keniatas a incorporarse al mundo laboral, es un escaparate para dar a conocer el estilo, las tendencias y la artesanía africana”, concluye Mónica Rucabado.

Cinco millones de euros

Alma en Pena facturó el año pasado 3,3 millones de euros, el 50% fuera de España. Con las ventas de la colección de invierno ya cerradas, este ejercicio la facturación de la empresa ha sido superior a los cinco millones de euros. Y sigue abriendo mercados.

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